Derechos Humanos

Qatar 2022: la construcción de un imperio a toda costa

Desde que se iniciaron los preparativos de la Copa del Mundo, más de dos mil personas han perdido la vida en la construcción de su infraestructura.

Artículo

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
08
junio
2018

Artículo

«Es inconcebible que el deporte esté vinculado a la vulneración de los derechos humanos más elementales, por eso nuestra tarea es difundir la conciencia a todos los pueblos que lo aman». Son palabras rotundas de la Premio Nobel de la Paz guatemalteca, Rigoberta Menchú, durante la presentación en Casa de América del informe ‘Qatar 2022. Un Mundial en el que perdemos todos’. El documento, elaborado por la Fundación para la Democracia Internacional, denuncia las condiciones de esclavitud que sufren los trabajadores migrantes –en su mayoría nepalíes– contratados para las obras del Mundial de 2022.

Desde que se iniciaron los preparativos de la copa del Mundo, más de dos mil personas han perdido la vida en la construcción de la infraestructura necesaria para la cita. «Todo el planeta ha de saber que el Mundial de fútbol se jugará en un estadio manchado de sangre». Menchú hizo hincapié en que la esclavitud contemporánea es una realidad «ante la que no podemos permanecer indiferentes. No es algo que sucediera en el pasado, es una práctica que se produce en muchos lugares del mundo», aseguró.

Desde que se iniciaron los preparativos de la copa del Mundo, más de dos mil personas han perdido la vida en la construcción

Qatar cuenta con cerca de dos millones de trabajadores migrantes, un cuarenta por ciento de los cuales trabaja en el sector de la construcción. «Las jornadas de trabajo son de entre 16 y 18 horas, apenas sin descanso, y soportando temperaturas que rondan los cincuenta grados centígrados», puntualizó Guillermo Whpei, presidente de la Fundación para la Democracia Internacional.

A estos trabajadores se les aplica el kafala, un sistema de patrocinio por el cual el asalariado necesita del permiso de empleador para cambiar de trabajo o salir del país. Además, el empresario puede retener a sus obreros el pasaporte. Asimismo, no se ofrecen garantías del cumplimiento de condiciones laborales y de alojamiento dignas (el informe constata el estado insalubre de las viviendas, así como el hacinamiento que se produce en las mismas), el pago de los salarios se realiza con retraso –a veces ni se percibe– y son frecuentes los engaños que sufren los trabajadores, a quienes se obliga a pagar por adelantado suculentas cuantías que garanticen su futura contratación.

«Por desgracia, la impunidad camina de la mano con la corrupción, y esto provoca violaciones sistemáticas de los derechos humanos, y en especial de los laborales. Muchos de los migrantes de Qatar son humillados y tratados como esclavos», sostuvo Menchú. Por su parte, el también Nobel de la Paz, el polaco Lech Walesa, quien también apadrinó la presentación del informe, insistió en la importancia de la concienciación: «Puede parecer que a estas alturas no hace falta seguir luchando para mejorar la situación, pero nada más lejos de la realidad, hay zonas en el mundo que necesitan nuestra ayuda». En este sentido, se mostró indignado de que un país que será sede del Mundial de Fútbol permita, «con la complicidad del resto», una condiciones «humillantes» para los trabajadores. «Necesitamos comprometer a los sindicatos de todos los países, porque es un problema gravísimo que nos afecta a todos. La gente pretende no ver las cosas, pero esto es un error, porque estas condiciones en las que trabajan los migrantes de Qatar son inaceptables. Además, hoy en día es posible realizar acciones globales, algo que facilita la lucha contra este tipo de práctica inhumanas».

«La FIFA nos explicó, al tiempo que lo manifestaba de manera pública, que nada tiene que ver con estos flagelos, que ellos son ajenos a la vulneración de derechos en Qatar, pero consideramos que, como entidad, tiene mucho poder, el suficiente para conseguir que la Copa del Mundo se convierta en un instrumento de desarrollo social», argumentó Whpei. «No es sensato, ni lógico ni humano que las cosas se hagan a cualquier precio», remachó.

Contra la esclavitud cotidiana

Menchú, Walesa y el propio Whpei hicieron un llamamiento a las ONG «para que no se callen, para que denuncien esta situación, para que no se naturalicen esta problemática, porque la esclavitud no puede convertirse en algo cotidiano». «Es tan humillante que existan en el mundo cuarenta millones de esclavos como que lo ignoremos. Por eso, nuestro propósito es incluir en la agenda global a esos cuarenta millones de esclavos. Hay que soñar con futuros distintos, no es verdad que el mundo esté perdido. Del saber no se vuelve, y si somos conscientes de la realidad de estas personas, podremos actuar en conciencia», apostilló el presidente de la Fundación para la Democracia Internacional.

Guillermo Whpei. «Es tan humillante que existan en el mundo cuarenta millones de esclavos como que lo ignoremos»

Pese a que los responsables de la Fundación que ha realizado este informe han solicitado en varias ocasiones una reunión con mandatarios de la FIFA, el encuentro no ha sido posible.«Nos indignamos ante esta situación porque creemos en el deporte. El deporte está lleno de nobleza, de valores necesarios, tiene que ver con la salud, no sólo física sino también mental», insistió Menchú quien, junto con Walesa y Whpei, agradeció en varias ocasiones el compromiso que el Papa Francisco ha adquirido con esta causa. «Su trabajo, junto con el de organizaciones como Amnistía Internacional, está permitiendo que la sociedad, los patrocinadores del Mundial, los gobiernos y las grandes figuras del deporte tomen conciencia de esta realidad y, entre todos, podamos modificarla».

De momento, mejorar esas condiciones laborales propias de situaciones de esclavitud parece difícil. En 2014, distintas ONG denunciaron ante la Organización Internacional del Trabajo al gobierno de Qatar por violación del Convenio número 29 sobre el trabajo forzoso y del Convenio 81 sobre la Inspección del trabajo. «No sirvió de nada», zanja Whpei.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

Cobalto rojo

Siddharth Kara

¿Es posible garantizar un suministro fiable de cobalto sin poner en juego la vulneración de derechos humanos?

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME