Dolores Albarracín
«El miedo activa las defensas y sesga la información»
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2025
Artículo
¿Por qué cambiamos de opinión? ¿Qué hace que un mensaje pueda persuadirnos? ¿Por qué prosperan las teorías de la conspiración? Hablamos sobre estos temas con la psicóloga argentina Dolores Albarracín, directora del Laboratorio de Acción Social y el Grupo de Salud y Medios Sociales en la Escuela de Comunicación Annenberg de la Universidad de Pensilvania y ganadora del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ciencias Sociales.
Quisiera que empezáramos hablando de persuasión. ¿Qué hace que algunas personas logren persuadir fácilmente a otras, llegando al punto de hacerles cambiar sus creencias ideológicas?
La persuasión dirigida al cambio no es fácil. Es fácil introducir una creencia, pero cambiar creencias ideológicas es bastante difícil. Sin embargo, la gente puede cambiar al exponerse a ideas opuestas a través de debates, por ejemplo. Cuando alguien piensa que es fuerte y siente confianza en sus defensas, se anima a confrontar información inconsistente, pensando que puede salir indemne. En ese caso, la exposición a nueva información contundente puede provocar un cambio que las personas no anticipaban. Otra forma de cambio es a través de una teoría conspirativa, que puede experimentarse como una «revelación». Las teorías conspirativas introducen ideas sobre la posibilidad de que un grupo conspira contra el bien público y declara que no se puede confirmar lo que afirma la teoría porque el mismo grupo conspirador ha eliminado la evidencia. Como la teoría misma explica la imposibilidad de refutación con evidencia, puede terminar siendo persuasiva. Elimina la posibilidad de defenderse a través de la evidencia.
¿Y qué rol juegan las emociones gatillo como el miedo y la ira (tan usadas hoy en día en los mensajes de las redes sociales)?
El miedo tiene una importancia enorme, porque es una emoción primaria que activa las defensas y sesga la información. Por ejemplo, sentir miedo por la razón que sea da credibilidad a reportes sobe una amenaza, y lleva a que las audiencias crean la amenaza es real. En las redes sociales y en los medios en general, la percepción de amenaza hace que la audiencia se interese y reciba la información. Por eso, la comunicación de tragedias y las predicciones negativas son elementos constantes en nuestra dieta informativa diaria.
Daniel Kahneman sostenía que no tomamos decisiones porque tenemos buenas razones sino que creemos que esas razones son buenas porque ya nuestro cerebro ha tomado la decisión. ¿Qué tan racionales somos realmente?
Somos «razonantes» pero no «racionales» necesariamente. Algunos razonamientos llevan a conclusiones correctas por caminos lógicos, y otros racionalizan creencias sin asidero, como aquellas que se centran en la emoción. Sin embargo, la posibilidad de razonar, informarse, y tomar decisiones correctas existe. El 75% de la población española está de acuerdo con esto.
«El nivel de la mentira es muy elevado y las defensas de la gente tienen límites»
Precisamente, en un clima de creciente polarización política, cada vez se utiliza más la desinformación para ganar adeptos o para desacreditar al contrincante. Desde la perspectiva de la psicología cognitiva y conductual, ¿por qué es tan fácil que la gente consuma y crea en las noticias falsas?
No sé si es tan fácil. En realidad, es que el nivel de la mentira es muy elevado y las defensas de la gente tienen límites. Los medios que supuestamente son serios y escriben notas sensacionalistas y sesgadas son parte del problema. A eso se agregan medios dedicados centralmente a la desinformación y líderes políticos que difunden esas creencias.
Este año, la Fundación BBVA publicó un estudio en el que encontró que el 4% de los encuestados creían que la Tierra es plana. En los últimos años, multitudinarios eventos han acogido a un número cada vez mayor de personas que se consideran terraplanistas. Habiendo pasado ya un cuarto de siglo en este milenio, con todo el desarrollo científico y tecnológico, ¿por qué prosperan las teorías conspirativas?
Prosperan por dos razones: el miedo, en muchos casos crónico, como la ansiedad y la preocupación crónicas, y los grupos que alimentan creencias conspirativas, pseudocientíficas, previamente increíbles. A eso se suma la erosión de la confianza en la ciencia, que elimina la fuente principal para dirimir dudas en el ámbito científico. Cuando las ideas tienen poco criterio, las redes naturales de la gente (por ejemplo, la familia) dejan de intentar corregirlas («para que me voy a molestar…»). Eso crea una situación con pocas salidas.
«La inestabilidad económica y política crea un terreno fértil para las creencias conspirativas»
Ha llegado hasta el punto de que cada vez toma más fuerza la teoría conspirativa del «gran reemplazo» entre grupos de extrema derecha. ¿Cómo se combaten este tipo de ideas? ¿Es posible, en realidad, hacer que las personas con creencias extremistas cambien de opinión?
Estas teorías, así como aquellas que van sobre grupos que tratan de controlar la natalidad (por ejemplo, a través de las vacunas), indican falsamente que fenómenos científicos complejos y difíciles de controlar pueden ser «manipulados» por un grupo con motivos políticos. Para empezar, la «raza» es una construcción social, donde distintos rasgos se mezclan de distintas formas produciendo distintos fenotipos regionales. Desde este punto de vista, reemplazar un grupo racial no es posible porque todas las poblaciones tienen mezclas de rasgos y no son grupos separados.
Claro…
Y cabe agregar que tampoco los movimientos migratorios son fáciles de controlar, porque la gente tiende a moverse por motivos personales más que en respuesta a una política migratoria o natalicia. Pese a la falta de plausibilidad de una teoría conspirativa como la «del reemplazo», los cambios sociales y la inestabilidad económica y política crean un terreno fértil para este tipo de creencias. Creo que programas científicos y sociológicos para el gran público puede ayudar a que se entienda el fenómeno de manera correcta, situando las olas migratorias y de natalidad en contextos sociológicos e históricos. En países como Estados Unidos, por ejemplo, reestablecer la apreciación social del trabajo científico es otra herramienta importante, y dedicar financiamiento al conocimiento sistemático. La encuesta de la Fundación BBVA en España es interesante porque la gente confía en la medicina y la ciencia, pero parece no estar al tanto de que existe una ciencia social como la sociología que puede dar respuestas a estas preguntas más que los políticos, en quienes parecen confiar poco. La encuesta muestra que solo el 45% de la población ve la sociología como una ciencia.
«La gente prioriza su experiencia personal como fuente de información»
Teniendo en cuenta esto, en medio de las cámaras de eco y el sesgo de confirmación que generan las redes sociales –donde se prioriza la rapidez, la falta de razonamiento profundo y la respuesta meramente emocional–, ¿cómo se pueden favorecer el pensamiento ponderado, los datos y la información científica?
La humanidad siempre ha priorizado una búsqueda de respuestas y un entendimiento de la realidad de acuerdo con el sistema del momento. Mantener un liderazgo en el tema científico, sea social, médico, cosmológico o químico, es imprescindible para mantener un eje de comunicación y educación de acuerdo con las perspectivas centrales de nuestro siglo. Un trabajo conjunto de las instituciones que promueven la ciencia y la educación y los líderes políticos, religiosos y sociales es imprescindible para evitar las consecuencias de la disolución de la verdad científica que parece existir en este momento. En función del estudio de la Fundación BBVA, la gente prioriza su «experiencia personal» como fuente de información. De modo que la reflexión sobre el impacto de la medicina o sobre nuestra vida diaria tal como es facilitada por la ciencia (por la electricidad, los antibióticos, etcétera), puede hacer que el público revalorice la ciencia a través de su propia experiencia.
COMENTARIOS