La ONU, en Sevilla
Un mensaje de unidad frente a Trump y los desafíos globales
Sevilla ha acogido la IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas, una cita de alto voltaje en el escenario geopolítico actual, en el que Trump y sus seguidores están poniendo en cuestión el multilateralismo, foros como las propias Naciones Unidas, y por supuesto, la cooperación al desarrollo.
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Sevilla ha acogido la IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas, una cita de alto voltaje en el escenario geopolítico actual, en el que Trump y sus seguidores están poniendo en cuestión el multilateralismo, foros como las propias Naciones Unidas, y por supuesto, la cooperación al desarrollo. El campo de batalla de la Conferencia ha sido la deuda externa de los países en desarrollo, enfrentando a quienes, de un lado, defienden las reglas neoliberales que seguirán asfixiando sin piedad a dichos países y de otro, las de quienes abogan por reformar las instituciones de Bretton Woods para aplicar otras políticas que permitan poner en el centro la Agenda 2030. Enfrente, Trump con una enmienda a la totalidad del multilateralismo. Un dato: los países en vías de desarrollo transfieren más capital a los países desarrollados en cancelación de la deuda que lo que reciben de ellos en concepto de ayuda oficial al desarrollo.
En este contexto, que la Conferencia se haya celebrado, con la asistencia de más de 50 líderes mundiales, delegados de 150 países y 15.000 representantes de todos los ámbitos de la sociedad mundial, ya es un éxito. El gran ausente, como era de prever, Estados Unidos, que ha eliminado más del 90% de los fondos que destinaba a cooperación al desarrollo y se está retirando de muchos de estos foros –no de todos, por cierto–. El triunfo, el Compromiso de Sevilla en sí. Habrá quien diga que no es suficiente, y es radicalmente cierto, pero es, y eso, en los tiempos que corren, no es poca cosa.
Habrá quien diga que el Compromiso de Sevilla no es suficiente, pero ‘es’, y en los tiempos que corren, no es poca cosa
En el segundo párrafo de la declaración se puede leer: «Reafirmamos nuestro compromiso con el logro del desarrollo sostenible, incluidas la implementación efectiva de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y la defensa de todos los principios consagrados en ella. Reafirmamos también que la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida la pobreza extrema, sigue siendo el mayor problema que enfrenta el mundo, y su erradicación es un requisito indispensable para el desarrollo sostenible. Nos comprometemos de nuevo a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo, sin dejar a nadie atrás». Podrá parecer innecesario e irrelevante, pero en el contexto actual, es toda una declaración de principios. Porque, si bien el documento final adoptado por consenso tras un año de negociaciones no tiene la ambición ni los mecanismos necesarios para hacer frente a las necesidades que identifica, confirma la necesidad de políticas de desarrollo, del multilateralismo y de seguir apostando por esa hoja de ruta compartida que es la Agenda 2030. Como dijo la propia vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, Sevilla «envía un poderoso mensaje al mundo de que, a pesar de los persistentes vientos en contra, la cooperación internacional está logrando avances y hay una esperanza renovada en mantener viva la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)».
La cuestión de la deuda externa ha sido la gran protagonista de la Conferencia. Las principales medidas adoptadas incluyen la creación entre España y el Banco Mundial de un centro de Canjes de Deuda por Desarrollo para ampliar este tipo de acuerdos, el compromiso de Italia de convertir 230 millones de euros de deuda africana en inversiones para el desarrollo, la creación de una Alianza por la Cláusula de Pausa de Deuda que permita suspender pagos durante situaciones de crisis y una apuesta por la gestión y reestructuración de deuda mediante «un proceso intergubernamental en Naciones Unidas» del que emanarán recomendaciones para replantear la arquitectura financiera de la deuda mediante un diálogo entre los Estados Miembros, los acreedores y otros organismos internacionales. Como se han encargado de señalar responsables de organizaciones sociales de cooperación, por primera vez los países del sur global asfixiados por la deuda podrían tener voz en un foro en el que se discutan las condiciones de los préstamos.
El incremento de presupuestos nacionales en defensa detrae recursos de la cooperación al desarrollo
En cuanto a financiación, el desafío es mayúsculo. En la actualidad, muy pocos países han llegado al 0,7% de su PIB en ayuda oficial al desarrollo. Según Oxfam, solo Luxemburgo, Noruega, Suecia, Dinamarca y el Reino Unido lo hacen. En 2025, la OCDE estima un retroceso del volumen total de ayuda al desarrollo de entre 9 y el 17%, debido a los recortes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, entre otros. El incremento de presupuestos nacionales en defensa detrae recursos, también, de la cooperación al desarrollo. El Compromiso de Sevilla hace hincapié en la necesidad de movilizar recursos tanto públicos como privados. En el documento final hay hasta 20 menciones a la necesidad de incrementar la inversión privada y un apartado titulado «Movilización de capital privado para lograr un impacto en el desarrollo sostenible».
Por otro lado, la Conferencia ha aprobado la creación de la Plataforma de Sevilla para la Acción, similar a la que existe en materia de lucha contra el cambio climático, y a través de la cual actores públicos y privados pueden lanzar iniciativas conjuntas para lograr avances concretos y cuantificables que ayuden a cumplir los objetivos.
Como suele ser habitual a la vuelta de estas conferencias, al igual que en la COP u otras similares, las reacciones se dividen entre quienes consideran que la botella está medio vacía porque los resultados no son los necesarios, o los que piensan que está medio llena porque no se ha podido hacer más. Quizá, lo interesante sea distanciarse, mirar en perspectiva y valorar si la botella se está llenando o se está vaciando. Esta vez, claramente, y en el contexto geopolítico actual, Sevilla ha contribuido a que la botella no se vacíe.
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