Economía

«Todas las empresas quieren ser sostenibles, pero ¿dónde hay líderes sostenibles?»

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09
enero
2024

Desde octubre de 2023, Belén Viloria es la nueva directora ejecutiva de B Lab Spain, la organización impulsora del movimiento B Corp en España, tomando el relevo de Pablo Sánchez. Conversamos con ella sobre cómo asume el reto de liderar el movimiento B Corp en una fase de expansión en la que busca afianzarse como líder de la transformación empresarial y situar la economía de impacto en el centro del debate público y empresarial.


La comunidad B Corp cuenta con más de 200 compañías en España y 7.600 a nivel global. ¿Qué tienen en común estas empresas?

Muchas cosas y muy buenas, porque decimos siempre que la B tiene que ver con ser bueno y hacer las cosas bien. Aparte de los aspectos a nivel técnico, tienen en común toda una filosofía y una manera de ser. Lo que significa ser B es tener el convencimiento de ser transformadores, y es algo que aplica a cualquier persona, no solo a la empresa o el movimiento B Corp, porque al final sabemos que las cosas cambian si las personas impulsan el cambio. Lo que hace diferentes a las empresas B Corp realmente son las personas que las impulsan. ¿Y qué las diferencia del resto? Sus líderes han decidido ser diferentes y demostrar que es posible ser viable con un modelo de negocio y económico totalmente diferente. Han roto moldes. Nos meteríamos en temas técnicos sobre los altos estándares de B Corp, que aseguran que las empresas B están cumpliendo con lo que están diciendo, pero se resume en conseguir aportar y generar un impacto positivo no solamente en tus resultados económicos, sino también en la sociedad, en todos los empleados, en todos los stakeholders y grupos de interés, en la cadena de valor y, además, hacerlo con transparencia. Se trata de cambiar el modelo de negocio clásico de las empresas. Y es totalmente disruptivo, porque ya no es solamente que no tengan impacto medioambiental negativo, es que sea regenerativo con los altos estándares, que van mucho más allá. Es otra manera totalmente diferente de entender el éxito empresarial.

Ese modelo empresarial y económico clásico, ¿cómo se logra transformar? Dices que las empresas B Corp ya lo están consiguiendo. ¿Qué pautas tendrían que dar a otras para seguir ese camino «hacia una transformación empresarial y económica justa y sostenible»? ¿Cuáles son los retos principales a los que se enfrenta este avance?

Algunas empresas ya nacen así porque conocen estos criterios. Otras no saben ni que pueden ser B Corp y ya lo son, porque hay líderes maravillosos y organizaciones que, si hacen su evaluación de impacto, que llamamos autoevaluación para saber si tu empresa cumple con los altísimos estándares de B Corp, de repente descubren que lo cumplen. Ya en su filosofía lo tienen, nacen así, pero no es lo común. Entonces, lo normal es que nazcan con un modelo tradicional y que tengan que hacer una transformación. Se hace la evaluación y descubren que tienen que hacer muchos cambios. Hay empresas que tardan cuatro años, otras que tardan tres, o uno… porque en esa evaluación de impacto tú vas viendo cuáles son tus debilidades y dónde tienes que avanzar. Y claro, poner en marcha políticas de cambio ya sabemos que no es fácil. Lo importante es querer hacerlo, y eso mueve montañas. Los desafíos los tienen a nivel de impacto económico, social y medioambiental, de gobernanza y transparencia. Y no solamente cada empresa, sino también la capacidad de influencia que tienen en todos los stakeholders. Estamos hablando de las cadenas de valor, de la trazabilidad de sus productos o servicios, de la parte digital… Es decir, que todo hace un cambio: en procesos, en cultura, en políticas, en estrategias. ¿Y al final qué hace esa empresa? Pues un cambio total que le lleva a modificar sus estatutos. Los desafíos, por tanto, están tanto en los procesos internos como en la cultura interna, para poder llegar a hacer esa transformación hacia fuera.

¿Y vosotros les vais acompañando en ese proceso de transformación?

Sí, se les ayuda y acompaña de diferentes maneras. Por ejemplo, mediante la herramienta de autoevaluación, que es pública y gratuita. La ponemos a disposición de toda la sociedad para que quien quiera pueda analizar en qué momento está. Hay algunos que lo hacen con la intención de transformarse y llegar a ser B, pero también para ver simplemente dónde están y para mejorar. No deciden iniciar el proceso porque a lo mejor piensan que no van a llegar a los altos estándares, pero sí les sirve de evaluación. También se hacen webinars para quien quiera, de manera gratuita. Además, una empresa que se certifica como B Corp, cada 3 años tiene que recertificarse. Es decir, que el sistema y el modelo de certificación y de estándares de B Lab es no solamente serlo, sino continuar evolucionando y mejorando. Eso es muy importante.

