Por una reforma de las pensiones
Tres ingenieros y exdirectivos de empresas multinacionales firman ‘Por una reforma de las pensiones’ (Ediciones Deusto, 2024), una radiografía que ahonda en la historia, situación actual y el futuro del sistema público de pensiones.
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El primer sistema de seguro social en el mundo para proteger a los trabajadores se puso en marcha en Alemania durante el Gobierno del canciller Otto von Bismarck. Entre 1883 y 1889 se aprobaron y pusieron en marcha tres medidas: el seguro de accidentes (1883), la pensión por incapacidad (1884) —que garantizaba atención médica a los trabajadores en caso de enfermedad, junto con dotación de medicamentos y el pago de una pensión equivalente a la mitad del salario para el sustento del enfermo y su familia— y, finalmente, la pensión por jubilación (1889) a partir de los 70 años, cuando la esperanza media de vida al nacer apenas superaba los 40 años. Estas tres medidas son las bases del actual estado de bienestar. Fue la respuesta del gran canciller a las presiones de las organizaciones de masas obreras, inspiradas en las tesis de Karl Marx, y a la pujante aparición del Partido Socialista Obrero Alemán.
El sistema creado para las pensiones de jubilación era de reparto; es decir, las pensiones de los ya jubilados se pagaban con las aportaciones de los trabajadores en activo, de sus patronos y, en menor medida, del Estado. También era contributivo, pues la pensión que se recibía tenía una relación directa, que no proporcional, con lo que se aportaba. Este sistema sirvió de inmediato de modelo para Francia (1894), Inglaterra (1908) y, ya con posterioridad, para la gran mayoría de los sistemas de pensiones en el mundo que continúan con sistemas de reparto y contributivos, si no de manera exclusiva, al menos en parte. Es el caso del actual sistema público de pensiones en España.
Tradicionalmente en la historia de la humanidad, el cuidado y sustento de los ancianos quedaban a cargo del resto de la tribu, que se «repartía» esa responsabilidad. Más tarde, al evolucionar las sociedades, la carga pasó a las familias o, en última instancia, a organizaciones caritativas. Aun así, cuando se llegaba a ella, la vejez era con frecuencia un estado de miseria y abandono. El sistema de seguridad social que se pone en marcha mediante la legislación de 1889 extiende por primera vez ese reparto de asistencia social más allá de la familia, tomando el Estado un papel de liderazgo y gestión, y compartiendo esas cargas con los miembros activos de la sociedad: trabajadores y patronos. Por eso bien se puede decir que el sistema o método de reparto es la evolución natural del cuidado ancestral de los viejos por parte de los miembros jóvenes y adultos de la tribu.
El sistema o método de reparto es la evolución natural del cuidado ancestral de los viejos por parte de los miembros jóvenes y adultos de la tribu
Ante las situaciones de desamparo en la ancianidad o por muerte del cabeza de familia, este concepto de cobertura, ya sea mediante la prestación directa de cuidados o mediante una aportación económica, no es el único que ha desarrollado la sociedad humana a lo largo de la historia. Un seguro de previsión ante la muerte del cabeza de familia para ayudar a la supervivencia económica de hijos y viudas es una forma de asistencia social que ya está documentada en el código de Hammurabi (1795-1750 a . C .). En nuestro entorno occidental tiene un desarrollo clave en la Escocia del siglo XVIII (1774), con dos pastores presbiterianos llamados Alexander Webster y Robert Wallace, que se concreta en 1814, al finalizar las guerras napoleónicas, con el nacimiento de Scottish Widows. Financiado mediante cuotas que aportan los asegurados, el sistema se basa en la creación de un fondo para sustento de viudas. Había nacido el método de capitalización.
A medida que se han ido desarrollando los sistemas de asistencia social a la vejez, y en especial las pensiones de jubilación, y como un reflejo de la evolución histórica de las sociedades humanas, se han configurado dos métodos básicos para la gestión de los sistemas públicos y privados de pensiones: el método de reparto y el método de capitalización. Métodos no necesariamente excluyentes entre sí, sino más bien complementarios.
Este texto es un fragmento de ‘Por una reforma de las pensiones’ (Ediciones Deusto, 2024), de Pedro Muñoz Luna, Diego Navarro Sánchez y José Pedreira Gutiérrez.
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