Opinión
La despedida
Tuvimos la suerte de ser una especie de discípulos suyos; alumnos emparentados a su maestro, aunque descarriladísimos, por nuestras limitaciones y también porque el nivel de nuestro tío Enrique era, sencillamente, otro nivel. A través de los años, mis ideas se moldearon en buena medida a través de las conversaciones que tuvimos y de la bibliografía que me brindó. Esas charlas me previnieron para siempre de los demagogos y de los extremistas, y valen para mí tanto o más que todos los años de universidad.