La paradoja de la vivienda
Los precios suben. ¡Los propietarios son más ricos! Pero su riqueza depende de la pobreza de los no propietarios. No podemos tener casas para todos y seguir considerando las casas como vehículos de inversión.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2025

Artículo
En España, entre 2015 y 2023, el precio del metro cuadrado de los pisos en venta subió un 47%. En ese mismo periodo, los salarios crecieron solo un 17%. En 1987, el precio promedio de una vivienda en España era el equivalente a 3 salarios medios anuales. En 2023, esa cifra llegaba a los 7 salarios, pero en Madrid y Cataluña llegaba a los 10. Obtengo estas cifras del estupendo Tres millones de viviendas. Cómo pasar de la escasez a la abundancia, que acaba de publicar Jorge Galindo en la editorial Debate.
¿Por qué la vivienda es cada vez más cara? Hay varios motivos, pero el principal es que hay poca. Es decir, se construye por debajo de la enorme demanda, sobre todo en zonas atractivas, en Madrid, Barcelona, Valencia. Cuando hay poco de algo que todo el mundo quiere, su precio aumenta. La vivienda es la principal fuente de riqueza de los españoles, sobre todo de los que viven en las grandes ciudades.
Ahora tu casa vale más simplemente porque hay menos gente que puede tener casa
Pero es una riqueza basada en la escasez. Eres «rico» (con comillas) porque otros no lo son. Es decir: si la escasez desaparece, tu riqueza también. Y es una riqueza extraña. La idea de que tu hogar, el lugar donde vives y formas una familia, es una inversión me parece ridícula, pero está muy extendida. ¡Si compraste en 1987, hoy tu casa está revalorizadísima! De acuerdo. ¿Y de qué te sirve, si es tu casa? ¿De qué sirve al 80% de propietarios en España que tienen una sola casa en propiedad, y es su vivienda, que ahora valga más en el mercado? Es también una revalorización inmoral. No hace falta ni que hayas cambiado ni la grifería: ahora tu casa vale más simplemente porque hay menos gente que puede tener casa.
Hay dos discursos sobre la vivienda que conviven a pesar de que son contradictorios. En un estupendo artículo de hace un par de años en The Atlantic, la periodista especializada en asuntos inmobiliarios Jerusalem Demsas escribe: «En el núcleo de la política de vivienda hay un secreto a plena vista: la propiedad de la vivienda funciona para algunos porque no puede funcionar para todos. Si queremos que la vivienda sea asequible para todos, entonces debe ser barata y estar ampliamente disponible. Y si queremos que la vivienda sirva como vehículo para la creación de riqueza, el valor de las casas debe aumentar significativamente con el tiempo. ¿Cómo podemos garantizar que la vivienda se revalorice para los propietarios, pero que sea lo suficientemente barata como para que todos los posibles compradores puedan adquirirla? No podemos».
Es una paradoja central del discurso de la vivienda y la propiedad. Los precios suben. ¡Los propietarios son más ricos! Pero su riqueza depende de la pobreza de los no propietarios. No podemos tener casas para todos y seguir considerando las casas como vehículos de inversión. Construir más, como sugiere Jorge Galindo en su libro (entre otras muchas cosas) es una solución no solo equitativa, sino que contribuye a acabar con la lógica perversa de la escasez como motor de riqueza. Si quieres invertir, compra acciones, no casas.
COMENTARIOS