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Salud

9 de cada 10 españoles exige que el etiquetado de los alimentos sea más grande

¿Sabemos lo que comemos?

El tamaño del etiquetado de los productos en los supermercados se ha convertido en un freno para el 91% de consumidores, según el estudio ¿Qué te metes en el cuerpo?, realizado por la marca de bebidas vegetales YOSOY.

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09
julio
2025

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El tamaño del etiquetado de los productos en los supermercados se ha convertido en un freno para el 91% de consumidores, según el estudio ¿Qué te metes en el cuerpo?, realizado por la marca de bebidas vegetales YOSOY.

La falta de claridad y de transparencia por parte de las marcas de alimentación (el 84% de los encuestados consideran que las etiquetas de los alimentos no son claras ni comprensibles) choca con una sociedad cada vez más concienciada con la trazabilidad de los alimentos y su calidad. El mayor nivel de información y exigencia por parte del consumidor se une al Reglamento (UE) Nº1169/2011, que exige un tamaño de letra mínimo de 1,2 mm para que podamos descifrar los ingredientes, aditivos y características de los alimentos.

La exigencia de aumentar el tamaño de los etiquetados no es nueva. Instituciones como la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ya han alzado la voz en años anteriores para exigir que la industria adopte etiquetas más legibles y claras, con la información esencial destacada.

7 de cada 10 españoles leen la etiqueta antes de comprar

Por otro lado, y más allá del tamaño del etiquetado, se hace necesario aumentar la «alfabetización» alimentaria y ofrecer información clara sobre los ingredientes. El estudio revela que, aunque 7 de cada 10 españoles leen la etiqueta antes de comprar, la mayoría se pierde ante términos técnicos y números como «E-XXX». Solo un 4% sabe qué significan realmente estos códigos, y el 60% reconoce que son aditivos pero no entiende su función. Además, el 97% declaró que prefiere evitar productos que contengan aditivos.

La etiqueta del producto (y su transparencia) se ha convertido en un elemento clave que influye en la decisión de compra. A la hora de escoger qué producto añaden a la cesta, los consumidores priorizan la transparencia del etiquetado por encima incluso del sabor, el precio o la marca. La transparencia y trazabilidad de los alimentos se ha convertido en una cuestión trascendental, y el 93% de los encuestados considera que saber lo que comemos no debería ser solo un derecho, sino una obligación de salud pública.

Así, la claridad en los ingredientes ya no es solo una petición del consumidor, sino que se ha convertido en una exigencia irrenunciable. La industria alimentaria debería dejar de escudarse en normativas mínimas y en códigos crípticos y tomar acción para garantizar productos con un etiquetado claro y legible que respete el derecho del consumidor de saber qué se mete en el cuerpo.

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