«Si esas empresas forman parte de un sistema errado, estamos creando perfiles equivocados»

Has trabajado durante más de 20 años en grandes corporaciones, y más de una década diseñando estrategias de innovación y posicionamiento, ¿cómo se puede aplicar toda esa experiencia al crecimiento del movimiento de empresas de impacto?

Pues mira, esto es muy bonito. El momento en el que llega este cambio en mi trayectoria y cómo está el movimiento B Corp hoy en día. B Corp va mucho más allá de una certificación. El objetivo es ese cambio sistémico hacia una economía más justa, equitativa y regenerativa. El cambio en la economía significa hacerlo no solamente a través de las empresas que transforman. Estamos hablando también de ciudadanía, de políticas públicas que favorezcan a las personas, y que eso se produzca y se mantenga en el tiempo. Estamos hablando de otras organizaciones y de los agentes que están alrededor. Nuestro foco es el tejido empresarial como motor de cambio, pero el movimiento B Corp tiene también lo que llamamos comunidades locales, para impulsar el cambio en entornos locales no necesariamente desde empresas, y los «multiplicadores B», personas afines al movimiento que ayudan a formar a las empresas. Además, tenemos las ciudades B. En España la primera y el proyecto piloto ha sido Barcelona. Ojalá todas las ciudades sean más B en el futuro, pero, a lo que voy, sobre la experiencia: B Corp en España tiene ocho años y ya cuenta con esas más de 230 empresas, y hay otras 100 que están en el pipeline. Lo que ha conseguido en todos los ámbitos, en el empresarial, en el legislativo –con la propuesta en el Congreso de los Diputados de las SBIC–, con la escucha activa de la ciudadanía… Todo eso hay que consolidarlo y expandirlo con un modelo adecuado para que todo tenga mucho más sentido, para que realmente tenga un valor añadido para todos. Me toca liderar, he decidido hacerlo y me encanta. He trabajado en la innovación social en los modelos de negocio, la acción climática, el desarrollo de las comunidades, la escucha de la ciudadanía… Es como que todas las piezas mías personales de repente se suman, encajan y tienen sentido. Es el momento de poner en práctica las experiencias que he ido sumando a lo largo de mi vida, y de ponerlo a disposición de esta transformación social.

Después de dedicarte durante los últimos 5 años a desarrollar la estrategia de transformación, reposicionamiento y conexión con la sociedad de Cruz Roja Española, vuelves al mundo empresarial. ¿Crees que existen suficientes conexiones entre el tercer sector y el mundo empresarial?

Hemos avanzado un montón si echamos la vista atrás. Eran dos mundos bastante separados. Desde hace década y media las empresas se han dado cuenta de que sin el sector social era imposible que ellas pudieran vincularse con la sociedad. Y lo han utilizado, en el buen sentido de la palabra, lo han incorporado a sus políticas y estrategias, en esa necesidad de ser conscientes de que a la sociedad no la pueden dejar de lado; de que los consumidores y clientes evolucionamos y que la información está ya, afortunadamente, en todas partes, que también generamos contenido. Los accionistas y los inversores cada vez exigen más sostenibilidad también, incluso los propios trabajadores. Entonces, las empresas, por obligación o por lo que sea, han sido mucho más conscientes. De ahí surgieron todos los términos como RSC y demás, que fueron evolucionando hasta la sostenibilidad, que tiene su parte maravillosa y su parte negativa también, que es el greenwashing, con un 53% de las empresas que según la UE dicen que son sostenibles y no lo son. Por eso el movimiento B Corp no solamente está enfocado en empresas, empuja a la ciudadanía y a las políticas públicas para asegurar que todo eso es posible.

¿Y por parte de las ONG?

Las ONG, el sector de las organizaciones sociales, de la misma manera tienen esos dos puntos de vista. Por un lado, si la sociedad confía en ti y te da unos recursos, eso requiere eficiencia y profesionalización. Van poco a poco, pero se van profesionalizando y luego, además, han tenido que unirse a las empresas, puesto que las empresas tenían ese interés y la necesidad de hablar el mismo lenguaje y de construir juntos. Ha habido ahí un punto de encuentro que se tiene que trabajar todavía mucho más, pero que ya es una realidad. El que vaya por separado se va a quedar como un nicho, tanto en el sector social como en el empresarial. Para ser transformadores de verdad hay que conseguir que las empresas hagan ese camino y que las organizaciones sociales todavía se profesionalicen muchísimo más.

