Economía

«Integrar la sostenibilidad en la empresa tiene sentido económico»

Pablo Sánchez, director ejecutivo de B Lab Spain, explica a Ethic en qué consiste ser una empresa B Corp.

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30
septiembre
2018

El 80% de los españoles compra en función de valores que van más allá de la calidad o el precio, según un estudio de Marcas con Valores. Además, esta investigación revela que un 58% de los encuestados asegura que pagaría más por un producto si la compañía que lo produce y comercializa tiene un comportamiento ético y mantiene un compromiso firme con las personas y con el medio ambiente. B Corp es un movimiento empresarial que sabe que la sostenibilidad tiene recompensa y pretende que la sociedad vuelva a confiar en las empresas como agentes de cambio e impacto positivo. Pablo Sánchez, director ejecutivo de B Lab Spain, explica a Ethic en qué consiste ser una empresa B Corp y qué beneficios pueden generar estas en el mundo en general, y en las comunidades en las que operan en particular.  

¿Qué hace que una compañía tradicional se convierta en una empresa con sello B Corp?

Existe un convencimiento por parte de estas empresas de que deben asumir una responsabilidad ampliada con la sociedad. Este viene de la necesidad de generar confianza. Estamos en un momento en el que el modelo de empresa tradicional se ha desvinculado un poco de la sociedad y ha generado cierta desconfianza. En mi opinión, las empresas B Corp suponen una nueva identidad de mercado en la que las compañías se comprometen con una serie de requisitos que tienen como objetivo generar bienestar, progreso y un impacto social y ambiental positivo. Como consecuencia de ese posicionamiento, también pretenden recuperar la confianza de los ciudadanos y de los consumidores. De hecho, los primeros estudios que se han realizado demuestran que la población confía más en empresas B Corp.

Hasta hace no mucho, parecía que la batalla por la sostenibilidad y por la igualdad era algo que solo concernía a los poderes políticos y a los movimientos sociales. Sin embargo, cada vez hay más empresas que entienden que estos objetivos también son parte de su estrategia de negocio. ¿Cuál es el papel del sector privado dentro de la construcción de esa nueva sociedad?

Es clave, porque nuestro actual sistema de desarrollo humano y social está vertebrado a través del sector privado y, por tanto, sin las empresas, no hay una posible solución. Básicamente, más de la mitad del valor generado por la sociedad está generado por las empresas. Así que, sin su compromiso, no hay cambio posible. Si, además, conseguimos variar el posicionamiento y pasamos de la lógica actual -que es una lógica fragmentada donde las empresas ganan dinero, las ONG se dedican a hacer ‘el bien’ y los poderes públicos trabajan en beneficio de todos- a remar todos en la misma dirección, es decir, a que la empresa se integre también en la lógica de orientar sus objetivos a generar progreso, se conseguiría un bienestar social mayor.

«Las empresas B Corp pretenden recuperar la confianza de los ciudadanos y de los consumidores»

Todo este compromiso privado tiene que ir acompañado, por supuesto, de un sector público fuerte que regule y tome el liderazgo. Pero, además, integrar la sostenibilidad en la empresa no solo tiene sentido social, sino también económico, ya que permite innovar en el desarrollo en soluciones. Tenemos que escuchar con mucha más frecuencia el concepto de innovación sostenible y que la sostenibilidad se integre en todos los departamentos de la empresa.

La guía ODS año 3. Una alianza global para la Agenda 2030, elaborada por Red Española de Pacto Mundial, evidencia que el 80% de las empresas del Ibex 35 ya están comprometidas con la Agenda 2030 en sus memorias de sostenibilidad, pero solo el 17% de ellas establece metas medibles y cuantificables. ¿Cómo se puede pasar de las intenciones a los actos?

Este dato es revelador y refleja, de algún modo, por qué existe esa desconfianza hacia el sector empresarial. Una cosa es decir y otra cosa es hacer, es evidente. En el caso del movimiento B Corp, a través de la Evaluación de Impacto B, se evalúa la transversalidad de toda la gestión de la empresa: gobernanza, medio ambiente, clientes, etc. De algún modo, existe una vía con la que la empresa puede mejorar su impacto de manera continuada a través de un sistema de mediación. Eso, evidentemente, es un compromiso voluntario que la empresa adopta.

«Con el B Good Day buscamos que más empresas se sumen al movimiento para generar un mayor impacto colectivo»

Por otra parte, nosotros estamos intentando impulsar otra forma legal de empresa, igual que existen las Sociedades Limitadas o las Anónimas, proponemos una figura de Sociedades de Capital de Interés General. Estas siguen siendo un tipo de sociedad mercantil pero que tiene como objeto generar impacto social positivo y uno de sus requisitos es que la empresa, de forma anual, mida sus resultados e informe sobre los mismos. Es un primer paso para que haya una regulación que, al menos de forma voluntaria, permite la adopción de compromisos más allá de las buenas intenciones y que haya equipos de gestión que realmente estén midiendo los objetivos de las empresas en términos sociales y ambientales. Esto está en línea con la Directiva Europea de Información No Financiera.

El Eurostat dice que el 58% de la población no sabe qué son los ODS y que solo el 14% asegura conocerlos en profundidad. En tanto que las empresas están presentes en el día a día de los consumidores, ¿son estas un motor de cambio para que los ODS dejen de ser los grandes desconocidos entre la población?

Sin duda. Evidentemente, la empresa, por su influencia en el día a día, tiene una responsabilidad destacable. Aunque, no me parece un mal dato que el 42% de la población conozca los ODS. Hay que ver las cosas con cierto optimismo. Ahora bien, los ODS pueden servir como lenguaje y como guía a la hora de elaborar las memorias, pero -y no quiero eximir a las empresas de responsabilidad- todos tenemos una mayor corresponsabilidad. Es como cuando alguien compra una camiseta a un euro: la culpa no es solo de la empresa, sino también del que consume ese producto. Entonces, con los ODS yo me pregunto: ¿En cuántos debates políticos están presentes? ¿Cuántas mesas de tertulia tratan el tema? Y ya no los ODS, sino la sostenibilidad en general. Excepto de temas eléctricos y de energías renovables, no se habla de nada más.

El próximo 7 de noviembre va a celebrarse la tercera edición del B Good Day, ¿qué objetivos perseguís con este evento abierto al público?

El B Good Day es un evento de carácter anual, así que el objetivo principal es sensibilizar y celebrar. Por un lado, sensibilizar sobre que existe una alternativa empresarial, una nueva transformadora de empresa compuesta por la comunidad B Corp. Este año le hemos llamado ‘Reinventando la empresa’, para debatir sobre cuáles deben ser los genes de esa nueva forma empresarial. Y, por otro lado, celebrar que existe esa comunidad, que se reúne, que comparte esas experiencias y que demuestra que un nuevo modelo es posible, fiable y aceptado por la sociedad. Es decir, que la alternativa no es una utopía, sino que ya existe y es totalmente tangible. Luego, por supuesto, buscamos que más empresas se sumen al movimiento para que consigamos generar un mayor impacto colectivo.

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