Medio Ambiente

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Una encuesta sobre hábitos de consumo reveló que el 71% de la ciudadanía española considera que la falta de información, así como un etiquetado que considera confuso, son los principales obstáculos para acceder a productos de origen ecológico y de proximidad.

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12
abril
2024

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Una encuesta sobre hábitos de consumo a nivel europeo, realizada para la asociación climática Legados y la European Climate Foundation, reveló que el 71% de la ciudadanía española considera que la falta de información, así como un etiquetado confuso, son los principales obstáculos para acceder a productos de origen ecológico y de proximidad. Esa misma encuesta mostraba que el principal factor que influye en la decisión de compra entre los españoles es la proximidad y el producto de temporada. Sumemos, además, el trabajo que realizan agricultores y ganaderos tiene una alta o muy alta valoración por una gran parte de  la población.

¿Qué está fallando, entonces? Deberíamos preguntarnos cómo es posible que en España, segundo país de la UE con mayor porcentaje de suelo agrícola dedicado a la producción ecológica (2,4 millones de hectáreas) después de Francia (2,5 millones de hectáreas), haya dificultades para acceder al producto ecológico y de cercanía. Más aún cuando el consumidor está concienciado de sus beneficios para la salud y para la economía del sector primario.

No hay una sola respuesta al problema, ni una única estrategia, aunque deberíamos ser conscientes de que insistir en los errores que nos han traído hasta aquí, solo aumentará el problema generado hasta ahora. Existen propuestas interesantes que surgen desde distintos puntos de vista y que buscan aliviar el problema con los agricultores, pero aquí me centraré en dos ejemplos concretos que pasan por los hábitos y preferencias de consumo y en la necesidad de adaptación del sector a los efectos del cambio climático.

Los españoles hemos logrado pasar la tradición de comprar y cocinar productos de temporada de abuelas a nietos. Tradiciones como las «calçotades» en febrero, el bacalao en Cuaresma, el gazpacho en verano o comer naranjas y mandarinas en invierno. Estos son buenos ejemplos del arraigo cultural de las tradiciones gastronómicas que han pasado de generación en generación y que hoy, a diferencia de otros países, son adoptadas también entre las generaciones más jóvenes.

Los españoles también pedimos productos más sanos y con menor impacto negativo sobre el territorio. La agricultura ecológica tiene mucho que ofrecer a los consumidores en lo que a calidad e impacto económico positivo se refiere. Pero también queremos que la adaptación a los efectos del cambio climático del sector agrícola sea una realidad: la modificación del clima es evidente con datos que reflejan tres años consecutivos de invierno ausente, problemas de abastecimiento de agua que acentúan los conflictos territoriales y la sensación de conflicto permanente sin resolución.

La agricultura ecológica tiene mucho que ofrecer a los consumidores en lo que a calidad e impacto económico positivo se refiere

¿Es posible conjugar estas ideas? Creo sinceramente que sí. Podemos generar propuestas de valor que sirvan para potenciar el paso de la agricultura convencional a la agricultura ecológica, que sean capaces de aunar tradiciones y producción sostenible económica y ambientalmente. Un ejemplo es el proyecto «Raíces», que hemos desarrollado la Asociación Legados junto con AFAMMER –la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural–. Una iniciativa piloto, pero que ha despertado gran interés en la provincia.

Con este proyecto, hemos logrado conectar a pequeños agricultores de producción ecológica y sostenible de la provincia de Almería directamente con los distribuidores –tiendas, establecimientos, asociaciones de usuarios– fomentando la proximidad y su acercamiento con un consumidor final que, de otro modo, tendría dificultades para acceder a este producto. Este proyecto culmina con una ecoferia con los agricultores participantes en Adra, en el que pondremos el foco sobre la conexión entre producción de proximidad, impacto económico positivo en la provincia y, por supuesto, en los agricultores. Queremos incentivar el apoyo a la agricultura de proximidad desde la decisión de compra.

Los consumidores de todas las edades y estrato social exigen productos más saludables, más próximos y que tengan un impacto positivo sobre el territorio, pero también un acceso más sencillo y claro a ellos. Es algo comprensible. Los agricultores trabajan muy duro para adaptarse a una producción más eficiente, respetuosa y, en definitiva, de calidad. Proyectos como el que hemos impulsado con AFAMMER en Almería deben servir como ejemplo de lo que podemos lograr cuando impactamos directamente sobre los hábitos de consumo de todos los ciudadanos.


Pere Jurado es director de Legados.

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