Eres una de las 24 Embajadoras TEDx en el mundo y has sido reconocida como organizadora TEDx Legacy, distinción que solo se ha otorgado a 9 personas en el mundo, por haber creado comunidades locales de innovación, conocimiento, colaboración y transformación. ¿Por qué es tan importante tejer redes y compartir conocimiento? ¿Es más fácil implicar en compromisos reales a las empresas o a la ciudadanía?

Todo lo que significa TED y lo que es conocimiento y conexiones es un mundo único, porque el conocimiento mueve montañas y es lo que hace que las cosas sucedan de verdad y se transformen. Poder llegar a cualquier parte del mundo con una píldora de conocimiento gratuita, siendo la mayor plataforma de conocimiento gratuito del mundo, es brutal. Compartir conocimiento significa mayores aprendizajes, significa la innovación colectiva. De ahí salen soluciones colectivas que nunca hubieras pensado. Las conexiones, el conocimiento por un lado individual te hace inspirarte y moverte, y las conexiones son las que hacen el gran salto. Crear esas redes es fundamental y, de hecho, el ODS 17 es el más complicado, las alianzas. Pero sabemos que es la única manera en la que todo esto es exponencial. Da igual quién seas y a qué te dediques, lo importante es si tú eres capaz de generar conexiones y provocar cambios, sea como líder empresarial que lo apliques a la empresa o desde la ciudadanía, lo importante es que lo apliques en todos los aspectos de tu vida.

«Compartir conocimiento significa innovación colectiva»

Como mentora de emprendedores sociales, y miembro del jurado de la categoría social de los Premios Fundación Princesa de Girona, habrás conocido muchos proyectos e iniciativas de alto impacto, ¿eres optimista en la forma en que se están haciendo las cosas desde las organizaciones?

Muchísimas veces sí y muchas veces no. El mundo está lleno ya de premios y a veces parece que se les da siempre a los mismos. No tiene que seguir existiendo esa búsqueda, ese reconocimiento porque, como te decía antes, hay empresas que quizá no lo saben y ya son sostenibles de por sí, pues hay esa inquietud en el líder o la propia organización ya ha nacido así. Hay muchísimos proyectos en el mundo que ni se conocen, se quedan ahí. En este caso, la parte de búsqueda e identificación es muy importante, y luego reconocerlos porque sirven de inspiración a otros. Fundación Princesa de Girona lo que lo que busca es referentes para otros, para otros jóvenes. Esa es la maravilla que tiene. Pero ya no solo en los premios, en general, hay una capa de la sociedad que quizá lo tiene más difícil para poder acceder. Empezando por un empleo.

¿Cómo desde el mundo empresarial se puede ayudar a reducir esa desigualdad de oportunidades y brechas que existen?

Se tiene que hacer desde muchos frentes, también con políticas y alianzas público-privadas. Si tienes una empresa puedes, de entrada, ponerlo en práctica en tu propia empresa. De ahí la importancia de la gobernanza. Y hacerlo con transparencia para inspirar a otras. Y asegurar la diversidad en todo. Y la capacitación, con planes de formación y desarrollo. Pero también las empresas necesitan para poder contratar que exista esa capacitación, claro. Hay un gap entre la formación que se da y lo que las empresas hoy están requiriendo y necesitando. Sabemos que ahora todas las empresas quieren ser sostenibles, sí, pero ¿dónde hay líderes sostenibles? Esto nos llevaría a otro debate, pero estamos intentando formar a profesionales del futuro con las necesidades que quieren las empresas, pero quizás si esas empresas forman parte de un sistema errado, estamos creando perfiles equivocados.

Por ejemplo, si en el Bachillerato se elimina la formación en Humanidades…

Tremendo, claro, porque las empresas no demandan a nadie que sepa latín, pero Filosofía… genera valores, y un espíritu crítico. Por eso es tan importante hablar de valores cuando hablamos de gobernanza. Por ejemplo, el 53% de las empresas B Corp cuenta con una mayoría de mujeres directivas y el 40% está contratando personas de colectivos vulnerables. Y estas empresas aseguran también unos resultados económicos, por tanto, hace repensar el concepto de éxito empresarial, que es totalmente hoy distinto, ¿no? Porque tiene en cuenta a las personas, el impacto y también el resultado económico.

¿Qué papel jugará la transformación digital en el cambio que promovéis del tejido empresarial?

La transformación digital es otra de las grandes patas necesarias, sobre todo cuando estamos hablando en términos de gobernanza, de transparencia, de impacto medioambiental o de impacto social. Permite la escalabilidad, las soluciones, la accesibilidad, la transparencia, la trazabilidad… mejores cotas en todos los términos. Pero para poder ser más sostenibles, la sostenibilidad debe englobar todo, incluida la tecnología. Como decía Cristina Monge en su tribuna en El futuro es ser B, la tecnología y la sostenibilidad están condenadas a entenderse.

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