Un mundo ‘made in China’
Desde ropa y tecnología hasta vino y guitarras, el gigante asiático se ha convertido en el megaproductor mundial. Desde hace unos años, el país está expandiendo sus rutas comerciales para abrirse a otros mercados.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2024
Artículo
Hoy en día, la probabilidad de que una prenda que llevemos puesta o de que algún aparato electrónico que utilicemos tenga origen chino es muy alta. Fue en 1978 cuando el «gigante dormido» despertó: las reformas de Deng Xiaoping cambiaron radicalmente el rumbo de China, permitiendo que el modelo de economía estatizada mutara a uno de mercado. Dos años antes había muerto Mao Zedong, fundador y máximo dirigente del Partido Comunista Chino. Desde entonces, el crecimiento económico chino ha sido descomunal. En 2009, el país se convirtió en el mayor exportador del mundo; en 2010, su economía quedó como la más grande solo después de la de Estados Unidos; en 2014, fue el país que recibió más inversiones extranjeras directas (IED); y, en 2015, el sector privado generó el 70% del PIB del país, según datos del Centro de Estudios de China y Asia-Pacífico de la Universidad del Pacífico.
Una de las razones de cómo China se convirtió en el segundo país más rico del mundo fue que logró convertirse en un megaproductor. Por ejemplo, la ciudad de Shenzhen, ubicada al sur del país, es el centro de fabricación de productos electrónicos a nivel global, además de ser el segundo puerto más grande del mundo. Por su lado, Guangzhou es una ciudad conocida internacionalmente por su masiva producción, desde partes de automóviles hasta bolsos de marcas de alta gama. La capital, Beijing, es famosa por su manufactura de alto nivel. De Xuchang sale más de la mitad de todas las pelucas producidas en el mundo. Y Shaodong es el origen del 70% de los mecheros del mundo.
Con nuevas rutas comerciales, China está apuntando a conectar de manera terrestre y transoceánica con otros puertos de Asia y el mundo
Además, China se ha convertido en un productor masivo en sectores en los que antiguamente no tenía presencia, como el café, los instrumentos musicales y el vino. Es cierto que aún no está en el top 10 de los principales productores de café, pero está cerca: en 2023, alcanzó la decimotercera posición, con 1,7 millones de sacos de 60 kilogramos. El crecimiento de la industria cafetera china es del 13% anual. Por su lado, en el condado montañoso de Zhengan se fabrican 2,25 millones de guitarras al año. En términos globales, una de cada siete guitarras que hay en el mundo ha salido de allí. En cuanto al vino, en los últimos diez años, en el país se han plantado más de 120.000 hectáreas de viñedos en ocho de sus provincias, y esto lo ha llevado al top 10 de países productores (por volumen).
La Nueva Ruta de la Seda
También se le conoce como Cinturón y Ruta de la Seda (INCRS), y se trata de una iniciativa comercial china para expandir sus capacidades mercantiles en el resto de Asia, Europa y en América Latina. Se originó en 2013 y tiene dos vías: una terrestre y otra marítima. La primera conecta a China con puertos de otras regiones de Asia central. La segunda se trata de una inversión potente que interconecta puertos chinos con los del sudeste asiático, África, Europa y América.
De acuerdo con una publicación de la Universidad Camilo José Cela, esta se ha convertido en la principal ruta para el transporte de personas y de mercancías entre Asia y Europa. Se trata de una red completamente electrificada y que en un futuro no muy lejano podrá llegar a transportar hasta 100 millones de toneladas de carga al año.
En cuanto a la apertura comercial hacia mercados emergentes, un claro ejemplo es el megapuerto peruano de Chancay (ubicado a 80 kilómetros de Lima). Hace unos meses, el presidente chino, Xi Jinping, y la presidenta peruana, Dina Boluarte, firmaron un acuerdo de conectividad transoceánica en la que ese puerto se convertirá en una de las nuevas grandes entradas hacia América de la Nueva Ruta de la Seda.
Pero no hay que dejar de lado el hecho de que la hiperproducción también tiene un importante coste medioambiental. China es el país más contaminante del mundo por sus emisiones de CO2. A pesar de los esfuerzos del Gobierno por reducir el impacto que las megafábricas tienen en el aire, el agua y el suelo, el reto sigue siendo enorme. No obstante, el país ahora es líder en la producción de energía eólica y solar, de acuerdo con Global Energy Monitor.
COMENTARIOS