Una visita al paraíso del vino

Una ciudad ecológica, responsable y moderna. Suena a todo lo que aspira cualquier urbe, ¿verdad? Así es Burdeos. El centro neurálgico de la más famosa zona vitivinícola de Francia –y, tal vez, del mundo– se ha transformado sobremanera en la última década. Y, en el proceso, se ha convertido en todo eso que cualquier ciudad quiere ser. 

Tan solo un paseo en bici por su ecobarrio, Bastide Niel, hace que te des cuenta de ese aire williamsburguiano que se respira. Brooklyn no tiene nada que envidiar a este barrio donde reside, frente a su pintoresca iglesia, el quinto hotel más ecológico del país: Eklo.

Jóvenes y mayores. Mochileros o ejecutivos. Familias o singles. Humanos o acompañantes peludos. Su diseño accesible a todos los perfiles, sus coworking, terraza y bar-restaurante-escenario… la propuesta hotelera más disruptiva de la ciudad marca un nuevo estándar de convivencia en la comunidad.

La energía solar es el eje que inspira los días en el Eklo y que les permite ser autosuficientes durante toda la jornada. Su propio huerto abastece de comida a una cocina colaborativa en la que todos los huéspedes pueden participar. Por si estas iniciativas no fuesen suficientes, además, el establecimiento recupera colillas con el objetivo de prensarlas y transformarlas en ladrillos de construcción. Eklo se ha convertido en un ejemplo innovador a seguir de cerca y en un espacio de vida abierto tanto a locales como turistas. Sin duda, una nueva forma de experimentar Burdeos.