Internacional

Estados Unidos y China

Los desafíos de China en el Año de la Serpiente

El Año Nuevo en China estará influenciado por la Serpiente de Madera. En su zodiaco, es un animal asociado a la sabiduría, cambio y adaptación, además de astucia, creatividad e ingenio.

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12
febrero
2025

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China entró en el Año de la Serpiente celebrando dos importantes éxitos. De una parte, el haber cumplido el objetivo de crecimiento del 5% anual gracias, sobre todo, al buen comportamiento de las exportaciones y las medidas de estímulo, pese a tantos augurios sobre el errático comportamiento de su economía. Y también, presentando el DeepSeek, un avance propio y un duro golpe en un área de competencia específica, la inteligencia artificial, mientras las mejoras en sus programas espaciales también evolucionan a un ritmo significativo.

Aunque resta mucho hilo por cortar, el «subidón» chino puede afectar sensiblemente al liderazgo tecnológico estadounidense. No es un hecho puntual. Lo ha logrado tras ocho años de dura confrontación con Washington padeciendo resignadamente aranceles, sanciones, restricciones y presiones brutales a aliados en nombre de la «seguridad nacional». Lo menos que puede decirse es que esta estrategia no está funcionando como cabría esperar.

En ambos casos, lo que China demuestra es una enorme resiliencia, la eficacia de la gestión de su burocracia y, más aún, un despliegue de capacidad de lo público, en la economía y en la política, para sostener tan cualificado pulso. En suma, Xi Jinping tiene su sueño pero no está ni mucho menos dormido. Una exhibición de «vitalidad y espíritu de superación», dijo en una recepción con motivo del Año Nuevo Lunar.

El año 2025 destaca en contenidos relevantes. Es el fin del programa Made in China que está detrás de su asombroso salto tecnológico. Es el fin del vigente plan quinquenal y servirá de reflexión para trazar los ejes de los dos siguientes, acorde con la «Visión 2035», el primer ecuador para lograr la modernización y consumar el retorno de China por la puerta grande en 2049.

El dilema de Trump

En el orden estratégico, China tendrá en la relación con Estados Unidos el eje determinante de este nuevo año. Cuando Trump habla de Panamá o de Groenlandia y, en general, cuando se refiere a revitalizar el poder de Estados Unidos, está pensando en China. Trump parece querer emular a William McKinley –el 25º presidente de Estados Unidos (1897-1901), que inició un período de imperialismo estadounidense al arrebatarle Guam, Puerto Rico y las Filipinas a España–.

Si Trump sigue adelante con sus planes, incluyendo la infantil redenominación del Golfo de México, las tensiones estratégicas con China pueden adquirir matices muy novedosos. A fin de cuentas, si Trump liquida el derecho internacional y cualquier orden basado en normas que no sean sus reglas de conveniencia, China podría exhibir esa conducta como argumentación añadida para igualmente encaminar sus soluciones en Taiwán o en el mar de China meridional. Aunque lo previsible es que se centre en la mejora sustancial de sus capacidades internas.

Si Trump sigue adelante con sus planes las tensiones estratégicas con China pueden adquirir matices muy novedosos

Lo logrado por China plantea a Estados Unidos una disyuntiva: seguir en la escalada u optar por el apaciguamiento. La estrategia de acorralamiento, con la industria de los chips como referente, parece camino del fracaso. Ha operado como un estímulo para saltar la muralla y no ha debilitado a China.

En campaña, Trump, fiel a su estilo, abogó por subir los aranceles de forma exponencial. De hacerlo, ambas partes sufrirán. Quizá por eso no parece del todo decidido. Se puede reconocer cierta ambigüedad en la conducta mostrada en estas primeras semanas de mandato: la invitación a Xi para su toma de posesión, la suspensión de la prohibición de TikTok o el anuncio de una probable visita a China en sus primeros 100 días. Hoy parece que puede estar más dispuesto a contentarse con inversiones de China y compra de productos estadounidenses sin buscar un choque total. Musk puede estar detrás de todo esto. Pero buena parte de su equipo milita en las antípodas de una política moderada.

Por el momento, mientras Trump porfía en aislar a Estados Unidos y provoca desafección en todo el mundo, China avanza en la mejora de las relaciones con Japón o India, lo ha hecho ya con Australia, corteja a Reino Unido, mientras la UE está a la cola. La versión trumpista de «el mundo nos roba» le va de perlas a China.

Una auspiciosa Serpiente

El Año Nuevo Chino estará influenciado por la Serpiente de Madera. En su zodiaco, es un animal asociado a la sabiduría, cambio y adaptación, además de astucia, creatividad e ingenio. En el caso del elemento madera, está vinculado al crecimiento, renovación y flexibilidad.

La Serpiente es la manifestación terrenal del Dragón, encargada de materializar los cambios iniciados en 2024. Cabe destacar que la combinación de ambos sugiere que el año 2025 será un periodo de grandes transformaciones a nivel  social y global.

Por su parte, la energía de la madera potenciará el proceso de cambio, favorecerá el aprendizaje, la búsqueda de nuevos conocimientos y la adaptación a situaciones inesperadas; la Serpiente enseñará la importancia de la flexibilidad, fortaleciendo la capacidad de adaptabilidad ante los giros que depara una coyuntura incierta.

En suma, todas ellas aptitudes que China, pese a sus claroscuros, parece haber sabido convertir en destrezas haciendo de la necesidad virtud.


Xulio Ríos es asesor emérito del Observatorio de la Política China

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