Advertisement
Sociedad

Entrevista a Alfonso Ussía

«Se habla muy poco del exilio del vasco: 400.000 personas se fueron debido al terrorismo»

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
14
febrero
2025

Alfonso J. Ussía (Madrid, 1983) recuerda perfectamente aquellos cruentos años en los que ETA «colocaba dos bombas seguidas, porque cuando estallaba la primera y llegaban [los efectivos] hacían estallar la otra para cogerles». Un capítulo de la historia de España teñido de plomo y sangre que muchos jóvenes no conocen y que le ha empujado a escribir ‘Borroka’ (Planeta de libros). «Me resultaba atroz que la memoria más reciente, de la que todavía quedan tantísimos testigos, esté metida en un cajón por intereses». Hablamos con él en la biblioteca Eugenio Trías del parque del Retiro sobre terrorismo, democracia y la necesidad de «contar la historia» para no «volver a tropezar con esa piedra».


La trama de tu libro sucede entre 1987 y 1991. ¿Qué te ha llevado a rescatar y retratar, concretamente, esos años de ETA?

Principalmente, que ya no existe ningún mal uso de los primeros años de la democracia, el GAL o el Batallón Vasco Español; es decir, gente que estaba ejecutando unas ideas muy mal llevadas que venían del franquismo, errores históricos que España ha cometido. 1987 es un año clave en ETA: en el 86 muere en Argel Txomín [Domingo Iturbe Abasolo], un dirigente del ala dura, y se produce una especie de vacío de poder que se lo queda el colectivo Artapalo [nombre en clave que utilizó la dirección de la banda terrorista entre 1986 y 1992], formado por Fernando Mujika Garmendia (Pakito), Txelis [José Luis Álvarez Santacristina] y Fitipaldi [Joseba Arregi Erostarbe]. Esos tres marcan un antes y un después. ETA vive una escisión muy fuerte en la que los polimilis [ETA político-militar] y los milis [ETA militar] se enfrentan dentro del seno de la organización, porque con Franco muerto y con la democracia en marcha algunos ya no veían el sentido de las armas. El principal precursor de esa corriente era Pertur (Eduardo Moreno Bergaretxe), al que se cepillan, y a los pocos meses matan a Yoyes, que había sido una jefa de ETA en los años 70 y quiso salirse de la banda. Artapalo marca una estrategia muy macabra y dura dentro de ETA, que se vuelve más salvaje que nunca cuando en España empieza a haber muchos hitos de derechos y libertades consolidados. ETA decide que, para que el Estado español, como ellos lo llaman, se siente a hablar, tienen que poner féretros blancos encima de la mesa. Y entonces suceden los atentados de Hipercor, la casa cuartel de Zaragoza, la de Vic. Me parecía importante hacer hincapié en que cuando más gente ha matado ETA ha sido en democracia y que lo que cuentan de que era un grupo de resistencia revolucionario contra el franquismo no cuela.

«Cuando más gente ha matado ETA ha sido en democracia y lo que cuentan de que era un grupo de resistencia revolucionario contra el franquismo no cuela»

¿Por qué crees que precisamente durante esos años de democracia causan más muertos?

En el fondo, una banda terrorista no tiene ningún sentido lógico de funcionar. Desde que se funda ETA (1958) hasta la primera víctima mortal, el guardia civil Pardines en un control de tráfico rutinario en el 68, pasan diez años. Originalmente, ETA fue un movimiento cultural que reivindicaba que se pudiera hablar en euskera en las aulas, cosa que Franco tenía prohibidísimo y que fue un gran caldo de cultivo para el nacionalismo vasco. En ese momento, hay una especie de sentimiento muy revolucionario que viene de las revoluciones de los 60, pero, a medida que van pasando los años, ETA se va organizando y con el impuesto revolucionario empieza a ser una gran empresa. Luego el tiempo demuestra que todos esos ideales eran una patraña y que era una banda criminal que asesinaba y atemorizaba. Hay una cosa de la que se habla muy poco: el exilio del censo del País Vasco. Hay 400.000 personas que se fueron del País Vasco entre los años 70 y 90 por amenazas, por ser víctimas o familiares de víctimas, por no querer pagar el impuesto revolucionario. En todas las elecciones que estamos viviendo desde que ETA se ha disuelto, tenemos 400.000 votos menos; una salvajada.

Tengo entendido que este es el primero de una serie de cuatro libros. ¿Cuáles serán los temas centrales de esta tetralogía?

