Siglo XXI

El ‘big bang’ para dummies (y otras teorías alternativas)

Hace 17.000 millones de años nació el mundo que hoy conocemos, pero ¿fue el ‘big bang’ el origen de todo o no fue en realidad más que un punto de inflexión entre un universo viejo y uno nuevo?

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09
mayo
2022

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En 1986, gracias al telescopio espacial Hubble y afinando un poco los cálculos que el propio Edwin Hubble había hecho en 1929 gracias a la teoría de la relatividad de Einstein, un equipo de científicos calculó que la edad del universo oscilaba entre los 13.600 y 16.900 millones de años. Si viajáramos en el tiempo esta cantidad de años llegaríamos al momento del nacimiento de nuestro universo. No obstante, ¿qué seríamos capaces de ver entonces? Los cosmólogos han tratado de averiguarlo, pero hasta ahora solo han conseguido teorizar sobre ello: sigue siendo un misterio. 

Una de las teorías que más adeptos ha ganado es la del big bang, que curiosamente nació en la mente del sacerdote católico George Lemaître. Desde joven, el belga ya había mostrado un profundo interés tanto en la ciencia como en la vida sacerdotal, dos vocaciones que consiguió integrar en su vida tras haber luchado en la Primera Guerra Mundial donde, cuentan, leía el Génesis a la par que los trabajos del físico Henri Poincaré. Lemaître, además de demostrar que el universo no era estático, sino que se encuentra en constante expansión, fue el primero en hablar de la ‘teoría del átomo primigenio’: creía que hace 13.000 millones de años el universo era un punto caliente más pequeño que el núcleo de un átomo y que, en una fracción de segundo, se expandió y se enfrió, dando lugar a lo que llamó ‘inflación cosmológica’. La expansión siguió entonces su curso, formando las estrellas, las galaxias y todo aquello que conocemos (e incluso lo que aún no).

Esta teoría se sustenta en dos evidencias principales. La primera de ellas es la expansión constante, una realidad que ha llevado a científicos y cosmólogos a pensar que, en algún momento, el universo estuvo encerrado en un punto compacto. La segunda evidencia es la ‘radiación cósmica de fondo de microondas’, una radiación descubierta en 1965 por dos ingenieros de Laboratorios Bell. Esta, que cubre y envuelve cada una de las partículas del universo de manera uniforme, es considerada un recuerdo –o un eco– de los primeros instantes en que la luz y la radiación aparecieron en el universo.

Si bien el ‘big bang’ cuenta con evidencias que apoyan su viabilidad, todavía hay preguntas que no tienen respuesta

La teoría del átomo primigenio, sin embargo, no gustó al astrónomo inglés Fred Hoyle, que criticó la idea del ‘gran estallido’ (el significado literal en castellano de big bang) en una charla en la BBC; paradójicamente, fue esa crítica lo que bautizó el concepto tal como lo conocemos actualmente. Hoyle era partidario del llamado ‘modelo del estado estacionario’, una teoría nacida originalmente en las mentes de Thomas Gold y Hermann Bondi y que el mismo Hoyle se encargó de ampliar. Esta hipótesis considera que el universo siempre ha existido y que nunca dejará de existir; por eso, argumentan, siempre ha tenido la misma apariencia. La teoría sí que considera que el universo se expande, si bien sostiene que lo hace gracias a una creación constante de materia que va ocupando los espacios vacíos de la expansión, lo que mantendría su densidad. Con el descubrimiento de la radiación de microondas, la teoría entró en decadencia. Pese a que hoy día sigue habiendo algún astrónomo que se aferra a ella, como el astrofísico indio Jayant Vishnu Narlikar, la teoría ha sido prácticamente descartada por la comunidad científica. 

Alternativas que la ciencia todavía no ha cancelado

Pese a la enorme importancia que el big bang –prácticamente la única teoría del origen del universo que se enseña en los institutos– mantiene hasta hoy, existen también otras teorías alternativas que la ciencia ha aceptado como posibilidades. Es el caso del ‘gran rebote’, la ‘teoría de la cosmología cíclica conforme’ o la ‘teoría de la ‘inflación eterna’ (o de los ‘multiversos’). 

Todas ellas comparten un mismo aspecto: tienen ciertos puntos en común con el big bang. El ‘gran rebote’, por ejemplo, defiende que la explosión no fue tal, sino que se trató de un rebote: el paso de un universo viejo a uno nuevo. Una mera contracción de algo que siempre ha existido y que simplemente cambia cada un determinado número de millones de años. Algo similar sostiene la ‘teoría de la cosmología cíclica uniforme’ de Roger Penrose. En ella se presume que el universo será absorbido en algún momento de su historia por agujeros negros que evaporarán todo el contenido, dejando como resultado un universo con infinitas partículas de luz. Este escenario, que Penrose asocia al big bang, sería el punto de partida para un nuevo universo. 

También existen múltiples teorías situadas fuera de los límites de la ciencia, como ocurre con aquellas que consideran que el universo entero es un holograma o una simulación creada por ordenadores. Sin embargo, hasta que no se pruebe la veracidad absoluta del big bang, esta continúa siendo también una hipótesis. La ciencia, mientras tanto, es libre de apostar por cualquier alternativa viable. 

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