Ecotrends
El (eco)oasis tinerfeño
En medio de un entorno inigualable y rodeado de palmeras, el Ritz-Carlton Abama es un ejemplo de hotel en el que el lujo va de la mano con el respeto al medio ambiente: el uso de energías renovables, el respeto por la biodiversidad y el destierro de los plásticos de un solo uso son algunas de sus apuestas.
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Dentro del archipiélago canario, la isla de Tenerife es conocida por ser la más grande. Pero tiene otros atributos a destacar en un próximo viaje. Para la ciudad de San Cristóbal de la Laguna, la declaración como ciudad Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco en el año 1999 supuso un gran cambio que, entre otras cosas, se materializó en una completa rehabilitación de la ciudad y la peatonalización de sus calles principales. Además de su reputación como centro social y cultural, constituye un ejemplo único de ciudad colonial no amurallada.
Un ejemplo de su exótica y frondosa vegetación es el Palmentum de Santa Cruz de Tenerife, un jardín botánico de doce hectáreas de extensión especializado en la familia de las palmeras. Constituye un proyecto único en el mundo que ha transformado un vertedero de basura en un espacio para el ocio y la cultura botánica y ha dotado este entorno de una vegetación espectacular, fruto de colaboraciones con numerosas instituciones internacionales. Aquí crece la mejor colección de palmeras de Europa, considerada la mayor colección botánica de palmeras de islas tropicales del mundo.
Si hay un establecimiento en la isla donde disfrutar de espacios verdes, playa resguardada y buena gastronomía –suman 3 estrellas Michelin en total–, es el Ritz-Carlton Abama, un complejo hotelero que recuerda el oasis sahariano, encaramado en lo alto de un acantilado entre volcán y océano. Cuenta con 300 especies diferentes de vegetación, incluyendo 25.000 palmeras alrededor en un área de 400 hectáreas. Los 262 m2 de superficie de paneles solares proporcionan agua caliente, aire acondicionado y sistema de calefacción a las piscinas. Aquí no se encontrará rastro de pajitas de plástico o colillas en la arena…. de hecho, están trabajando para eliminar el uso de todo tipo de plásticos, incluidos los vasos, junto con todos los hoteles Marriott en todo el mundo.
En temas hídricos, cada restaurante tiene instalados filtros para embotellar su propia agua y cuentan con una planta desaladora –camuflada para integrarse en el medio natural– para garantizar que toda el agua utilizada en el hotel sea extraída del mar y tratada en la planta.
El espacio en general está pensado para una accesibilidad completa, contando con ascensores en varios puntos del hotel, buggies para desplazarse por los espacios ajardinados, así como un pequeño funicular para bajar a la bonita playa pública de Abama. Esta calita del municipio de Guía de Isora, escondida entre fincas de plataneras, además de estar cuidadísima por todo el personal, nos descubre unas maravillosas piscinas naturales a las que acceder por unas escaleras talladas en la roca. Desde aquí se puede contemplar la pequeña isla de la Gomera y sus montañas verdes. La zona no tiene la reputación de contar con las playas más bonitas del archipiélago, pero esta nos da una buena razón para visitar el sur de la isla, incluso para los propios tinerfeños. Para los que sean más de montaña, desde aquí organizan una interesantísima visita al Teide, imbricado en el parque Nacional que lleva su nombre –declarado también Patrimonio de la Humanidad–, ideal para una sesión de senderismo. Contemplar el sol en pleno día gracias a los telescopios del Observatorio del Teide es otra de las opciones que ofrece el lugar, un infinito abanico de recuerdos luminosos de la isla.
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