Medio Ambiente

España frente al Green Deal, un año después

Se cumple un año desde que la Comisión Europea presentara el Green Deal, el proyecto medioambiental más ambicioso hasta la fecha. Aunque la crisis del coronavirus ha impedido desarrollar la propuesta todo lo que se esperaba, tanto la institución comunitaria como las naciones europeas han continuado elaborando planes para conseguir la neutralidad climática en 2050. ¿En qué situación se encuentra nuestro país?

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01
diciembre
2020

El 1 de diciembre la nueva Comisión Europea presidida por von der Leyen cumple su primer aniversario. A pesar de tener que emplear esfuerzos y recursos inesperados en hacer frente al coronavius, durante este año la lucha contra el cambio climático ha sido el eje vertebrador de la mayoría de las propuestas presentadas por la institución. No en vano el EU Green Deal –o Pacto Verde Europeo en su traducción al español– vio la luz tras solo once días de trabajo efectivo de la nueva Comisión y es la única de las cinco prioridades anunciadas por von der Leyen en las que se ha continuado trabajando de manera efectiva desde el comienzo de la pandemia. El deseo de convertir a la Unión Europea en el primer lugar del mundo climáticamente neutro es tal que el 30% de los fondos acordados para el plan de recuperación para Europa se destinará a la lucha contra el cambio climático. Además, el dinero que reciba cada país dependerá en gran medida de que los proyectos que presenten a las instituciones comunitarias estén alineados con el Green Deal. «La crisis a la que tenemos que hacer frente es enorme. Pero también es una gran oportunidad para Europa y es nuestra responsabilidad hacer lo correcto en este momento tan definitorio. Ahora podemos sentar las bases para una Unión climáticamente neutra, digital y más resistente que nunca», declaró von der Leyen durante su intervención en el Parlamento Europeo el pasado mes de mayo.

A pesar de esto, la Comisión Europea no tiene carácter legislativo y, por tanto, no puede obligar a que sus propuestas se cumplan. Dicho de otro modo, el Green Deal es una hoja de ruta que le indica a los Estados miembro el camino individual que deberían seguir para lograr el objetivo comunitario: transformar la Unión en una «economía moderna, eficiente en el uso de los recursos y competitiva, donde hayan dejado de producirse emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050, el crecimiento económico está disociado del uso de recursos y no haya personas ni lugares que se queden atrás». Es decir, una vez trazado el sendero le corresponde a cada país decidir si seguirlo y cómo hacerlo. En el caso de España, todo apunta a que se mueve en la buena dirección.

Está previsto que el consumo de renovables se incremente hasta el 42% en 2030

Aunque no existe una clasificación como tal para saber qué países están en mejores condiciones para cumplir con los objetivos del Green Deal, sí hay una serie de factores nacionales que ayudan a dibujar el futuro climático y medioambiental al que aspira cada país. El primer gran objetivo de la Comisión es dejar de producir emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050. Para conseguirlo, será fundamental hacer una transición de las energías fósiles a las energías renovables. Según el último informe de Eurostat actualizado en septiembre de 2020, el porcentaje medio de energía procedente de fuentes renovables del conjunto de países de la Unión Europea es del 18,88%. España se encuentra un poco por debajo de esa media, con un porcentaje de energía procedente de fuentes renovables del 17,45%, en el puesto 15 de los 27.

¿Quiere esto decir que España no podrá alcanzar los objetivos? No. Lo primero que hay que tener en cuenta es que los datos corresponden al consumo de 2018 y que en estos dos años la concienciación y el trabajo en favor de una sociedad sostenible han avanzado de manera exponencial. El Plan nacional integrado de energía y clima 2021-2030 (PNIEC) presentado a la Comisión Europea a principios de año aseguraba que la presencia de renovables para el 2020 sería del 20% –más de un punto porcentual por encima de la UE– y que «se incrementará hasta el 42% en 2030». Un porcentaje 16 puntos superior al que se estimaba inicialmente «como consecuencia de la implementación de las medidas contenidas en este Plan».

La descarbonización, pieza clave

«Dado que tres de cada cuatro toneladas de gases de efecto invernadero se originan en el sistema energético, su descarbonización es la piedra angular sobre la que desarrollar la transición energética y la descarbonización de la economía», se afirma en el PNIEC. El Gobierno ratificó este compromiso al aprobar a principios de noviembre la Estrategia a largo plazo para una economía española moderna, competitiva y climáticamente neutra en 2050 (ELP 2050). Un paso que sitúa al país en la dirección que la Comisión Europea pidió cuando hizo público el Green Deal.

Según un informe de EY, España es el undécimo país con mejor proyección de crecimiento en materia de energías limpias

La ELP identifica las oportunidades que ayudarán a la descarbonización de todos los sectores económicos, «apostando por un proceso de transformación tecnológica progresiva vinculada, especialmente, a la penetración de energías renovables». Las estimaciones del Gobierno apuntan a que el sistema energético del país estará formado en un 97% por energías renovables. Un dato que permitiría alcanzar el objetivo europeo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 un mínimo del 55% respecto a 1990.

Además del sistema energético y de la industria, el sector de la movilidad y el transporte –responsable del 26% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2017– supondrá una de las grandes revoluciones medioambientales. El PNIEC apunta a que la mayor parte de la descarbonización se producirá gracias a la delimitación de zonas de bajas emisiones con acceso limitados a los vehículos más contaminantes, las famosas «almendras», al estilo de la implantada con Madrid Central. Un cambio modal que vendrá, según el plan, acompañado del uso de hidrocarburos avanzados y de la electrificación del parque automovilístico con más de 5 millones de coches eléctricos en 2030. La ELP va un paso más allá al afirmar que en 2050 «más de tres cuartas partes de la movilidad y transporte (79%) emplearán energía final de origen renovable».

Condición para cumplir con el Green Deal: no dejar a nadie atrás

Cuando se habla de Green Deal, se tiende a pesar únicamente en aspectos medioambientales, pero para valorar si un país va por el buen camino también hay que tener en cuenta si la transición se hará de manera justa. «Tenemos el firme compromiso de no dejar a nadie atrás en esta transformación. Con el Fondo de Transición Justa apoyaremos a aquellas regiones que tengan que hacer un cambio mayor y más costoso», afirmó von der Leyen en su discurso del Debate sobre Estado de la Unión.

No dejar a nadie atrás en la «Europa sostenible» que la Comisión Europea quiere construir supone generar empleo y reactivar las zonas vacías de los Estados miembro. En este aspecto, España tiene un reto por delante, pues al problema de las zonas despobladas se une la prevalencia de los combustibles fósiles. Para lograrlo la Estrategia a Largo Plazo asegura que «la ciudadanía se situará en el centro de este cambio, que se abordará desde una perspectiva de equidad y justicia social, con especial atención a los colectivos y sectores vulnerables, así como a los habitantes de zonas en Transición Justa, generando oportunidades de empleo sostenible, especialmente en el entorno rural, y abordando el reto demográfico».

Un informe de la ELP afirma que en 2050 el 79% del transporte empleará energías renovables

«Por primera vez desde hace siglos, podemos decir que España está en la mejor posición para llevar a cabo esta transformación», afirmaba Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, hace unas semanas en Ethic. Y el último informe Renewable Energy Country Attractiveness Index elaborado por EY le da la razón al colocar a España en el número 11 del ranking países más atractivos y con mejor proyección de crecimiento en materia de energías limpias, por delante de países de la UE con una fuerte apuesta por la sostenibilidad como son Suecia (22) y Finlandia (24).

Aunque la crisis de la COVID-19 ha impedido dotar al Green Deal del protagonismo que se esperaba, el cambio climático y el deterioro del planeta siguen avanzando, y urge una respuesta firme y rápida. Es pronto para saber cómo se llevarán a cabo la mayoría de las propuestas de la Comisión y si todos los Estados miembro se sumarán al proyecto con el mismo nivel de compromiso. España, por su parte, tiene un reto mayor que otros países, como pueden ser los nórdicos, donde la mentalidad verde lleva ya muchos años desarrollándose, pero las estrategias y planes presentados parecen conducir por el buen camino… Al menos, en la teoría.

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