Biometano, o cómo darle gas a la transición energética
España tiene un gran potencial para convertirse en un referente europeo en la producción de biometano, un gas renovable fundamental para la descarbonización, la independencia energética y la gestión eficiente de residuos.
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A medida que la crisis climática se intensifica, la transición energética se presenta como un desafío inevitable. En España, donde el 78% de la población manifiesta preocupación por el cambio climático, los gases renovables emergen como una solución clave para descarbonizar la economía, incrementar la independencia energética y abordar problemas como la gestión de residuos. Los gases renovables más destacados son el biometano, producido a partir de residuos orgánicos, y el hidrógeno verde, obtenido de electricidad renovable y agua. Estas fuentes de energía ofrecen ventajas clave: no generan emisiones contaminantes y tienen el potencial de reemplazar parcialmente el gas natural, mejorando la seguridad energética del país.
Qué es el biometano y por qué es clave en la transición energética
Aunque los términos biogás y biometano suelen usarse como sinónimos, en realidad hacen referencia a conceptos diferentes. Tal y como explica el Estudio de la capacidad de producción de biometano en España (2023) de Sedigas, el biogás se obtiene a partir de residuos orgánicos (como los generados en actividades agrícolas, ganaderas, agroalimentarias o en estaciones depuradoras de aguas residuales) que son sometidos a procesos como la digestión anaerobia (una descomposición biológica de materia orgánica en ausencia de oxígeno), la biodegradación de sustratos orgánicos, o la gasificación, donde la materia orgánica se convierte en gas mediante altas temperaturas y bajos niveles de oxígeno. Por su parte, el biometano se obtiene al purificar el biogás mediante técnicas de mejora (upgrading), lo que permite alcanzar un contenido de metano muy alto, entre el 95% y el 99,9%.
¿Qué ventajas presenta el biometano? El informe de Sedigas identifica tres puntos clave. Por un lado, evita las emisiones de metano que se liberarían de forma natural, ya que los residuos orgánicos se tratan en un ambiente controlado y evitan que las emisiones producidas por la descomposición de la materia orgánica se liberen a la atmósfera. Esto es especialmente relevante para el sector primario, cuya descarbonización es difícil de llevar a cabo. Además, es importante recordar que el metano es un gas que tiene un impacto ambiental incluso mayor que el CO₂. De hecho, según el PNUMA, las emisiones de metano causadas por la actividad humana son responsables de aproximadamente un tercio del calentamiento actual del planeta.
En segundo lugar, el biometano contribuye a desplazar el uso de los combustibles fósiles. En la misma línea, la Hoja de Ruta del Biogás del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico identifica al biometano como una alternativa al gas natural de origen fósil, especialmente en sectores de alto consumo energético o difícil electrificación, como el transporte pesado y la industria térmica intensiva. Uno de los aspectos más relevantes en este sentido es que el biometano puede distribuirse mediante gasoductos virtuales (cisternas o camiones para transportar el gas de un lugar a otro) o a través de las infraestructuras existentes del sistema gasista. Por ello, cuenta con un gran potencial para sustituir parcial o totalmente el gas fósil en ámbitos residenciales, de servicios e industriales.
En tercer lugar, el biometano también favorece la economía circular. Tal y como explica Sidegas, el uso del digestato obtenido en el proceso de producción de biometano como biofertilizante ayuda a devolver el carbono orgánico al suelo y reduce la demanda de producción de fertilizantes minerales.
El potencial de España para liderar la revolución de los gases renovables
España tiene un enorme potencial para convertirse en un centro europeo de gases renovables gracias al amplio acceso a residuos orgánicos. Según los cálculos de Sedigas, la producción de biometano en el país podría llegar a alcanzar hasta 163 TWh al año, lo que representaría el 45% de la demanda nacional de gas natural y habría supuesto un ahorro de 4.000 millones de euros en la factura energética de 2022. A pesar de este potencial, España aún se encuentra rezagada respecto a países como Francia, Alemania o Dinamarca, donde las plantas de biometano ya operan a gran escala.
Afortunadamente, las infraestructuras de gas en España están listas para integrar biometano sin necesidad de grandes inversiones. Naturgy asegura que el biometano ya es compatible con los equipos actuales, sin requerir adaptaciones en la infraestructura de gas, el transporte o la distribución, lo que lo convierte en una opción clave para la descarbonización del parque de edificios en toda la UE. Según la compañía, con solo el 30% del potencial de biometano disponible en España, sería posible descarbonizar todo el parque de viviendas del país sin que la población incurra en costes adicionales.
Raúl Suárez, CEO de Nedgia, destaca que «el biometano es una gran oportunidad para España en el campo de las energías renovables y la forma más sostenible de lograr la descarbonización residencial». Naturgy, que ya tiene tres plantas operativas en Galicia y Cataluña, planea abrir dos nuevas instalaciones en Valencia y Sevilla. Además, está desarrollando proyectos para sustituir el gas natural por biometano en nuevas promociones residenciales, con el objetivo de llevar este gas renovable a un mínimo de 1.200 viviendas, lo que marcaría un hito en la transición energética.
Además, Naturgy ha firmado acuerdos clave con grandes empresas para impulsar la descarbonización industrial a través del biometano. Un acuerdo con la papelera Lecta permitirá a sus fábricas en Navarra y Zaragoza utilizar biometano, mientras que un acuerdo con Inditex cubrirá el 75% de su consumo de gas natural en las instalaciones de Arteixo y Laracha.
Con todo, el biometano es ya una de las soluciones más efectivas para reducir las emisiones, diversificar nuestras fuentes de energía y asegurar una transición hacia un futuro más sostenible. Con un enorme potencial aún por aprovechar, España tiene la oportunidad de liderar la revolución de los gases renovables en Europa.
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