TENDENCIAS
Opinión

Siempre serás joven, «literal»

Hoy se es joven hasta tarde, muy tarde, lindando con la jubilación. Se es joven en tanto no se pueda ser otra cosa.

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
10
julio
2025

Días atrás se ha anunciado un nuevo programa de RTVE Playz. Se llama «Literal» y «analizará el presente con datos, contexto y mirada joven»: salud mental, vivienda, precariedad laboral… Hay gente por ahí preguntando cuánto va a costar la fiesta y cosas de ese tipo. A mí eso ya me parece secundario. El caso es que el programa —de «mirada joven», recuerden— será conducido por Emilio Doménech Nanísimo. Tampoco es que me importe mucho, pero por curiosidad acudí a Google a comprobar la edad de este periodista y youtuber. Resulta que Nanísimo tiene 34 años y el mes que viene hace 35. A poco que le vaya bien «Literal», se planta en los 40 hablando para jóvenes, sobre jóvenes, con «mirada joven»: salud mental, vivienda, precariedad laboral…

El rostro imberbe de Nanísimo engaña. Emilio Doménech es lo que, hasta hace no mucho, llamaríamos un pureta. Hoy es prácticamente un chaval. Aún tiene diez, quince años por delante para fungir de joven. Él y tantos como él. Hoy se es joven hasta tarde, muy tarde, lindando con la jubilación. Se es joven en tanto no se pueda ser otra cosa. Para el Estado, eres oficialmente joven hasta los 35. Para el Verano Joven de Renfe, hasta los 30. En un reportaje de El Español, una tal Eva, de 35 años, se queja de que no haya bono joven para ella, y tiene razón. Total, siempre vamos a ser jóvenes porque nunca vamos a tener nada propio.

Solo hay una manera de ser adulto: con cargas. Casa, coche, pareja, hijos, empleo, responsabilidades paulatinas en el trabajo… Hasta no hace tanto se era joven por carecer de responsabilidades y adulto por no necesitar nada del Estado. Eso precisamente hace que hoy la juventud se alargue hasta extremos fascinantes. Hace tiempo que el Estado no puede, no ya proveer, sino facilitar y promover que alguien sea cabalmente adulto a una edad razonable. De modo que ha optado, en sintonía con el espíritu tonto de la época, por venderte que eres tremendamente joven, todo el tiempo por delante a tus 35 palos. Aún puedes fluir otro poco en la vida, ¿para qué quieres atarte a nada?

Siempre vamos a ser jóvenes porque nunca vamos a tener nada propio

Si tomas el álbum de adolescente de cualquier boomer, verás que esos chavales intentaban desprenderse de la niñez cuanto antes: salen fumando, repeinaditos y con la corbata puesta. Si abres el Instagram de tu primo cuarentón, comprobarás un efecto inverso: el deseo de ser niño otro poco más. En pocas décadas, a medida que adelgazaba la clase media en España, colapsaba otro tipo de estamento: la clase adulta. Ya no hay adultos, personas de mediana edad, genuinos sostenedores del país. Solo jóvenes o jubilados. Y puedes ser lo uno prácticamente hasta llegar a lo otro, pasando por un breve interregno en el que no recibes ninguna subvención. Al parecer, según las cifras, solo tres de cada diez españoles financia a los otros siete.

Es imposible saber si alguien es joven porque no tiene nada o no tiene nada porque es joven. Da un poco igual. En el siglo XXI serás siempre joven y nunca tendrás nada. Ni siquiera el orgullo estúpido pero necesario de estar sosteniendo a los tuyos. Al contrario, te sostienen tus padres, que te sostendrán hasta que cumplas 60, mientras los sostienen a ellos sus rentas y sus pensiones. Nadie, por supuesto, dependerá de ti porque no tienes hijos. No se puede ser adulto sin tener hijos, así que muy poca gente es adulta hoy día.

Hay gente que va despertando a la triste realidad de que nunca será adulto con todas las de la ley. Por el contrario, los hay encantados de la vida con que los tomen por jóvenes hasta los 35, 40, 45 años. Seguramente todo empezó a declinar cuando asumimos que ser adulto es lo que es, un engorro, y por tanto mejor dejarlo para otros. Ese espacio lo ha llenado el Estado antaño ubérrimo con un tocomocho de época: te haré ser joven cuanto quieras a cambio de que no aspires nunca a cosas de mayores.

Si miro alrededor, compruebo con algo de alipori la cantidad de gente más vieja que un bosque haciendo y diciendo cosas de jóvenes, contenta de que no los tomen en serio, encantada de eximirse de toda responsabilidad, a ser posible dependiendo siempre de otros. Personas que no piden al Estado sino que alargue el Verano Joven hasta donde dice su DNI. Sin duda, un Estado en declive, virtualmente quebrado, ha encontrado y fomentado a la mejor juventud posible: la que no tiene prisa por dejar de serlo.

Si todo va bien, dentro de cinco años, Nanísimo, con 40 palos y el rostro aún imberbe, seguirá contándonos con dinero público qué duro es esto de ser joven. Y lo dirá para jóvenes como nosotros, fondones y con canas. «Literal», hermano.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

Cómo hemos cambiado

Juan Sanguino

Juan Sanguino recupera la cultura 'pop' de la 'adolescencia' de España para explicar la identidad de nuestro presente.

COMENTARIOS

(adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});
SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME