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Reflexiones en torno a la paz

La paz no solo hay que lograrla a nivel global y entre naciones, sino entre personas.

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24
septiembre
2025

En el año 1981 la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) promulgó el 21 de septiembre como el Día Internacional de la Paz, una fecha dedicada a conmemorar los ideales de paz de cada pueblo y cada nación, con especial énfasis en el desarrollo social y económico en todos los ámbitos. Pero, como reconoció la UNESCO: «las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz».

Y no resulta difícil poner nombre a los políticos promotores del sinsentido de la violencia y de la guerra. Están en la mente de todos. Si es en nuestra mente donde hay que incidir, ahí pondremos la batalla de la paz, aunque sea con un pequeño granito de arena: hacer pensar.

A este respecto, traigo a colación una frase sensata: «por las buenas se consigue poco, por las malas no se consigue nada». Podríamos añadir: «por las malas se consiguen males cada vez más mayores, que se extienden en el tiempo y alejan más la posibilidad de paz sostenida».

Por ejemplo: ¿hay alguien que piense que la eterna guerra entre palestinos e israelíes se puede solucionar de forma cruenta? La historia de ese conflicto demuestra que no. Los odios que generan la muerte y la destrucción perduran en un tiempo indefinido y vuelve a surgir la venganza una y otra vez.

Los odios que generan la muerte y la destrucción perduran en un tiempo indefinido

Otra prueba de ello es la historia de Europa, con sus diferentes y nuevas fronteras creadas después de los diversos conflictos que aún perduran. Por ejemplo, entre Rusia y Ucrania que, dicho sea de paso, no se terminan de entender si no es en términos de poder.

Pero volviendo a lo que persigue este artículo, la paz no solo hay que lograrla a nivel global y entre naciones, sino entre personas. La paz familiar, sin ir más lejos, es el lugar primordial donde se aprenden los mejores hábitos. Unos padres violentos generarán violencia segura; por contra, unos padres conscientes de la importancia de la paz transmiten una atmósfera en la que se respira sosiego y tranquilidad, donde los pequeños conflictos se resolverán pacíficamente.

Ejemplo de ello es el vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, quien reconoce en su autobiografía (Hillbily, una elegía rural) que, después de una educación recibida de dudosa consistencia y sus cuatro años de servicio en los marines, tuvo que aprender de su novia, hoy esposa, que los conflictos también se pueden resolver, e incluso se resuelven mejor, por la vía del entendimiento, del diálogo. Quizá el vicepresidente todavía lo recuerda y le quedan arrestos para aplicar esa enseñanza a su apuesta política. El tiempo lo dirá.

Resulta muy significativo que la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), promovida por la Real Academia Española y la Agencia EFE, escogiera polarización como su palabra del año 2023. Si esto es un síntoma de enfrentamiento o de lucha de clases, no nos augura nada bueno.

Si solo significa que las opiniones son distintas y estamos abocados a un diálogo enriquecedor, puede valer. Pero el presupuesto ha de ser el de la confianza en que se pueden lograr acuerdos buenos para todos. No es buen principio el de que para que alguien salga beneficiado otro tenga que perder. Es mucho mejor un principio más complejo por el que, de lograrlo, todos ganen. El primero es demasiado fácil, pero abusivo; el segundo más difícil, pero asegura una paz duradera.


Luis Ballesteros Andreu es miembro del Observatorio ODS y Justicia Social de la Fundación Mainel

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