Medio Ambiente
Megan Morikawa: la mujer que susurraba a los océanos
La doctora en Genética de Corales y responsable de la Oficina de Sostenibilidad de Iberostar subraya el papel que juega el sector turístico en la protección de los océanos.
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Sin agua no hay vida. Sin océanos, no existimos. La pérdida de biodiversidad marina pone en serio riesgo la supervivencia humana y es consecuencia directa del calentamiento global, pero también de la sobrepesca. Lo sabemos y, aún así, los arrecifes de coral y las praderas submarinas sufren una pérdida anual cinco veces mayor a la de los bosques tropicales, según un estudio de la Fundación BBVA sobre la exploración de la biodiversidad marina.
Los arrecifes de coral —esos que se están muriendo lentamente: el 75% de los corales del mundo está en riesgo de desaparición— son organismos marinos admirados por todos, pero solo unos pocos tienen la suerte de estudiarlos y entenderlos. La doctora en Genética de Corales Megan Morikawa es una de esas afortunadas. Esta californiana formada en Standford, impulsora de un primer vivero de corales en República Dominicana, es la nueva responsable de la Oficina de Sostenibilidad del grupo hotelero Iberostar. Por ello, la experta subraya el papel que juega el sector turístico en la protección de los océanos y trabaja para buscar soluciones eficaces desde la ciencia.
El 75% de los corales del mundo está en riesgo de desaparición
La democratización y, por consiguiente, masificación del turismo, en especial el de «sol y playa», han hecho mella en estos ecosistemas. De hecho, las propias cadenas hoteleras deberían empezar a tomar conciencia de su propio impacto en el entorno en el que se establecen. Morikawa comparte con Ethic las tres áreas de actuación que Iberostar ha desarrollado a través del movimiento ‘Ola de cambio’: «Reducimos la producción de plásticos de forma drástica, promovemos el consumo responsable de pescado y tomamos medidas que protejan nuestro entorno», explica. Junto a otros expertos de diferentes ámbitos, esta amante de la naturaleza vela por las prácticas sostenibles y responsables dentro de la compañía en un intento de aplacar el impacto del turismo de masas en los ecosistemas marinos.
Los seres humanos estamos cambiando patrones climáticos, ya no solo en la tierra sino también en el mar; algo que se antoja cada vez más peligroso. Los residuos plásticos, por ejemplo, empiezan a ser un problema realmente grave para los océanos. «Urgen planes de actuación para los que hacen falta recursos públicos, pero no debemos olvidar que es una tarea de todos, también nuestra, como consumidores, de forma individual», apunta Morikawa. De ahí que aplauda las restricciones del uso y consumo de plásticos que se llevan implementando en los últimos años en todo el mundo.
Los mares que bañan nuestro país no son inmunes a la pérdida de biodiversidad. El Mediterráneo se enfrenta a la desaparición de la posidonia, una especie coralina que, lentamente, se está destruyendo por la profusión de los anclajes de los barcos turísticos. Para evitarlo, es esencial que el sector del turismo trabaje junto a las instituciones públicas en el desarrollo de vías de protección y restauración de la fauna marina. «El coral acoge a un tercio de la biodiversidad marina y está amenazado por varios frentes que debemos solucionar: los residuos, la sobrepesca, el cambio climático… Los complejos turísticos, en este sentido, deben ser más conscientes de su impacto en los ecosistemas en los que operan», asegura Morikawa.
«Los complejos turísticos deben ser más conscientes de su impacto en los ecosistemas en los que operan»
El consumo responsable de pescado, en especial en la industria hotelera, es fundamental para frenar la destrucción de la biodiversidad marina, y algunas cadenas ya se han puesto manos a la obra. Morikawa asegura que Iberostar es la primera de España y del sur de Europa en ofrecer pescado sostenible y en estar dentro de la cadena de custodia MSC (Marine Stewardship Council), es decir, certifica que su pescado proviene de pesca responsable. Además, es importante reducir el consumo de especies en peligro de extinción y, de paso, asegurarse de que las formas de pesca no son las más dañinas para el entorno marino. La apuesta por el consumo de pesca local también debería ser una prioridad a la hora de hablar de hoteles sostenibles. Morikawa admite que llevan a cabo «una fuerte labor de comunicación para que la gente entienda lo que supone comer pescado sostenible y la importancia de comprobar que procede de una pesca responsable».
El aumento del CO₂ en la atmósfera también está dañando los océanos, incluso cambiando su composición química. Algunos científicos alertan de una extinción masiva en el próximo siglo si no tomamos medidas y, aunque muchos lo tildan de alarmista, es evidente que el cambio climático y lo que lo produce es un problema de gravedad extrema para los océanos, ya sea por la subida del nivel del mar, por la acidificación del agua o por el aumento de su temperatura. Morikawa no cree que esas predicciones sean apocalípticas. Lamentablemente. Es más, la californiana alerta de que «es totalmente cierto que, si no tomamos medidas pronto, los efectos sean catastróficos para los ecosistemas naturales». ¿A qué esperamos?
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