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Hacienda somos todos

Un concepto sencillo que entraña una complejidad asombrosa

El lema «Hacienda somos todos» está grabado a fuego en el imaginario colectivo, pero, aunque haya más cultura de tributar, no se ha conseguido que los españoles sepamos con claridad, con datos sencillos y macroeconómicos, a donde van nuestros impuestos.

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30
junio
2025

En 1978 el ministro de Hacienda, Fernández Ordóñez, encargó a una agencia publicitaria una campaña en medios para concienciar a los españoles sobre el puntual pago de impuestos con spots en TV, cuñas de radio e inserciones en prensa.

Actualmente todo es inmensamente más complejo que antes. Desde luego, la cultura de tributar, aunque se haya sofisticado, ha ido en aumento. Ejemplo de ello lo tenemos al comparar los casos de inspecciones a los famosos en los años ochenta y en la actualidad. Lola Flores fue condenada por no presentar su IRPF entre 1982 y 1985, y Xabi Alonso ha sido absuelto de fraude fiscal por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, por considerar legal el montaje de una sociedad de explotación de sus derechos de imagen.

Cincuenta años después, el lema  «Hacienda somos todos» sigue grabado a fuego en el imaginario colectivo, y aunque haya más cultura de tributar, no se ha conseguido que los españoles sepamos con claridad, con datos sencillos y macroeconómicos, a donde van nuestros impuestos. Ni tampoco que paguemos «a gusto», convencidos de que se redistribuye justamente, que el esfuerzo de todos revierte en el bien común y ha traído prosperidad colectiva.

No sabemos lo que ha fallado aquí, pero algo no ha funcionado bien en este ejercicio de comunicación entre el contribuyente y la Hacienda Pública. No sabemos si el gallinero político de insultos mutuos ha degradado todo lo bueno que poco a poco ha ido implementando, no sabemos si han sido los medios de comunicación, que solo hacen noticia de lo nefasto, o los numerosos casos de corrupción, los que han hecho de lo anecdótico y minoritario una generalidad.

Quizás la propia Agencia Tributaria no ha sabido hacer nuevas campañas que comuniquen un mensaje positivo de lo que hacen con nuestro dinero y ha centrado demasiado sus esfuerzos en aumentar la presión fiscal y crear cada día más obligaciones formales de control del fraude, olvidándose de que la satisfacción del cliente, en este caso el contribuyente, es imprescindible.

La comunicación entre los contribuyentes y la Administración tributaria necesita mejorar y es obvio que las partes implicadas deben tomar medidas:

  • Los asesores fiscales debemos ser más rigurosos e infundir buenas prácticas, informar bien a nuestros clientes de sus obligaciones, de la ley y los criterios de la Administración. Los contribuyentes deberíamos ser rigurosos con la deducibilidad de nuestros gastos y la aplicación de nuestras deducciones. No está bien deducirnos las comidas con los amigotes, ni la comunión de nuestros hijos. Y no está bien irnos a tributar a Panamá, si no vivimos en Panamá.
  • La Agencia Tributaria debería dar más seguridad jurídica, siendo más estable, sin tanto cambios de criterio y ejerciendo de apisonadora con sus órganos de gestión que, a veces, invade con requerimientos, sanciona y aplasta a pequeños contribuyentes. Este abuso de poder provoca una sensación de indefensión jurídica e injusticia con el pequeño contribuyente difícil de entender.

 

Que solo puede recurrir el que tiene dinero para pagar la propuesta de liquidación y al letrado, para llegar al contencioso administrativo buscando criterios distintos a los de la administración, amplifica una onda expansiva de abusos que, aunque no es general, mancha.

Lo lógico sería que desde todos los sectores se siguiera trabajando en las buenas prácticas, que se siguiera informando, con buenas campañas publicitarias e informativas, o en el mismo IRPF, como ya se hizo desde 2014 al 2018, del destino de los impuestos.

Copio aquí, parte de la última página de cualquier declaración de renta de 2017, último ejercicio en que se informó al contribuyente del destino de cada euro.

Gráfico artículo "Hacienda somos todos"

No es lo mismo incrementar la presión fiscal, cuando el contribuyente sabe con exactitud y transparencia que el 71% de su dinero se destina a pensiones, educación y sanidad, que cuando se dejar llevar por la «leyenda urbana» de que su dinero se malgasta mayoritariamente, se malversa o se lo lleva crudo alguno de los que están sentados en el banquillo.

Debemos seguir construyendo una sociedad más justa para todos, con mensajes más éticos y positivos. Desde luego, los que nos dedicamos a esto de la fiscalidad, tenemos un amplio campo de mejora en la concienciación, información y divulgación.

Nosotros solíamos enseñar este quesito a nuestros clientes, cuando la Agencia Tributaria lo publicaba. Se quedaban mucho más tranquilos.


María Suarez Puebla es socia directora de Suandco Abogados SLP, primer despacho de Asesores fiscales en certificarse B Corp

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