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7 ideas clave de Arendt para entender la crisis de la democracia actual

Las teorías políticas de la filósofa Hannah Arendt expuestas en ‘Los orígenes del totalitarismo’ nos permiten entender la situación actual de las democracias y sus posibles causas y condicionantes.

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13
octubre
2025

Es imposible negar la influencia de Hannah Arendt (1906-1975) en la teoría filosófica y política con obras como Eichmann en Jerusalén, Los orígenes del totalitarismo y La condición humana. Sin embargo, en una época en la que la democracia se ve disminuida en los gobiernos actuales, las teorías políticas de Hannah Arendt, décadas después, arrojan luz sobre la posible comprensión de la crisis democrática mundial.

A continuación, siete de sus ideas clave.

La pérdida del pluralismo

Para Arendt, la política nace en el espacio público, donde las personas toman conciencia de los actos del resto, así como de los propios. La política debe ser plural, un espacio donde convivan diferentes puntos de vista y haya un debate entre la comunidad. Con el pluralismo, es posible incluir al otro y que se potencie la liberad y la igualdad política. Sin embargo, en una sociedad donde se rechaza al otro (por diferencias económicas, raciales, de género, etcétera) no hay un pluralismo representado realmente en la democracia.

Alienación del individuo en la sociedad de masas

Al anular el pluralismo, se anula la reflexión crítica. En una debilitación de la democracia y un auge del totalitarismo, se busca alienar a cada persona y se retuerce la burocracia para despersonalizar a la masa. Si bien Arendt criticaba esta alienación en los totalitarismos del siglo XX, como también lo criticó la filósofa Simone Weil en Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social, esto se puede ver reflejado en la actualidad en la sensación de impotencia ante el clima político y bélico mundial.

Desconfianza en las instituciones

Con el monopolio de la política y la alienación de los individuos, comienza el odio del Gobierno y el disgusto hacia este, según Arendt en Los orígenes del totalitarismo. El pueblo, que se ve apartado de la política, comienza a desconfiar y a odiar tanto a los políticos como a las instituciones y sirve como caldo de cultivo para que se dé un auge de los movimientos populistas.

La incapacidad fundamental para actuar es siempre característica de las tiranías

Auge de movimientos populistas

Con la Alemania nazi y el estalinismo, emergieron los movimientos populistas, que marcan una separación y delimitan un enfrentamiento entre dos grupos: el pueblo «real» y la élite «corrupta». Con la idea del pueblo «real», un pueblo que ignora el pluralismo, se combina el populismo con el autoritarismo y el nativismo (con un odio hacia las etnias distintas de la que debería ser la correcta y representativa del pueblo «real»; en el caso que explica Arendt fue hacia el pueblo judío).

Espejismos dentro de las democracias

Uno de los dos espejismos que explora Arendt era el de suponer que las masas que eran indiferentes políticamente no importaban, que eran neutrales y que eran un fondo en la vida política de la nación. Habían hecho creer a secciones del pueblo que sus opiniones y luchas no eran importantes, y explica que «lograron convencer al pueblo de que las mayorías parlamentarias no correspondían necesariamente a las realidades del país, minando así el respeto propio y la confianza de los Gobiernos que también creían en la regla de la mayoría más que en sus constituciones».

Propaganda, noticias falsas y desinformación

«La sinceridad nunca ha figurado entre las virtudes políticas y las mentiras han sido siempre consideradas en los tratos políticos como medios justificables», sostiene Arendt en Las crisis de la república. Los líderes de masas dentro de una crisis democrática intentan seducir al pueblo con falsedades. Pero antes de conseguir el poder, para «encajar la realidad en sus mentiras, su propaganda se halla caracterizada por su extremado desprecio por los hechos como tales», explica en Los orígenes del totalitarismo. Según la filósofa, cuanto más pequeño sea un movimiento político totalitario, más energía gastará en propaganda. Dicha propaganda antes no accedía con tanta facilidad a los medios, pero ahora, sobre todo con el bombardeo de información en las redes sociales, es más común que se vea incluida dentro de las noticias falsas.

El terror: el gobierno del miedo

El miedo y el terror son una forma sólida de dominación. Es, según Arendt, la esencia del gobierno totalitario, y se representa en la banalización del mal, los asesinatos en masa, el abandono de la solidaridad, los campos de concentración y las amenazas constantes. Sin embargo, con el auge de los conflictos bélicos y de los populismos en los últimos años, ciertos países supuestamente democráticos están viviendo una especie de terror en los términos que Arendt expone en Los orígenes del totalitarismo por las amenazas como medio de intimidación. Además, de acuerdo con la filósofa, el aislamiento, que se está dando en las sociedades occidentales actuales, «puede ser el comienzo del terror; es ciertamente su más fértil terreno; y siempre su resultado». «El aislamiento y la impotencia, es decir, la incapacidad fundamental para actuar, son siempre característicos de las tiranías. Los contactos políticos entre los hombres quedan cortados en el Gobierno tiránico y frustradas las capacidades humanas para la acción y para el poder», afirma.

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