Cultura
Aristóteles y el principio de no contradicción
En la Metafísica de Aristóteles se da un estudio sistemático acerca de múltiples cuestiones relacionadas con el ser y sus características. Aquí encontramos también el principio de no contradicción: «Una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo».
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Aristóteles fue el aprendiz más destacado de Platón. Sin embargo, sus diferencias fueron más allá de una simple relación entre maestro y alumno. Aristóteles, considerado uno de los primeros materialistas en la historia de la filosofía, criticó la teoría del mundo de las ideas de su maestro. En efecto, en la Metafísica de Aristóteles se da un estudio sistemático acerca de múltiples cuestiones relacionadas con el ser y sus características; abordando cuestiones como dios, el ser y el no ser, tomando como base fundamental el razonamiento y la lógica. Este maravilloso pensador no puede ser explicado mediante un solo artículo, ya que se trata de un filósofo sistemático. Y que, a pesar de la lejanía de la época en la cual vivió, hoy en día muchos elementos de su pensamiento son valiosos y rescatables.
De ello deriva el interés por escribir acerca del principio de no contradicción. Se trata de un axioma aristotélico que versa de la siguiente manera: «Una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo», entendiendo al ser como aquello que objetivamente existe en la realidad, dotado de ciertas características. Así pues, para ejemplificar este postulado, hemos seleccionado el caso de la percepción de colores. Según Aristóteles, algo no puede ser negro y blanco al mismo tiempo. Pues, aunque se podría decir que el color gris es a la vez negro y blanco, esto constituiría un error. Aristóteles señala que el color gris vendría a ser un intermedio entre lo blanco y lo negro y no las dos cosas en estado puro al mismo tiempo. Señala que lo blanco es contrario a lo negro, y a su vez, lo negro es contrario a lo blanco. Por lo tanto, resulta absurdo que lo blanco sea blanco y negro al mismo tiempo. Llegados a este punto, tenemos tres elementos: lo que es, su contrario y sus intermedios.
Otro ejemplo es la cuestión de lo dulce y lo agrio. No se podría decir que algo es dulce a la vez que agrio. Entonces, lo agridulce vendría siendo una combinación de ambos y no es por tanto ni dulce ni agrio, por lo que el principio de no contradicción se cumple de nuevo en este segundo ejemplo. Así pues, lo agridulce se conocería por epistemología aristotélica como un intermedio.
Para Aristóteles la Filosofía es la ciencia de los primeros principios, pues señala que algo es o no es, sus intermedios y sus contrarios
Ahora bien, aquí es importante mencionar que Aristóteles destacó que solo en lo que se puede conocer de manera objetiva sin intermedios puede haber conocimiento o ciencia verdadera, mientras que en el mundo de los intermedios solo puede haber opinión con mayor o menor grado de exactitud según sea el caso de que se trate. Además de que los intermedios suelen estar sujetos a múltiples causalidades y cambios, por lo que podrían llegar a interferir innumerables elementos que afecten el rango de dicho intermedio en mayor o menor intensidad durante el tiempo. Por lo tanto, en el mundo de los intermedios se opina algo y, por tanto, quien opina no podría jactarse de saber. En cambio, quien sabe, afirma, y su opinión está de más, puesto que el postulado de lo objetivo se cumpliría sin necesidad de defenderlo mediante una opinión intermedia.
Después de explicar qué significa el principio de no contradicción en Aristóteles, se comprende que el pensador catalogara a la Filosofía como la ciencia de los primeros principios, en cuanto que señala que algo es o no es, sus intermedios y sus contrarios. Así pues, el principio de no contradicción es de capital importancia para la lógica aristotélica y el llamado conocimiento objetivo. De esta manera, Aristóteles criticó el postulado de Protágoras que suscribe que «el hombre es la medida de todas las cosas». Este postulado hace referencia a que todo estaría sujeto a la interpretación mental de las personas, es decir, la subjetividad absoluta. Aristóteles da muestra de que, si Protágoras realmente tuviera razón, todo sería absurdo y por tanto hasta el propio lenguaje sería vano, por lo que necesariamente debe haber cosas ciertas y cosas falsas. En definitiva, una piedra no puede ser un humano a la vez que es una piedra, pues quien asegure esto caería necesariamente en falsedad de acuerdo con los postulados de la razón y la lógica.
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