El bienestar del trabajador: éxito ético y estratégico

Antiguamente, el trabajo era una actividad totalmente instrumental. Pocos lo hacían con gusto pero era la única forma de reunir recursos para dedicarlos a lo que de verdad importaba: la vida. Esta era todo lo que ocurría fuera del campo, fuera de la fábrica; la vida eran aquellos momentos y lugares donde el individuo era tratado con dignidad, como en casa con la familia o en espacios con los amigos. Por eso, trabajo y vida se pensaban como conceptos casi opuestos. Hoy, esto es distinto. Gracias a los avances en educación, que permiten una mayor libertad de elección a la hora de escoger el futuro profesional, y a los avances en derechos humanos, que protegen a los trabajadores de las injusticias del pasado, trabajo y vida van, a menudo, de la mano.

Prueba de ello es que, en 2015, las Naciones Unidas incluyeron la salud entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y propusieron metas relacionadas con la inclusión laboral, la igualdad de oportunidades y la seguridad y la salud en el trabajo. Desde entonces, una buena cantidad de empresas en Europa han ido colaborando para la consecución de este ODS, no solamente por deber moral, sino por todas las virtudes que tiene invertir en el bienestar de los empleados. Entre las medidas más comunes están el fomento de la conciliación laboral y familiar, programas de salud mental y apoyo psicológico, la flexibilidad horaria, el teletrabajo y las oportunidades de desarrollo personal.

Como ejemplo concreto en España, el grupo de El Corte Inglés ha puesto en marcha recientemente un servicio de videoconsultas médicas y de enfermería para sus trabajadores, lo cual supone una evolución significativa en la prestación de servicios médicos. Esta medida mejora la agilidad de la atención sanitaria, integra la perspectiva digital y garantiza la confidencialidad del paciente. El mismo grupo también lleva a cabo el Cuestionario de Bienestar del Empleado, mediante el cual se obtienen resultados sobre el sentido de pertenencia de la plantilla, el impacto percibido de las políticas de la compañía y la imagen interna.

El Corte Inglés ha puesto en marcha un servicio de videoconsultas médicas y de enfermería para sus trabajadores

La decisión de velar por los trabajadores, aunque para algunos no sea una opción de inversión prioritaria, marca la diferencia con respecto a las empresas que no lo hacen. Las que sí lo hacen suelen tener tasas más altas de retención de talento, ya que sus empleados se sienten parte central del proyecto en el que invierten tantas horas. Por eso, es menos probable que busquen oportunidades laborales en otros lugares. Además, las organizaciones «conscientes» suelen tener un ambiente laboral más colaborativo, donde se promueve la creatividad, la innovación y la toma de decisiones interdisciplinares. En consecuencia, son empresas más difícilmente erosionables por los conflictos inesperados. En esta línea, una de las desventajas de las organizaciones con métodos menos amables es que pueden experimentar altas tasas de rotación de personal, mayor ausentismo y disminución de la productividad, en comparación con compañías que invierten más recursos en el capital humano. ¿Quién habla bien de su empresa cuando no se siente valorado u orgulloso de ella?

En este sentido, El Corte Inglés impulsa ese «orgullo corporativo», pues el grupo colabora con la Asociación Española Contra el Cáncer y financiará un nuevo proyecto de investigación por el que se compromete a donar un millón de euros en los próximos cinco años. En total, ya ha financiado íntegramente cuatro proyectos realizados en hospitales y centros de investigación españoles, a los que se suma a partir de este año el actual. Asimismo, a nivel interno, todos los años lleva a cabo una charla para empleados en la Fundación Ramón Areces para concienciar sobre la importancia de esta enfermedad, en la que siempre están presentes investigadores relevantes en la materia.

Entonces, la razón por la que se debe dar prioridad a este aspecto es simple: el bienestar de los empleados es fundamental para el éxito a largo plazo de cualquier empresa. Como defiende la filósofa española Victoria Camps, de la ética del cuidado emergen valores como la reciprocidad, la solidaridad, la confianza y la responsabilidad hacia uno mismo y hacia los demás, que dan lugar a una convivencia más satisfactoria y armónica.

Es imprescindible que las empresas reconozcan que el bienestar de sus empleados es la palanca del éxito. Invertir en capital humano no solo es una cuestión ética, sino una estrategia para mejorar el rendimiento empresarial a largo plazo.