El cambio climático nos está enfermando
Se calcula que, para el año 2050, el calentamiento global podría ocasionar 250.000 muertes cada año solo debido a la malnutrición, la malaria, la diarrea y el calor extremo. Exploramos los riesgos de salud que acompañan la crisis climática y cómo se preparan los médicos para afrontar este preocupante panorama.
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En abril de 2022, India y Pakistán registraron la peor ola de calor del último siglo con temperaturas de hasta 60°C. Zarina Bibi reside en una ciudad pakistaní llamada Multán: «Los niños se están enfermando debido al calor. Mi hija está en el hospital. Ojalá Dios la cure. Pido a todas las madres que cubran a sus hijos cuando salgan a la calle, que tomen medidas de precaución».
La exposición prolongada a altas temperaturas aumenta el riesgo de padecer condiciones que van desde la insolación hasta golpes de calor. Esta última puede ocasionar fiebre, náuseas, deshidratación y taquicardia, y dañar órganos como el cerebro, los riñones y el corazón. Incluso, si no se trata a tiempo, puede provocar la muerte.
Es solo un ejemplo de cómo los eventos de clima extremo impulsados por el calentamiento global afectan cada parte de nuestros cuerpos y agravan desde las enfermedades infecciosas hasta las mentales. También impiden que los médicos hagan diagnósticos y ofrezcan tratamientos de manera oportuna y eficaz.
«Hace unos años hablé con radiólogos y sugerí que quizás no les afectaría [el cambio climático], pero luego me enteré que habían perdido el acceso a imágenes diagnósticas como consecuencia de condiciones meteorológicas extremas que produjeron daños en los servidores donde se almacenaban. Y resulta que el cambio climático también es importante para los oncólogos», explica el doctor Aaron Bernstein, director del Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de la Universidad de Harvard. «Hemos visto un aumento de las tasas de mortalidad en ciertos tipos de cáncer a raíz de los huracanes. Y lo interesante es que no fueron los huracanes en sí, fue la imposibilidad de acceder a la atención médica, semanas y meses después, lo que dio lugar a peores resultados».
Bernstein: «Se ha descubierto un aumento de las tasas de mortalidad por cáncer debido a eventos meteorológicos extremos»
Al igual que otras facultades médicas en países como Reino Unido o Australia, esta institución busca abordar la salud con un enfoque en los peligros que representa el cambio climático, incluyendo las inequidades sanitarias que se verán exacerbadas tanto a nivel nacional, como internacional: «Las comunidades de escasos recursos suelen tener sistemas sanitarios menos robustos. Tienen menos personal sanitario y menos infraestructura. Además, en promedio, el mantenimiento de las infraestructuras de salud no es tan bueno como el de comunidades más ricas. Así que cuando se generan eventos como un incendio, una inundación o una catástrofe, que son más frecuentes debido al cambio climático, la capacidad de estas infraestructuras para soportar el impacto es inferior».
Regiones como Latinoamérica o África, con sistemas de salud débiles, son las que se están viendo más afectadas por los eventos de clima extremo. Por ejemplo, actualmente Somalia, el sur de Etiopía y el norte de Kenia sufren la peor sequía desde los años ochenta. Así, Naciones Unidas alertó en abril de 2022 que 20 millones de personas en esta región podrían sufrir hambruna. Esto se suma a las 800 millones de personas en todo el mundo que ya hoy pasan hambre.
Los daños de la crisis climática podrían alcanzar los 4.000 millones de dólares para 2030
Por si fuera poco, varios estudios han demostrado que el valor nutritivo de alimentos clave como el arroz, el trigo y las patatas se está viendo afectado por las concentraciones elevadas de dióxido de carbono en la atmósfera. Y es que las enfermedades pulmonares no son el único peligro sanitario de la contaminación atmosférica, que impulsa el cambio climático. Se ha demostrado que el CO2 perjudica el funcionamiento de las células y el sistema nervioso, aumentando el riesgo de sufrir cáncer o de trastornos neurológicos como alzhéimer y parkinson.
«Se estima que cada año mueren ocho millones de personas antes de lo que deberían por respirar aire contaminado producto de la quema de combustibles fósiles. El valor de esas vidas perdidas equivale a billones de dólares», explica Bernstein. «El coste de dejar los combustibles fósiles y hacer la transición energética es, sin duda alguna, muy alto. Probablemente sean decenas, sino cientos de miles de millones de dólares. Pero por supuesto, es solo una fracción del coste que implica la mortalidad conocida».
Además, se calcula que los daños de la crisis climática a los sistemas de salud podrían alcanzar los 4.000 millones de dólares al año para 2030. Si los Gobiernos del mundo no toman acciones inmediatas y contundentes para frenar el cambio climático, los costes conómicos y humanos solo aumentarán.
Este contenido fue emitido en formato audiovisual por el programa de televisión ‘Efecto Naím‘, una producción de Naím Media y NTN24. Forma parte de un acuerdo de colaboración de este programa con la revista Ethic.
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