Medio Ambiente
La ambición climática europea, a examen
La presidenta de la Comisión Europea ha anunciado el aumento del recorte de emisiones al 55% en vez del 40% actual y ha insistido en que el continente no puede «posponer la acción climática».
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La ambición climática actual de la Unión Europea no es suficiente. Así ha quedado constatado esta mañana en el primer discurso sobre el Estado de la Unión de la presidenta Ursula von der Leyen, en el que ha anunciado, como era previsible, un aumento de la reducción de los gases de efecto invernadero en un 55% en 2030 (respecto a las emisiones de 1990), en vez del 40% actual. Se trata, según ha explicado von der Leyen, de una medida necesaria para cumplir con el objetivo de convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro y cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura planetaria a 1,5ºC. Eso sí, todavía queda que el Parlamento Europeo apruebe esta medida en una votación que tendrá lugar el 5 de octubre y tras la cual, en el mejor de los casos, se iniciarán las negociaciones con los Estados miembros.
Desde el pasado mes de diciembre, cuando en medio del ruido de una improvisada COP25 se anunció la puesta en marcha del Green Deal, quedó claro que la lucha climática iba a ser una de las prioridades de la entonces recién nombrada Comisión. Sin embargo, el aumento de los recortes de emisiones se ha realizado en un momento difícil en el que muchos países de la Unión todavía intentan, contra viento y marea, salir de la crisis sanitaria y económica. Por este motivo, la presidenta ha recordado que «posponer la acción climática» nunca ha entrado en los planes del Viejo Continente.
Un 37% del fondo de plan de recuperación se invertirá en Pacto Verde
«Reconozco que este incremento es demasiado para algunos y no es suficiente para otros, pero nuestro análisis de impacto dice que nuestra economía y nuestra industria puede conseguirlo. Y así lo quieren», defendía la presidenta del Ejecutivo Europeo, mientras repetía que para ellos es «un objetivo ambicioso y alcanzable». Indirectamente, aludía a algunos países dependientes del carbón, como Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, que se opusieron desde el inicio al plan de descarbonización actual y han denunciado en repetidas ocasiones que una reducción de emisiones más estricta puede ser catastrófica para sus economías. Sin embargo, países como Austria, Dinamarca, Finlandia o España enviaron en marzo una carta al vicepresidente ejecutivo de la Comisión, Frans Timmermans, en el que reclamaban un aumento de la ambición.
Ahora, la presidenta ha especificado algunas medidas con las que se pretende conseguir esa reducción del 55% como la revisión de leyes sobre clima y energía antes del próximo verano o crear nuevos «valles europeos de hidrógeno». Además, ha recordado que un 37% del fondo del plan de recuperación, el Next Generation EU –que tiene un valor de 750.000 millones de euros– se invertirá en el Pacto Verde y, el 30% de la deuda que emita para captar los fondos del plan de recuperación se articulará mediante bonos verdes. Queda por ver de qué manera esas inversiones se alinearán con unos mecanismos de transición justa que garanticen que ningún país se quede atrás en este viaje hacia la neutralidad climática.
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