Los años de la banda desde que decidió socializar el terror hasta que la sociedad vasca y el resto de España despiertan, que es a raíz de lo de Miguel Ángel Blanco y todo lo que ocurrió con el Espíritu de Ermua. Hasta 1998, si a tu marido lo mataba ETA, la viuda se inventaba la causa de la muerte; no querían decirlo, porque entonces todo su entorno la condenaba y señalaba. A partir del episodio de Miguel Ángel Blanco, la propia sociedad vasca dice basta, se acabó y ETA tiene muchos menos apoyos que en los 80 o en la Iglesia, que fue muy poco caritativa en el País Vasco, pues estaba del lado de la proximidad.

Mencionas en el libro que, durante esos años, la Guardia Civil no contaba con suficientes recursos. De hecho, los protagonistas –miembros de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado– son gente anónima y sin reconocimiento público por su labor. ¿Cómo hubiera cambiado el curso de la Historia si hubiesen estado mejor dotados, logística y financieramente?

La Guardia Civil es la única institución un poco independiente de verdad. El problema que tiene es cuando se intenta politizar; de hecho, todos los casos nefastos que ha habido en su historia han estado politizados (Luis Roldán o, más recientemente, el coronel Pérez de los Cobos). La Guardia Civil, con sus errores y sus aciertos, es un cuerpo que lleva funcionando más de 160 años. Con el franquismo fue durísima, con los maquis fueron unos cabrones, pero a partir de la democracia han sido siempre garantes del orden constitucional. En el golpe de Estado de 1982 la marioneta fue un guardia civil, pero rápidamente sus superiores se pusieron del lado de la democracia y la Constitución. Cuando se abrió el cuartel de Inchaurrondo [a las afueras de San Sebastián en 1980] no tenían ni idea de cómo luchar contra ETA, era gente que aprendía y se equivocaba a base de sangre y muertes de sus familiares –de las más de 800 víctimas que hay de ETA, casi 240 son guardias civiles– pero con los años han ido profesionalizándose muchísimo. Creo que la historia de la Guardia Civil en el fin de ETA es mucho más importante de lo que se ha contado: nos han vendido que la política acabó con ETA y es mentira, acabaron con ella los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, con distintos gobiernos de distinto signo, pero ellos.

«De las más de 800 víctimas que hay de ETA, casi 240 son guardias civiles»

El pasado 23 de enero se cumplieron 30 años del asesinato del concejal Gregorio Ordóñez. Comentando lo sucedido en una tertulia familiar, comprobé que varios de mis sobrinos adolescentes no sabían quién era. ¿Por qué los jóvenes españoles no conocen la historia de ETA?

Porque se ha convertido en un negocio, incluido el nacionalismo. Estamos viendo en el Congreso de los Diputados que interesa esa versión oficial en la que existen dos bandos, unos buenos y otros no tan malos, como una especie de cuestión heredada de la dictadura y el franquismo, cuando es algo completamente mentira: ETA mató con Franco 40 personas y en democracia más de 800. Y no solo eso, sino que a medida que avanzaba la democracia en derechos y libertades para todos, incluyendo para los partidarios del independentismo y el nacionalismo vasco, más salvaje se volvía. Cuando se coge a la cúpula de Bidart [localidad francesa donde cae en 1992], todavía vienen unos más salvajes que organizan lo de Gregorio Ordóñez, Ortega Lara, Miguel Ángel Blanco. Que no se hable de ello solo demuestra que responde a intereses muy oscuros. Todavía no se sabe, por ejemplo, qué firmó Sánchez con Bildu, que fue el primer socio que le dijo que sí en la investidura de las últimas elecciones.

«La historia de ETA se ha convertido en un negocio, incluido el nacionalismo»

Tu novela resulta una forma sencilla de hacer que esas jóvenes generaciones que desconocen la historia de ETA puedan interesarse por ella.

Es una de las cosas por las que empecé el libro. Vi una encuesta en el Diario Vasco que decía que 7 de cada 10 jóvenes de menos de 25 años no sabían quién era Miguel Ángel Blanco. Eso solo demostraba que habían ganado los malos con su relato. Porque puedes ser o no partidario, pero ¿qué ni siquiera sepas quién es? Todos los que tienen más de 25, 30 años deberían haber crecido con el terrorismo como una especie de cotidianeidad que había alrededor. Yo me acuerdo perfectamente de la época en la que ETA colocaba dos bombas seguidas, porque cuando estallaba la primera y llegaban las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado hacían estallar la otra para cogerles. Recuerdo lo de Irene Villa, somos un poco de su quinta. Me resultaba atroz que la memoria más reciente, de la que todavía quedan tantísimos testigos, esté metida en un cajón por intereses.

«Me resulta atroz que la memoria más reciente, de la que todavía quedan tantísimos testigos, esté metida en un cajón por intereses»

¿Qué consecuencias tiene para una democracia que las nuevas generaciones no conozcan (o lo hagan de soslayo) una de las etapas más cruentas y recientes de la Historia de España?

