Farmacias rurales: una respuesta a la despoblación de la España vacía
La capilaridad de la red de farmacias española es tan grande que en multitud de pueblos son la única referencia del Sistema Nacional de Salud. Eso las convierte en punto de información y apoyo, pero también en eje de cohesión para frenar el éxodo rural, actuar frente a problemas sociales o potenciar el desarrollo económico de estas regiones.
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Entre las calles de Mondéjar, un pueblo de Guadalajara que supera ligeramente los 2.500 habitantes y cuyos crudos inviernos las dejan sin un alma, se halla una farmacia bautizada con el mismo nombre. Con 97 años de existencia es casi centenaria, y cuenta con una historia que estuvo a punto de alejar a la familia de Conchita Sánchez, su actual titular, de este municipio ubicado a menos de 70 kilómetros de Madrid: «Podíamos habernos ido, pero decidimos quedarnos allí».
Sánchez, actual presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos (COF) de Guadalajara, sabe bien por propia experiencia —su establecimiento sanitario está en la Plaza Mayor del pueblo— que la farmacia rural «aporta estabilidad a una población que le da seguridad, le cuida y le protege». Además de ofrecer un equilibrio económico indirecto, según defiende: donde hay una oficina de farmacia es más probable que se ubiquen en sus proximidades otros negocios, como panaderías o fruterías.
Según los datos del Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF), existen unas 22.000 farmacias en España, de las cuales 2.100 están en poblaciones de menos de 1.000 habitantes y casi un millar en poblaciones de menos de 500 habitantes. Como resultado, casi el 99% de la población tiene una farmacia o un punto de atención farmacéutica. La tesorera de esta institución, Ana López-Casero, lo traduce de la siguiente manera: hay una por cada 2.000 habitantes, mientras que, en Holanda, por ejemplo, esa cifra se triplica hasta una por cada 6.000.
Ana López-Casero (CGCOF): «Creo que acercar un servicio como el sanitario y el farmacéutico es uno de los mayores índices de progreso social»
«Acercar un servicio como el sanitario y el farmacéutico es uno de los mayores índices de progreso social de verdad que existen en una sociedad», defiende López-Casero. La totalidad de esta red de farmacias, cuya capilaridad en el territorio pone en valor, son de explotación privada, pero de concesión pública, «con lo cual es de todos» y conforman «uno de los valores y fortalezas que tiene el Sistema Nacional de Salud (SNS)».
Precisamente, el CGCOF presentó hace unos meses en el Senado un informe elaborado con Analistas Financieros Internacionales (AFI) con un objetivo principal: determinar el peso de la actividad del sector. Y el documento es claro: se trata de un «motor económico» que genera en torno a 1.600 millones de euros al año y alrededor de 23.600 puestos de trabajo a jornada completa, favoreciendo, por cada uno de ellos, la creación de otros 3,26 empleos.
Más allá de los datos, María José Murciano Sánchez, gerente de la Red Española de Desarrollo Rural (REDR), destaca la importancia de los «intangibles» que deberían tenerse también en cuenta, como la «confianza». Es algo a la que también hace referencia el secretario general para el Reto Demográfico del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), Francesc Boya, al recordar al señor Almansa, el farmacéutico «referente» en el pueblo del que es originario, Lés (970 habitantes en 2022, según el INE), el último municipio leridano antes de cruzar a Francia desde el Valle de Arán.
Los servicios de un titular de farmacia rural, al fin y al cabo, exceden en muchas ocasiones lo que tienen por costumbre: además de prescribir medicamentos, prestan cobertura sanitaria, realizan una labor social (al identificar, por ejemplo, posibles casos de violencia machista) y ofrecen servicios asistenciales como el sistema personalizado de dosificación (SPD).
Francesc Boya (Miteco): «La farmacia rural necesita tener un trato singular para que cumpla con esa función de cohesión»
Esta es una de las puntas de lanza del colectivo, cada vez más extendida por todo el territorio. Sin ir más lejos, en la provincia manchega impulsan desde hace diez años el proyecto Tu medicación al día, enfocado para pacientes polimedicados a los que ayudan a organizar sus tomas, dosis y, también, a revisar fármacos que en ocasiones ya no necesitan tomar o de los que ya existe un sustituto genérico. Así se consigue reforzar la adherencia al tratamiento, al mismo tiempo que mejora su calidad de vida, su salud. No solo eso: a su vez, tal como agrega Sánchez, «optimiza los recursos sanitarios». Se trata de una iniciativa que además se quiere extender a «grupos diana» como los diabéticos de tipo 2.
No obstante, es habitual la incomunicación de los pequeños núcleos de población (algo superado, en parte, gracias a programas como ÚNICO, que ofrecen banda ancha por satélite en todo el país). En este sentido, Boyá apunta a que la distancia media que recorre un español para acceder a los servicios básicos ronda los 20 kilómetros, mientras que en Francia y en Alemania la distancia es de 7 km y 4 km respectivamente. Por eso, este SPD ofrece la oportunidad de llegar al domicilio, con «el lujo de humanizar la sanidad», explica la farmacéutica.
Esta y otras iniciativas (como la toma de la tensión o el consejo farmacéutico) pueden mejorar la eficiencia del SNS. El citado informe cifra, al respecto, un ahorro total de unos 3.000 millones de euros a la sanidad pública. No obstante, Sánchez pone el acento sobre la necesidad de dotar al profesional «de más responsabilidad y capacidad», a lo que Boya añade que hace falta otorgar «un trato singular» a la farmacia rural por parte de la administración para que cumpla con esa función pública y no esté «únicamente sujeta a las reglas del mercado».
Los cuatro expertos, reunidos en un encuentro organizado por Ethic en colaboración con Farmacéuticos y moderado por Ana de Quinto, directora de EthicLab, aportaron su visión sobre los retos a los que enfrenta el entorno rural y cómo las farmacias pueden contribuir desde su radio de acción a paliar problemas tan acuciantes como la despoblación, el envejecimiento (una de cada cuatro personas tiene más de 65 años en los cerca de 7.000 pueblos de pequeño tamaño que existen en España) o el acceso a la medicación.
Relocalización rural
«Lo rural está de moda, pero hay una falta de compromiso en los presupuestos», advierte Murciano. Con ese contexto, la REDR reclama que haya una «mayor convergencia y combinación de fondos» para que estén menos atomizados y que reflejen, además, una visión «a largo plazo» de las zonas rurales. Otra necesidad es la de potenciar un mecanismo rural de garantía para «capacitar» y es que, como recuerda Murciano, «recursos y oportunidades en el medio rural hay».
Se han dado pasos en este sentido, como la metodología LEADER, impulsada desde los años 90 por la Unión Europea (UE) y que tiene su pilar fundamental en los más de 3.000 grupos comunitarios de acción local (modelos público-privados que desarrollan estrategias para aprovechar las potencialidades del territorio), de los cuales 284 están en España.
Murciano señala, por ejemplo, las «potencialidades» de favorecer la relocalización de la industria farmacéutica en el medio rural o, en paralelo, de mejorar el vínculo con las zonas urbanas. Aunque lamenta un obstáculo esencial: que se «trabaje de espaldas» entre oficinas de farmacia de ambos entornos.
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