Cultura

«Se deja de ser niño segundos antes de morir»

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Fotografía

Óscar Fernández Arengo
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06
julio
2022

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Óscar Fernández Arengo

Llamadme amparo‘ (Espasa) es un poemario en el que el artista multidisciplinar Francisco Contreras (Elche, 1985), más conocido como Niño de Elche, nos habla de su infancia, de sus primeros afectos, del lugar que le ocupa la religión, de la soledad, de la muerte e incluso de ciertos guisos. En definitiva, de todo aquello cuanto puebla su soledad. Este nuevo título, el cuarto de su carrera, llega tras el éxito de su álbum ‘La exclusión’ y de la exposición sonora ‘Auto Sacramental Invisible’, albergada en el Reina Sofía. 


¿Todos somos dignos de amparo?

Toda persona necesita protegerse de algo en algún momento de su vida, pero lo que es necesario sobre todo es entender el amparo también como ayuda al otro. En una sociedad que no cesa de vanagloriarse de solidaria y tolerante, se debería fomentar más este tipo de prácticas para todo sujeto, por muy negativo que este haya sido para nuestra convivencia. Lo más progresista que podemos hacer es volver a conceptos propios del humanismo o de ciertas religiones; la legislación y la regulación del otro no puede ser el espíritu justiciero de nuestra era, pero sí la comprensión, el entendimiento del mal como hecho humano y, por supuesto, la capacidad de redimir al hombre.

«Lo más progresista que podemos hacer es volver a conceptos propios del humanismo o de ciertas religiones»

¿Qué cosas en la vida lo dejan a uno desamparado?

El hecho de no tener un hogar, pero también el hambre o la soledad. En definitiva, el desamor. 

En el poemario, el esfuerzo y el trabajo físico son dos presencias constantes. ¿Estamos perdiendo la escucha del cuerpo?

No podemos perder lo que no se tuvo. La escucha es la verdadera gran revolución a la que nos enfrentamos. Ya no solamente la escucha de nuestro cuerpo, sino también de nuestro espíritu, así como la del diferente o la de uno mismo; también la escucha de todo lo que nos rodea.

¿Por qué «contar ovejas para dormir» sigue siendo «una mala metáfora de nuestra relación con estos animales sagrados»?

Los animales no son solamente un número en la cadena industrial alimentaria. En el libro me baso en su significación sagrada, que paradójicamente tiene que ver también con su sacrificio, como todo lo sagrado. Esta compleja afirmación es muy mal leída desde foros llamados animalistas, pero en mi poemario también me sumerjo en la paradoja del cazador, en este caso mi padre y su amor a los animales. Hay algo de ese tema que me sigue rondando la cabeza y que terminará convirtiéndose en algún tipo de libro.

«Nuestras sociedades están dando la espalda a temas tan trascendentales como la muerte, y todo este vacío es aprovechado por ciertos poderes»

¿A qué precio estamos desalojando lo sagrado de nuestras vidas?

A un precio muy alto. Nuestras sociedades están dando la espalda a temas tan relevantes y trascendentales como la muerte, la libertad, lo ritual o, si eres creyente, a Dios. Todo este vacío es aprovechado por ciertos poderes para una profunda desestabilización de unas sociedades que siguen perdidas ante el abismo de nuestra existencia; sociedades que están más preocupadas en un día a día de calendario y no en la ocupación de la toma de conciencia de lo que supone no solo nuestra realidad, sino todas las posibilidades de nuestro ser. 

Si comer en el cementerio es faltar el respeto a los muertos, ¿cómo se les honra?

Eso es una opinión de mi madre, aunque a mí me la haya transmitido en forma de reparo. A los muertos se les honra recordándolos mediante tus emociones, tus recuerdos y, según la relación que tengas con ellos, con tus actos y tus ritos.

«El miedo atrofia más que el hambre». ¿Hay miedos y hambres necesarios?

Cuentan que el hambre y el miedo agudizan los sentidos, pero no sabría decirte si es necesario agudizar los sentidos a través de esas experiencias no tan agradables.

A propósito del verso «cuando era un niño de menos edad, me golpeé con un poste de hierro». ¿Cuándo se deja de ser niño?

Segundos antes de morir. 

¿Por qué cosas merece la pena perder el juicio?

En mi caso personal, creo que merece la pena perderlo por el arte, la gastronomía, la amistad y el sexo. 

¿Qué nos dirían las flores si las preguntáramos?

Mírame, contémplame, obsérvame, riégame, pero no solo con agua; háblame y, después de unos minutos, escúchame. 

¿Qué importancia tiene el sueño en la creación? 

Los sueños son el espacio creativo por excelencia: si estás atento a ellos, no solo serás creativo en las prácticas artísticas, sino también en tu vida.

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