Urbanismo inclusivo: una cuestión de Estado
En las ciudades se concentran los mayores retos de la humanidad pero también de ellas vendrán las grandes soluciones. El urbanismo inclusivo, el que se centra en las necesidades de todas las personas, es una poderosa herramienta para lograr el desarrollo sostenible.
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«Para hablar de un distrito urbano como es debido, cualquier persona tiene que poder sentirse segura en la calle en medio de todos esos desconocidos. Un distrito urbano que fracase en este punto irá mal en todos los demás y será una fuente inagotable de dificultades para sí mismo y para toda la ciudad». Así reflexionaba Jane Jacobs, columnista y crítica de arquitectura de principios de los años sesenta, en Muerte y vida de las grandes ciudades, uno de los libros más influyentes en la historia de la planificación urbana. En un planeta de ciudades, la urbanización es un gran instrumento para lograr el desarrollo sostenible. Pero, ¿qué tipo de urbanismo hay que impulsar?
El 20 de octubre de 2016, en Quito, Ecuador, se aprobó en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible, la Nueva Agenda Urbana. Un ideal común que clama reconsiderar la forma física de nuestros espacios urbanos para que todas las personas gocen de igualdad de derechos y de acceso a los beneficios y oportunidades que las ciudades pueden ofrecer. Un cambio de paradigma. «Se trata de un documento muy relevante porque es un catalizador y acelerador de otras agendas internacionales como la de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo París y ofrece una oportunidad única para abordar las desigualdades de género en las áreas urbanas», expuso Teresa Boccia, profesora de la Universidad Federico II de Nápoles, en el encuentro Urbanismo, género y participación: otras formas de pensar la ciudad. Este curso, organizado por la Cátedra Unesco de Género de la Universidad Politécnica de Madrid con la colaboración de Distrito Castellana Norte(DCN) y celebrado en el marco de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), abordó los criterios, enfoques y experiencias que se están aplicando tanto en España como a nivel internacional para la integración de las dimensiones de género y la participación ciudadana en el urbanismo. «Con frecuencia las ciudades son espacios de exclusión social, discriminación, abuso, violencia y explotación. En el contexto de estas desigualdades, las mujeres son las más vulnerables. No puede haber justicia social sin justicia de género», recalcó Boccia.
La ciudad con perspectiva de género va ligada a la sostenibilidad social, medioambiental y económica
En la actualidad, más del 55% de la población mundial vive en las ciudades y para el año 2050 esta cifra llegará al 68%. El urbanismo que se centre en las personas será vital para lograr los retos a los que se enfrenta la humanidad. Hablamos de diseñar ciudades que tengan en cuenta el modelo productivo y remunerado y de los cuidados, crear ciudades que piensen en todos nosotros.
«El diseño urbano sensible al género implica una evaluación de calidad a las decisiones urbanas y a los procesos en lo que se refiere a la igualdad de oportunidades entre diferentes grupos de personas. La ciudad con perspectiva de género va ligada a la sostenibilidad social, medioambiental y económica», aseguró la arquitecta y urbanista Zaida Muxí Martínez. Conviene apuntar que las ciudades diseñadas por un urbanismo de género no se centran solo en las necesidades de las mujeres, sino en la de todas las personas que las habitan. Y cuanto antes se implemente esta visión, mayor impacto positivo para los ciudadanos. En ocasiones, abrazar este urbanismo cuando ya se ha construido el tejado del edificio o cuando ya se ha inaugurado la vía del tren puede ser demasiado tarde y aminora sus efectos positivos. En este sentido, la directora del encuentro y de la Cátedra Unesco de Género de la Universidad Politécnica de Madrid, Inés Sánchez de Madariaga, recordó la anécdota de cómo algunas redes de ferrocarriles metropolitanas han gestionado la demanda de viajeros imaginando que pueden viajar seis personas por metro cuadrado en el metro. La seguridad y comodidad no serán las características que definan a ese vagón. «Hay que entender el planteamiento urbano como una oportunidad para mejorar la vida de todas las personas», incidió Sánchez de Madariaga.
De la academia a la realidad
Desde la esfera del mundo académico, la participación ciudadana y el enfoque de género en el diseño de la ciudad se lleva estudiando desde hace décadas. Recientemente, este conocimiento se está empezando a integrar en las prácticas profesionales y en los planes y proyectos de las administraciones.
En España, un nombre se alza con voz propia cuando se habla de este tema: Madrid Nuevo Norte. Uno de los principales desarrollos urbanísticos de toda Europa que cada vez está más cerca de hacerse realidad, pues el Pleno del Ayuntamiento de Madrid del 29 de julio debatirá la aprobación provisional de la Modificación del Plan General de Madrid, el paso previo para la aprobación definitiva por parte de la Comunidad de Madrid. Un proyecto que gracias al urbanismo de DCN integrará esas tendencias que los académicos reclaman.
Madrid Nuevo Norte será un ejemplo de participación ciudadana y enfoque de género
Inés Novella, investigadora de la Cátedra Unesco de Género de la UPM, explicó cómo se ha trabajado de forma práctica el aspecto de la perspectiva de género desde la participación pública. «Es necesario dirigirse de manera específica a las mujeres para conseguir su justa representación en estos procesos y garantizar que sus necesidades específicas son incorporadas», indicó Novella. El proyecto de regeneración del norte de Madrid pone el foco, desde la inclusión y la participación, en la conciliación familiar y en mejorar la vida de las colectivos sociales más vulnerables.
Así, por ejemplo, se han organizado marchas exploratorias con mujeres para estudiar la seguridad en el ámbito de actuación de Madrid Nuevo Norte. Por dimensión e importancia estratégica, el proyecto influirá directamente en la vida de millones de personas. Conscientes de ello, DCN decidió crear el Área de Compromiso Social con el objetivo de mantener el contacto directo con la ciudadanía y conocer de primera mano las expectativas y las necesidades de todos los madrileños, incorporándolas y tratando de crear beneficios sociales en todas las fases del proyecto. «No se puede hacer ciudad de espaldas a quienes la habitan», expuso el presidente de DCN, Antonio Béjar.
El urbanismo para todos no es una quimera sino una imperiosa necesidad, tal y como remarcó el amplio panel de expertos y urbanistas internacionales que durante dos días participaron en el curso Urbanismo, género y participación: otras formas de pensar la ciudad. El urbanismo inclusivo debe ser una cuestión de Estado: el futuro de la humanidad se dirime en las ciudades.
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