Cultura

Los cien años de María Dolores Pradera

En 2024 se celebra el centenario de la gran señora de la canción con un libro y un repaso a la que fue la mejor voz en español de rancheras y boleros.

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28
mayo
2024

No es difícil recordarla. En un escenario casi a oscuras, la imagen de una única figura alta y esbelta, como una estatua, se nos aparece a destellos en la imaginación: un vestido de corte amplio, el cabello rubio recogido y todo perfectamente construido para dejar como únicas protagonistas la boca y las manos. Se despegan los labios y suena una voz grave aunque indiscutiblemente femenina, una línea de canto que encuentra la plena emoción en su estabilidad y precisión y un vibrato profundo, controlado en sus quiebros y en su dicción: «Por linda y graciosa te quiero, y en vez de decirte un piropo, María Dolores, te canto un bolero». Es María Dolores Pradera, llamada por muchos La Gran Señora de la Canción y de cuyo nacimiento se cumplen en 2024 cien años.

Aunque todos la recordemos como cantante, lo cierto es que la madrileña encaminó inicialmente sus pasos hacia el mundo del cine: comenzó a trabajar como actriz teatral en los años 40 representando obras de García Lorca y Bernard Shaw, y participó en varias películas de alcance en el mundo hispánico. Fue durante el rodaje de uno de esos títulos, Los habitantes de la casa deshabitada (1946), donde conoció al que sería su marido y padre de sus dos hijos, el actor Fernando Fernán Gómez. La relación, marcada por el hambre de la posguerra y los desacuerdos, terminó en separación doce años después, cuando aún no había divorcio en España. Aunque discreta con su vida privada, la cantante siempre habló bien de su exmarido e incluso dejó ver que lo consideraba su gran amor: «Cuando conoces a una persona tan inteligente, tan original, tan especial, después te quedas un poco como taradita y vas coleccionando tontos».

A partir de los años 70, María Dolores se dedicó enteramente a la canción melódica, género que la hizo eterna en España e Hispanoamérica. Cultivó una variedad de géneros (boleros, coplas, fado…) siempre con un registro personalísimo y elegante. Frente a la voz de artistas como Chavela Vargas, íntima amiga también de María Dolores, en las que el quebranto es la base misma de la interpretación, la voz de la madrileña se caracterizó siempre por un don natural para emocionar sin necesidad de alterar la estabilidad de su canto o de su vibración. Basta con ver cualquier vídeo de la intérprete: además de con la voz, María Dolores Pradera cantaba con el texto y con las manos, una parte de su cuerpo que resaltaba al vestir casi siempre con amplias túnicas.

Además de con la voz, cantaba con el texto y con las manos, una parte de su cuerpo que resaltaba al vestir casi siempre con amplias túnicas

Grabó más de 20 discos y varios recopilatorios; en total, varios cientos de canciones que se popularizaron rápidamente en todo el mundo hispano. Su caché llegó a alcanzar el millón y medio de pesetas en los años 90 a uno y otro lado del Atlántico. Recibió, además, numerosos reconocimientos de la crítica, como la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes (1999), la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (2001) o el Premio Ondas a la trayectoria musical (2013).

La dilatada carrera de la artista y este papel destacado en la vida social de los artistas españoles –mantuvo amistad con artistas como Sara Montiel o Carlos Cano– hace que se la recuerde con respeto y cariño. Fue acompañada por Los gemelos durante décadas, colaboró en varios temas con el mítico grupo Los Sabandeños y, hacia el final de su carrera, grabó el disco doble Gracias a vosotros, en el que cantaba sus grandes éxitos a dúo con voces que forman parte de la historia de la canción melódica española, como Ana Belén, Sabina, Amaya Uranga, Serrat o, en un contexto más reciente, Dani Martín y Pablo Alborán.

Le preguntaron qué era para ella envejecer. «No arreglarse», respondió la cantante

Prueba del enorme cariño que la artista se granjeó en vida fue el concierto homenaje a su centenario que, a principios de este año, tuvo lugar en el Wizink Center de Madrid, así como la publicación de su primera biografía, María Dolores Pradera: déjame que te cuente (Roca Editorial), firmada por Felipe Cabrerizo y Santiago Aguilar con la colaboración de su entorno más cercano. María Dolores dio más de 2.000 conciertos entre España e Hispanoamérica, y solo dejó los escenarios muy al final de su vida, cuando su salud ya pesaba más que su canto: memorable es la anécdota de una de sus últimas apariciones, acompañando en concierto a Miguel Poveda, donde dijo que la gente de su edad, a estas horas, solo estaba durmiendo o en urgencias.

Siempre vivió en el empeño de mantenerse viva y en activo a través de la música y también de los amigos. Generosa y divertida, en una entrevista concedida a El País en 2011, siete años antes de morir, le preguntaron qué era para ella envejecer. «No arreglarse», respondió la cantante. Toda una filosofía de vida y un estilo de canto recogidos en apenas dos palabras, y es que así era María Dolores: la exactitud hecha elegancia.

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