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Salud

Merijn Van de Laar

Cómo dormir como un cavernícola

¿Cuál es la relación entre los depredadores nocturnos y las preocupaciones actuales? ¿Cuál es el efecto que dormir produce en el humor y viceversa? Merijn van de Laar, terapeuta del sueño, viaja al pasado para buscar respuestas a diversas cuestiones sobre el insomnio.

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Raoul Limpens
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06
agosto
2025
Imagen de portada de ‘Cómo dormir como un cavernícola’

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Raoul Limpens

Dormir es un fenómeno mágico. Cuando pasas una buena noche, cierras tus ojos y, antes de que puedas darte cuenta, te aventuras más allá del maravilloso mundo de la conciencia. Si duermes mal, la noche puede ser un castigo. Cada noche se vuelve una lucha contra ti mismo, cargada de pensamientos negativos y desesperación. Cuando el sol se pone, temes las interminables prolongaciones del día. Problemas de concentración y de memoria, cambios de humor y falta de energía pueden derivar de estas contiendas nocturnas.

Cuando trabajaba como terapeuta del sueño, investigué las causas del insomnio. En mi consultorio, a veces me sorprendía de cuánto variaban las percepciones del sueño entre un paciente y el otro. Conocí algunos que apenas podían dar dos pasos tras siete horas de sueño, así como otros que, solo con cinco, solventaban sus días sin contratiempos. Muchos de estos últimos ni siquiera acusaban dificultades para dormir, pero conocían a muchos otros que sí las padecían. La experiencia subjetiva del sueño y los problemas para dormir parecían ser factores importantes, pero elusivos, de sus muchas deficiencias durante el día y la noche.

A causa de estas experiencias, me embarqué en una investigación científica con el fin de revelar algunos secretos del sueño. Quise examinar, puntualmente, cuáles eran los factores psicológicos que influían en los problemas para dormir. Mis pacientes expresaban, a menudo, preocupaciones nocturnas y sensaciones de desesperación concomitantes. ¿Podrían los rasgos específicos de la personalidad explicar estas experiencias? ¿Eran acaso estos individuos más compulsivos o perfeccionistas que otros? ¿Era su preocupación o su ansiedad un continuo despliegue de su naturaleza?

Estar despierto no es necesariamente malo: nadie dormía menos que los hombres primitivos

Entendí mis problemas para dormir años después, cuando descubrí que los procesos elementales, desarrollados durante la temprana evolución humana, habían alterado mis descansos. A la perplejidad se sumó el asombro de que una técnica milenaria pudiera explicar muchas de las actuales teorías sobre el sueño. Mi profundo interés por la evolución —que nació durante mi época de alumno de psicología— no hizo más que crecer. Y, aunque encontré aburridos algunos tramos de la materia, las clases de psicología evolutiva crearon en mí un fuerte interés sobre el tema. Me entusiasmó descubrir que hemos olvidado cómo nuestros cuerpos reaccionan ante circunstancias naturales, y me entusiasmó saber que los principios evolutivos pueden expresar emociones tales como el miedo, la ira o la tristeza.

Años más tarde, mientras seguía con mi trabajo, descubrí que estar despierto no es necesariamente malo: nadie dormía menos que los hombres primitivos. Sin embargo, la manera en que la vigilia se manifiesta sí importa. Probablemente tuviera sentido estar despierto si uno temía la aparición de depredadores o tribus hostiles. De esta manera, estando alerta, tu tribu y tú podíais reaccionar con celeridad y recaudo. Yendo más lejos, comprendí que, para descifrar la naturaleza del sueño, era preciso volver a los tiempos prehistóricos, los tiempos en que nuestros cuerpos estaban más adaptados a las condiciones naturales y a la predispuesta evolución. ¿Qué hacían los cromañones para pasar una buena noche? ¿Cómo fueron los sueños primigenios? ¿Dormían de un tirón los hombres de las cavernas, o interrumpían sus sueños para pasar a otras actividades? ¿Habrán experimentado preocupaciones o miedos a la hora de dormir? ¿Qué comían? ¿Habrá afectado la dieta a sus sueños?

[…] Por qué la evolución llevó a que las personas enamoradas durmieran mejor, por qué el sexo nos ayuda a dormir, o por qué dormir bien nos vuelve más atractivos. ¿Cuál es la relación entre los depredadores nocturnos y las preocupaciones actuales? ¿Cuál es el efecto que dormir produce en el humor y viceversa? Discutiré las funciones de los sueños, el descanso fragmentado y otras experiencias nocturnas, como el sonambulismo. ¿Qué papel han jugado en nuestras emociones y cómo han ayudado al Homo sapiens a sobrevivir durante miles de años? Sin ir más lejos, ¿qué pasa con la medicación para dormir? ¿De qué manera afecta a nuestro sueño?


Este texto es un fragmento de ‘Cómo dormir como un cavernícola’ de Merijn Van de Laar

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