Cultura

Las series pioneras del género más aclamado

No cabe duda de que las series se han convertido en una forma de entretenimiento fundamental para los consumidores actuales. Algunas han logrado un estatus verdaderamente elevado en el imaginario colectivo que, a menudo, las estima como productos culturales de primer orden o incluso obras de arte.

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17
junio
2024

Las series de televisión han existido desde que la propia televisión comenzó a ser consumida por amplios sectores de la población en los años cincuenta del siglo pasado. Podríamos hablar de las novelas vendidas por capítulos con la compra de un periódico como predecesoras de este formato. Sherlock Holmes o algunas novelas de Dostoievski fueron vendidas y consumidas de este mismo modo con gran éxito durante el siglo XIX y parte del XX.

Durante la segunda mitad del siglo XX ha habido multitud de series que han gozado de enorme éxito en muy diversos países, pero a medida que internet ha ido penetrando en nuestras vidas y modificando la forma en que consumimos productos audiovisuales, el formato serie ha aumentado en prestigio y popularidad entre el público en el siglo XXI.

Un fenómeno que llamó la atención en los primeros años de este siglo fue que muchos actores de cine, estrellas importantes, comenzaron a trabajar en series de televisión, cosa que hasta entonces no era tan habitual, ni mucho menos. Este hecho, junto con el cuidado de guiones y otros aspectos relativos al formato serie, dotó de un nuevo prestigio a esta forma de producir y consumir ficción. Y hemos de decir que, con la llegada de las plataformas digitales, el valor de las series entre el gran público se ha visto incrementado, pudiendo ser además consumidas non-stop, un capítulo tras otro, algo imposible cuando una serie era retransmitida por televisión (uno debía esperar al día o la semana siguiente para poder ver el próximo episodio).

El formato serie ha aumentado en prestigio y popularidad entre el público en el siglo XXI

Una serie que sirvió de base a la moda actual de las series fue Los Soprano (1999-2007), protagonizada por James Gandolfini, quien llevaba actuando en cine desde 1987. Los Soprano supuso su segundo trabajo en televisión. Una película memorable en la que había tenido un papel destacado fue Amor a quemarropa (1993), de Tony Scott, protagonizada por Christian Slater y Patricia Arquette, con guion de Quentin Tarantino, quien el año anterior había estrenado su primera película, Reservoir Dogs (1992). Si Gandolfini había trabajado como secundario hasta entonces, a partir de Los Soprano asumió un papel protagonista en el sentido más literal de la palabra. De hecho, muchas personas descubrieron a dicho actor gracias a la referida serie. Los Soprano representó, de alguna manera, el germen de las grandes series de internet, a pesar de ser primeramente retransmitida en televisión por cable. Todavía hoy muchas personas refieren a Los Soprano como la mejor serie de todos los tiempos.

Otro producto audiovisual de gran éxito que representa un hito en la historia de las series fue Perdidos (2004-2010), que narra las vivencias de los supervivientes de un vuelo comercial que, tras un accidente, conviven en una isla desierta. En dicho emplazamiento empiezan a ocurrir cosas extrañas, al tiempo que la acción se nutre de recurrentes flashbacks que muestran detalles de la vida anterior de los protagonistas. Muchos adeptos a la serie quedaron desilusionados con el capítulo final; que generó amplia controversia.

Otra «serie arquetipo» de este estilo, aunque sobre una temática muy diferente, fue The Wire, retransmitida por HBO de 2002 a 2008. Trata sobre el mundo delincuencial de Baltimore, Maryland, y está basada en las experiencias reales del periodista y escritor David Simon, quien trabajó en la sección de sucesos del Baltimore Sun. Uno de los atractivos fundamentales de esta serie es su realismo y cómo muestra la vida en el gueto de Baltimore, ciudad con una reputación no precisamente buena. De ello da testimonio la canción Baltimore, compuesta por Randy Newman e interpretada por Nina Simone, cuya letra reza: «Baltimore… una ciudad dura cerca del mar… no hay donde esconderse… nada es gratis… la ciudad se está muriendo y nadie sabe por qué… Baltimore… es difícil tan solo vivir».

Breaking Bad, True Detective o Juego de Tronos son otros títulos imprescindibles en la historia de las series. No cabe duda de que el formato audiovisual de las series se han convertido en una forma de entretenimiento fundamental, algunas de las cuales han logrado un estatus verdaderamente elevado en el imaginario colectivo que, a menudo, las estima como productos culturales de primer orden o incluso obras de arte.

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