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'Yellowstone'

John Dutton contra eso que algunos llaman progreso

Cuando en la serie ‘Yellowstone’ John Dutton proclama «yo soy lo opuesto al progreso» no estamos solo ante una frase de campaña: encarna una resistencia estructural, una defensa del territorio y una crítica al desarrollo que muchos consideran inevitable.

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18
diciembre
2025

En Yellowstone, una de las series más interesantes y propositivas de la ficción televisiva reciente, la figura de John Dutton funciona como un punto de fricción frente a la transformación del territorio que lo rodea. Su defensa del rancho familiar se presenta como una forma de resistencia ante cambios que percibe como una amenaza para su vida y la de su comunidad. La serie utiliza magistralmente esta tensión para abordar un debate que va más allá de su propio universo narrativo y que se relaciona de manera directa con discusiones actuales sobre conceptos como el desarrollo, el territorio o la modernización. Y es que las preguntas planteadas por Yellowstone, conectan inevitablemente con muchas de las preocupaciones presentes en muchas zonas rurales.

Un territorio en transformación

John Dutton gestiona el rancho Yellowstone con la convicción de que forma parte de una continuidad familiar que debe mantenerse a salvo de presiones externas. Su famosa afirmación de ser «lo opuesto al progreso» expresa su rechazo hacia una idea de desarrollo que tiende a desplazar a quienes han ocupado un territorio durante generaciones. Para el personaje, el avance no se relaciona con la mejora, sino con la pérdida de un modo de vida que ha definido a su familia durante décadas.

La serie representa esa visión a través de conflictos con promotores inmobiliarios, inversores y agentes políticos que consideran la expansión y la urbanización como elementos inevitables. Dutton interpreta estas propuestas como una alteración profunda del paisaje físico y social que él conoce. Su postura no implica una defensa idealizada del pasado, pero sí un rechazo a un tipo de desarrollo que percibe como ajeno a las necesidades de su comunidad y a la idea de que la tierra es un recurso limitado y vulnerable.

Dutton rechaza un tipo de desarrollo que percibe como ajeno a las necesidades de su comunidad

El personaje de Kevin Costner sostiene que su labor consiste en proteger un espacio que, en su opinión, perdería su identidad si se sometiera a proyectos externos. Yellowstone presenta esta visión como parte de un debate más amplio que aparece con frecuencia en Estados Unidos, donde la expansión urbana y los intereses corporativos generan importantes fricciones en regiones rurales donde la tierra ha tenido un valor tradicional, económico y cultural. Dutton considera, y con razón, que el crecimiento acelerado puede borrar vínculos sociales y alterar ecosistemas que han permanecido estables durante generaciones.

Sin embargo, no nos confundamos: el enfoque de la serie no pretende convertir a Dutton en un portavoz de ningún movimiento político. Más bien muestra cómo su resistencia surge de una experiencia concreta y de una percepción muy arraigada de la relación entre patrimonio, familia y territorio.

El progreso no siempre es lineal

Durante décadas, el progreso se asoció con crecimiento económico y mejora de la calidad de vida. En la actualidad se cuestionan algunos de esos supuestos, especialmente en territorios que afrontan un aumento de la presión urbanística, las transformaciones industriales o ciertos cambios demográficos. La serie recoge esta complejidad a través de la figura de Dutton, que expresa una preocupación basada en la pérdida de control sobre decisiones que afectan a su entorno inmediato.

¿Qué significa progresar en un escenario donde el desarrollo puede generar efectos contradictorios?

La narrativa invita a replantear qué significa progresar en un escenario donde el desarrollo puede generar efectos contradictorios. Por un lado, impulsa oportunidades económicas para la región. Por otro, puede introducir dinámicas que modifican de forma profunda la vida de comunidades que han mantenido una relación histórica con el paisaje que les rodea. Yellowstone utiliza esta tensión para ilustrar que el progreso no siempre se percibe de igual manera por todos los actores implicados.

En este sentido, la serie no plantea una oposición simple entre tradición y modernidad. Más bien muestra que la idea de progreso depende en gran medida de la perspectiva desde la que se observe. Para quienes impulsan el crecimiento, avanzar significa construir infraestructuras y atraer inversión. Para Dutton, ese mismo proceso implica una pérdida de autonomía y un riesgo para la continuidad de su entorno social y familiar.

El caso de Yellowstone también permite examinar cómo se vive el cambio en regiones donde la economía se ha sostenido durante generaciones en actividades ligadas a la tierra. La llegada de nuevos modelos productivos o nuevas demandas del mercado introduce tensiones que no siempre encuentran un equilibrio inmediato.

La relevancia del conflicto planteado por Dutton radica en que invita a analizar el progreso como un proceso que no es uniforme ni lineal. El avance tecnológico y económico puede convivir con efectos que generan incertidumbre en comunidades que dependen de estructuras más estables. Yellowstone propone una mirada crítica hacia los impactos que acompañan a la modernización y recuerda que la sostenibilidad social y ambiental se ha convertido en un elemento central de los debates actuales sobre desarrollo.

En definitiva, la serie utiliza la figura de Dutton para recordar que el progreso requiere de diálogo y de planificación. Su resistencia se puede leer como un llamado a repensar cómo se planifican los territorios rurales, cómo se gestionan los recursos y cómo se distribuye el poder en comunidades que han sido históricamente relegadas. En ese sentido, Yellowstone no es solo un western moderno: es una reflexión sobre el desarrollo en la era de la capitalización salvaje del paisaje.

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