Los beneficios psicológicos de las vacaciones
Descansar no es simplemente dejar de trabajar, sino aprender a habitar el tiempo de otro modo: más lento, más presente. Y es en ese ritmo donde se consigue ahuyentar la fatiga de verdad.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2025

Artículo
«No considero libre a quien no tiene algunas veces sus ratos de ocio», advertía ya Cicerón en lo que se ha convertido en un elogio del descanso y una apología de la necesidad de las vacaciones. «Las vacaciones son algo necesario, no es algo que nos hayamos inventado porque la gente es muy vaga, sino que está demostrado que cuando una persona descansa rinde más», explica Luis Gutiérrez Rojas, médico psiquiatra y profesor titular de psiquiatría en la Universidad de Granada.
La investigación científica también ha documentado los beneficios de las vacaciones para la salud. Las personas que se toman vacaciones tienen menos riesgo de morir de un ataque de corazón (fenómeno que tiene una elevada relación con el estrés) y de cualquier otra enfermedad en general.
Sin embargo, las vacaciones no son sinónimo automático de descanso si no se plantean bien. Aunque los estudios demuestran que las personas mejoran su estado de salud, humor, tensión, nivel de energía y satisfacción, también revelan que durante la primera semana de vuelta al trabajo, la salud y el bienestar suelen volver a los niveles previos a las vacaciones.
Por eso, Gutiérrez Rojas recomienda dedicar las vacaciones a conectar con la familia y los amigos y a desconectar de las pantallas para poder dirigir la atención a otras actividades más sosegadas que permiten un mayor reposo mental. «En vacaciones es importante descansar de las pantallas. Hay que intentar que haya una cierta desintoxicación digital que permita otro tipo de actividades que están demostradas que tienen un beneficio sobre la salud mental», explica el psiquiatra. «La primera de ellas es pasar mucho más tiempo en familia, porque es una época fantástica para pasar tiempo con la gente que uno quiere y poder afianzar nuestra relación con los hijos y con los familiares».
En esa línea, advierte de que, para que la convivencia no se convierta en una fuente de conflicto, hay que hacer un esfuerzo consciente por fomentar todo aquello que une: «Hay que intentar que uno pueda perder el tiempo, que no es perderlo, en una buena sobremesa, hablando con la gente, hablando con la familia y hablando con los amigos. En ese sentido, sería bueno no introducir elementos que lo único que hacen es generar más angustia, como las herencias, los conflictos familiares o la política. Pongamos encima de la mesa todo lo que nos apetece, nos gusta y nos une. Y no estemos todo el rato con un tono de queja o apesadumbrado o hablando de las cosas que nos desunen».
Además, recomienda viajar sin que sea necesario hacer un crucero por el Caribe: «Hay que aprovechar el verano para conocer esas zonas de pueblo en el que estamos, para ir a exposiciones, al teatro o al cine. Es fundamental poder hacer actividades que uno no puede hacer con tranquilidad durante el año».
Dedicar tiempo a este tipo de ocio permite aprender a mirar, un aprendizaje que Nietzsche consideraba esencial y que definía como «acostumbrar el ojo a mirar con calma y con paciencia, a dejar que las cosas se acerquen al ojo». El filósofo aseguraba que esta actitud permitía «no responder inmediatamente a un impulso, sino a controlar los instintos que inhiben y ponen término a las cosas».
Byung-Chul Han recoge esa reflexión en La sociedad del cansancio y asegura que la tendencia a reaccionar a cada impulso es «un síntoma del agotamiento» y que, al hablar de la necesidad de aprender a mirar, «Nietzsche no formula otra cosa que la necesidad de la revitalización de la vita contemplativa». Porque en esas actividades más contemplativas uno encuentra también un auténtico descanso.
Por eso, Gutiérrez Rojas insiste también en la importancia de aprovechar las vacaciones para leer. «Está claramente demostrado que la lectura tiene un beneficio sobre la cognición, sobre la memoria, sobre la atención, sobre la calidad de vida y sobre el bienestar emocional».
En definitiva, las vacaciones bien planteadas no son un lujo ni una concesión, sino una necesidad vital para el cuerpo y la mente. Más allá del simple descanso físico, constituyen una oportunidad única para reconectar con uno mismo y con los demás, para desacelerar, contemplar y devolverle a la vida su ritmo más humano.
COMENTARIOS