Trump «amenaza» a los BRICS con la mira puesta en China
El discurso proteccionista de Trump no sorprende a nadie, ya que durante la campaña electoral amenazó con impulsar políticas de estas características en caso de llegar a la Casa Blanca y que van en consonancia con lo realizado durante su primer gobierno (2017-2021).
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El pasado 30 de noviembre, en un post en la red social X, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, le pidió a los miembros de los BRICS que eviten crear una nueva moneda en el marco del organismo o respaldar cualquier otra divisa que remplace al dólar como moneda de cambio en el sistema de comercio internacional. En caso contrario, advirtió, enfrentaran aranceles del 100% y no podrán ingresar productos en el mercado norteamericano.
El discurso proteccionista de Trump no sorprende a nadie, ya que durante la campaña electoral amenazó con impulsar políticas de estas características en caso de llegar a la Casa Blanca y que van en consonancia con lo realizado durante su primer gobierno (2017-2021). Su principal objetivo es condicionar a los países rivales y también aliados, como demuestra el ejemplo de México y Canadá, para que accedan a sus demandas a través de las cuales unilateralmente busca poner fin a una serie de dinámicas transnacionales que, según su punto de vista, «perjudican» la economía estadounidense.
¿Pero ahora bien, en qué medida los BRICS realmente buscan remplazar al dólar como denuncia Trump y qué se esconde detrás de este anuncio?
Desde el año 2014 los BRICS han evidenciado un paulatino proceso de institucionalización (Stuenkel 2016) y en los dos últimos años han ingresado, impulsados por el liderazgo de China, en una dinámica expansiva que condujo a la incorporación de cinco nuevos miembros plenos y trece estados en calidad de «país socio». Esto obedece a la intención del gobierno de Xi Jinping de presentar al organismo como un modelo de gobernanza alternativo a Occidente mientras paralelamente busca ampliar su influencia en los organismos multilaterales de crédito, aunque con pocas posibilidades de prosperar más aún luego de confirmarse el triunfo de Trump.
En este marco es en el que, en el seno de los BRICS, se han venido desarrollando una serie de políticas «desdolarizadoras», siendo la principal la utilización de la moneda china renminbi (RMB) en los intercambios comerciales bilaterales. Una práctica que en buena medida nace como respuesta a las sanciones comerciales que pesan sobre Rusia tras la invasión a Ucrania en 2022 y también sobre Irán, lo que ha llevado a crear «canales financieros menos vulnerables a las sanciones económicas estadounidenses y europeas» (Greene, 2023:2).
El ‘renminbi’ está lejos de ser una amenaza para la hegemonía del dólar
El uso del renminbi se ha incrementado también como consecuencia de los acuerdos de intercambio financiero que China suscribió el año pasado con países como Arabia Saudita, Argentina y Mongolia. Para garantizar la seguridad de este creciente flujo financiero el gobierno chino creó en el año 2015 el Sistema de Pago Interbancario y Transfronterizo (CIPS, por sus siglas en ingles), a través del cual, por ejemplo, se han venido llevando adelante los intercambios comerciales entre China y Rusia.
No obstante, este tipo de intercambio comercial, en el cual sólo se utilizan las monedas nacionales, no ha logrado expandirse al interior de los BRICS y el renminbi está lejos de ser una amenaza para la hegemonía del dólar, tal como dejan en evidencia las estadísticas del sistema SWIFT. Una muestra en este sentido es que en el mes de octubre la moneda china fue utilizada en solo el 3.61% de las transacciones comerciales globales, ocupando el quinto lugar en el ranking, el cual está encabezado por el dólar, que participa en el 47%.
Las amenazas de Trump en realidad lo que buscan no es asegurar la predominancia del dólar como moneda de reserva internacional, la cual como vemos no está en discusión, sino más bien restringir el margen de acción internacional de China. De ahí su intención de limitar el incipiente comercio en monedas nacionales dentro de los BRICS, una estrategia por intermedio de la cual el gobierno de Xi Jinping buscaba aumentar su autonomía y resiliencia respecto a los Estados Unidos (Sandlund 2024).
Las amenazas de Trump buscan restringir el margen de acción internacional de China
El ultimátum de Trump generó múltiples reacciones y llevó a que muchos analistas anticipen el comienzo de una nueva guerra comercial entre Estados Unidos y China. El único de los BRICS que le respondió directamente fue Rusia, quien consideró que este tipo de prácticas dejan en evidencia la necesidad de profundizar las políticas «desdolarizadoras». China por el momento no ha respondido a este último embate, pero tan solo un día después del tweet de Trump y como si fuera una partida de ajedrez, anunció su decisión de otorgar a los países menos desarrollados con los que tiene relaciones diplomáticas un tratamiento de aranceles cero en el 100% de las líneas de producción. Una medida con la cual busca dejar en evidencia su compromiso con el libre comercio y de paso diferenciarse del proteccionismo unilateralista de Trump.
Una disputa que, sin duda, apenas comienza y que amenaza con sumergir al sistema internacional en un período de aún mayor incertidumbre e inestabilidad.
Matías Mongan es colaborador de GATE Center y doctorando en Derecho, Gobierno y Políticas Públicas por la Universidad Autónoma de Madrid
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