Imagine un salto en el tiempo hacia el año 2015. En un piso de la Rambla de Tarragona, una pareja comparte los primeros días con su hijo recién nacido. Ella, ingeniera, dispone de 16 semanas de permiso de maternidad. Él, consultor, disfruta de 13 días de permiso de paternidad, una mejora notable frente a los dos días laborables reconocidos hasta que se promulgó la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Como ocurría en la mayoría de hogares, el reparto de cuidados era desigual.
Ocho años después, con su segundo hijo, la escena fue distinta. En 2023 ya ambos disfrutaron de 16 semanas de permiso retribuido e intransferible. Este cambio no fue repentino, sino el resultado de sucesivas reformas que culminaron con el Real Decreto Ley 6/2019, que otorgó la plena equiparación de los progenitores en 2021, incluida la obligatoriedad de acogerse al permiso las seis primeras semanas tras el nacimiento o adopción.
En julio de 2025, el Gobierno español anunció la aprobación del Real Decreto Ley 9/2025, que amplía el permiso por nacimiento y cuidado del menor a 19 semanas retribuidas para cada progenitor. De estas, siguen siendo obligatorias las seis primeras, 11 pueden disfrutarse libremente durante los primeros 12 meses, y dos (cuatro en familias monoparentales) pueden usarse hasta que el menor cumpla 8 años. En familias monoparentales, la duración total asciende a 32 semanas y, en casos de parto múltiple o hijos con discapacidad, se añaden dos semanas más por progenitor.
Este permiso convive con el permiso parental adicional de ocho semanas no retribuidas introducido en el Real Decreto Ley 5/2023 mediante el nuevo artículo 48 bis del Estatuto de los Trabajadores. Este derecho, individual e intransferible para cada progenitor, les permite suspender su contrato laboral para cuidar, de manera flexible, a hijos menores de ocho años.
El RDL 5/2023 también introdujo el permiso por fuerza mayor para cuidados urgentes de cuatro días retribuibles, pero dejó sin resolver la cuestión más importante: la retribución exigida por la Directiva europea 2019/1158 para el permiso parental –que no es lo mismo que el permiso por nacimiento y cuidado del menor– que permite ausentarse del trabajo para el cuidado de hijos menores de ocho años.
La Comisión Europea advirtió a España de este retraso y, en 2025, el TJUE sancionó al Estado por incumplir los plazos de transposición. En consecuencia, España aún debe garantizar la financiación plena de los permisos de paternidad para cumplir con la normativa comunitaria.
España en el contexto europeo e internacional
Con la reforma de 2025, España se sitúa entre los países más avanzados en el permiso por nacimiento y cuidado del menor, que es retribuido al 100 %, igualitario e intransferible, con medidas específicas para familias monoparentales y en casos de discapacidad.
Suecia encabeza el ranking europeo con un permiso parental de 480 días remunerados por hijo
Suecia encabeza el ranking europeo con permisos de paternidad de 480 días remunerados por hijo, de los cuales 390 días se pagan al 80 % del salario y los 90 restantes con una cuantía fija. Además, al menos 90 días son intransferibles para cada progenitor, lo que fomenta la corresponsabilidad y sitúa al país como referente mundial en conciliación.
En el caso de Estados Unidos, a nivel federal no existe un permiso parental retribuido. Solo se garantizan 12 semanas de ausencia laboral sin sueldo aplicable en empresas de más de 50 empleados. En los últimos años, varios estados han creado programas propios de permiso parental retribuido, como California, Nueva York o Nueva Jersey. A diferencia de España, el acceso depende del estado, la empresa y el contrato, lo que genera fuertes desigualdades.
Más allá de la norma: uso real e impacto económico
El marco legal español no garantiza por sí solo un uso igualitario entre progenitores. Según el Ministerio de Igualdad, más del 90% de las madres utilizan todo su permiso frente al 85% de los padres. La diferencia es pequeña, pero suficiente para mostrar que persisten barreras culturales y laborales.
Según la OCDE, muchos hombres creen que tomar todo el permiso puede frenar su carrera, con menos promoción, proyección o salario. Este temor convive con estereotipos de género que siguen asociando el cuidado a las madres y la ausencia de una cultura empresarial que normalice al padre cuidador.
Muchos hombres creen que tomar todo el permiso puede frenar su carrera
Además, las desigualdades socioeconómicas también condicionan el uso de los permisos. Las mujeres con empleos precarios o bajos salarios son las que más dificultades tienen para usar esos permisos. La paradoja es que quienes más lo necesitan son quienes más obstáculos encuentran, una brecha de clase que refuerza el riesgo de desigualdad. La ley impulsa la corresponsabilidad, pero la práctica avanza con mayor lentitud.
A estas barreras individuales se añade también el desafío empresarial. En particular, las pymes suelen expresar su preocupación por la reorganización interna que implican las ausencias prolongadas. Sin embargo, la evidencia apunta en otra dirección. Las empresas que implementan políticas sólidas de conciliación entre vida laboral y personal no solo logran retener mejor al talento, sino que también reducen significativamente la rotación de personal.
A nivel global, las contribución económica de las mujeres todavía no alcanza su verdadero potencial y parte de la responsabilidad está en que sobre ellas recae mayoritariamente el trabajo de los cuidados. La evidencia internacional muestra que los permisos de paternidad igualitarios no son solo una medida de conciliación, sino también una apuesta económica.
Estas políticas favorecen la participación femenina en el empleo, redistribuyen los cuidados y aumentan la productividad. Un informe reciente de la OIT revela una brecha global de más de cinco meses entre las semanas de permiso parental remunerado de mujeres (24,7) y hombres (2,2).
Además, la OIT estima que garantizar permisos remunerados de al menos 14 semanas para ambos progenitores requeriría una inversión equivalente al 0,13% del PIB mundial, pero podría generar más de cuatro millones de empleos formales para 2035. En suma, la igualdad no es solo justicia social, también es crecimiento económico.
Entre los países con permisos más equitativos del mundo
En menos de dos décadas, España ha pasado de conceder apenas dos días a los padres a situarse entre los países con permisos de paternidad más amplios y equitativos del mundo. Esta evolución la coloca en la vanguardia europea.
La comparación internacional revela un panorama desigual. Mientras Europa avanza a distintas velocidades y Estados Unidos sigue dependiendo de legislaciones estatales fragmentadas, España ha optado por un sistema universal y garantizado. El desafío de la próxima década será transformar este derecho en práctica cotidiana, superar las barreras culturales que frenan a muchos padres y fomentar políticas empresariales que normalicen la conciliación.
Los permisos de paternidad no son solo un beneficio laboral. Es una palanca de igualdad, bienestar. El reto ahora es consolidarlo para que la corresponsabilidad deje de ser aspiración y se convierta en norma social y motor de prosperidad compartida.
Teresa Torres Coronas es profesor de gestión de empresas en la Universitat Rovira i Virgili.Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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