Es terrorífico. Demuestra, primero, muy poco respeto por la historia de lo que te ha traído hasta aquí y, segundo, se corre el riesgo de volver a tropezar con esa piedra. Es muy difícil que hoy en día, con todos los medios que tiene el Gobierno, vuelva a surgir una banda terrorista, aunque hace unos días el periodista Fernando Lázaro publicaba una noticia bastante espeluznante: un comunicado entre Txapote [Francisco Javier García Gaztelu, exjefe de la banda terrorista, actualmente encarcelado] y miembros de la banda no arrepentidos todavía en la cárcel que decía que ETA era una brasa que no se había apagado, que estaban muy descontentos con la política de Bildu y que no descartaban ninguna opción.

¿Cómo se resienten las instituciones democráticas cuando un partido como Bildu, heredero de ETA, tiene representación parlamentaria y Arnaldo Otegui, con delitos de sangre a sus espaldas, es su coordinador general?

Ahí está el problema. Que Bildu esté en el Parlamento es normalidad democrática; todo el mundo con un poco de cabeza entiende que Bildu está mejor en la política que en las armas, pero, del mismo modo, yo si fuera Bildu limpiaría el partido. No puedes representar a nadie públicamente con delitos de sangre o por haber sido enlace, chivato, informante, colaborador de cualquier atentado terrorista. Con todo esto de la lucha contra ETA, lo importante es que la gente entienda que hay dos bandos: uno que apuesta por la vida y otro que apuesta por la muerte. Punto. Luego ya te puedes meter en todos los tintes políticos o ideologías que quieras; da igual, sin ese mínimo paso no se puede construir una sociedad libre. Que se juegue políticamente con todo esto es una salvajada y una tomadura de pelo, y que haya miembros de ETA que han sido condenados y hoy estén en listas de Bildu es un insulto, primero, a la memoria de las víctimas y, luego, a la gente que tememos un poco de sentido común. Es deleznable.

¿Qué manera hay de revertirlo?

Contando la historia. Si a un chaval de 15 años de Rentería no le cuentas toda la parte trágica y real que tiene todo esto y le sigues vendiendo la historia de que tus antepasados han sido oprimidos por un Estado español que es su gran enemigo, no cambiamos nada. Hay que empezar por la educación, que comienza en las aulas. El entorno de ETA y de los partidos más independentistas, tanto vascos como catalanes, entendieron muy bien hace tiempo que todo esto es una semilla que se planta y poco a poco va creciendo, regándola en las ikastolas del País Vasco y en los colegios e institutos de Cataluña. Así va aflorando un sentimiento nacionalista, regionalista, que es un negocio que da muchísimo dinero a la cultura y a muchas causas que abandera el nacionalismo para defender el feminismo, el ecologismo y cosas con las que todo el mundo con un poco de sentido común está de acuerdo.

«Los medios de comunicación nunca están al servicio de los gobernantes, sino de los gobernados; no se puede entender de otra manera»

El florecer de la semilla identitaria, el aumento de la crispación y la polarización, el auge de los populismos. ¿Están en riesgo las democracias del siglo XXI?

Están a prueba. Hay varias cosas que se tienen que ordenar. Los medios de comunicación, por ejemplo. Cuando pasó lo de los papeles del Pentágono el Washington Post y el New York Times empezaron a publicar los papeles reales que tenía la Casa Blanca sobre la guerra de Vietnam, porque lo filtró una persona que trabajaba dentro. Nixon quería acabar con ellos, algo bastante vehemente del poder del Estado contra los medios de comunicación, y hubo un juez que prohibió que eso se publicara, pero ellos tiraron para adelante y lo publicaron. Al final fue al Tribunal Supremo y determinó que los medios de comunicación nunca están al servicio de los gobernantes, sino de los gobernados. No se puede entender de otra manera. Desde que irrumpió Internet, los periódicos han dejado de ingresar mucho dinero y cuando llegó la crisis lo primero que hicieron fue pedirles pasta a los gobiernos. Eso ha derivado en que haya dos grandes bloques de periódicos –los que van con un bando o con otro–, lo que se ha trasladado a la gente y ha polarizado la sociedad.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

España, 1987

Pepa Bueno

El 11 de diciembre de 1987, José Mari y Víctor perdieron a su familia en el atentado de la casa cuartel de Zaragoza.

Josu ‘Ternera’ y la ÉTICA

José Manuel Velasco

El exterrorista intenta construir una justificación moral de la violencia, pero la ética le perseguirá siempre.

Todos blanqueamos a Bildu

Víctor Lapuente

No son los jóvenes quienes han olvidado ETA, sino que somos nosotros quienes no se lo hemos recordado.

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME