La meditación se cuela en los colegios
Hay quienes defienden que aumenta el rendimiento escolar y previene conflictos entre los menores. En España, más de 200 centros educativos ya lo incluyen en sus programas.
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COLABORA2018
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La Fundación David Lynch es un reflejo de la prioridad actual del director de cine que, como declaró en una entrevista a Ethic hace tiempo, va más allá de hacer películas: la meditación para alcanzar atención plena o, como se le conoce universalmente, mindfulness.
Desde su organización promueven esta práctica, y ponen un foco destacado en los colegios, concretamente, en los de alumnos con familias con rentas bajas. «En las escuelas urbanas de bajos ingresos, el estrés traumático es una realidad para millones de niños que crecen en un clima opresivo de pobreza, violencia y miedo. Este estrés impide el aprendizaje y socava la salud física y mental», publica la Fundación en su página web, y añaden unos cuantos datos: el 25% de los adolescentes sufren trastornos de ansiedad; más de seis millones de niños padecen algún trastorno que afecta a su capacidad para aprender; a uno de cada cuatro estudiantes de secundaria se le ha ofrecido, vendido o dado drogas ilegales en el entono escolar; el suicidio es la tercera causa de muerte entre los adolescentes.
Estudios científicos avalan los efectos beneficiosos para el cerebro de la meditación
Su programa Quiet Time es, como ellos definen, un sistema práctico para reducir el estrés y mejorar considerablemente el rendimiento académico, el bienestar del estudiante y el entorno escolar. «Bastan dos periodos de 15 minutos de meditación trascendental cada día para ayudar a equilibrar sus vidas y mejorar su disposición a aprender. Este programa complementa las estrategias educativas existentes al mejorar las bases fisiológicas del aprendizaje y el comportamiento».
Según recoge la Fundación, en los colegios donde han aplicado su sistema «se ha observado un 10% de mejora en las puntuaciones de los exámenes, una reducción en un 86% de los suspensos y un estrechamiento de la brecha de rendimiento entre alumnos».
Lejos de ser una prolongación de la excentricidad que Lynch desprende en sus películas, lo cierto es que la meditación está avalada por una gran parte de la comunidad científica. Una de las más relevantes ha sido la de la investigadora de Harvard Sara Lazar, que escogió a numerosas personas que nunca habían practicado meditación y les realizó un escáner cerebral. Después de ocho semanas en las que dedicaron 30 minutos al día a meditar, volvió a hacerles el mismo chequeo, y algunas de las zonas de su cerebro se habían vuelto más densas, como el hipocampo, un área vital para la memoria y el aprendizaje, y el control emocional. También en la unión temporoparietal, donde se recogen la toma de perspectiva, la empatía y la compasión.
Esta investigación se refleja en el canal de vídeos Vox, que también recoge la otra cara de la moneda: David Forbes, experto estadounidense en orientación escolar, argumenta que estos programas se dirigen «a las escuelas con estudiantes en riesgo de exclusión, y en la práctica anima a los niños a ser pasivos y adaptarse a situaciones que la mayoría nunca aceptaría». Básicamente, el educador considera que este tipo de iniciativas aumentan la segregación entre negros y blancos en las escuelas, lo que, por otro lado, sigue siendo un mal persistente en parte del sector educativo de ese país.
Bruce Gill, que dirige el programa de meditación en Eastern High School en Washington, rebate esta afirmación: «La atención plena puede brindarles a los estudiantes herramientas importantes para navegar por un sistema lleno de tensiones». Y zanja: «Lo que no queremos es que reaccionen frente a la amenaza de un agente de policía de tal manera que provoquen que ocurra algo destructivo».
¿Y qué pasa en España?
Sea como fuere, la meditación es un hecho que, cada vez más, se expande por las aulas de todo el mundo. En Holanda, por ejemplo, ya es una asignatura obligatoria, por ley, en primaria y secundaria. El Gobierno de Australia quiere que sea curricular en 2020. La plataforma Mindful Schools, que da formación a profesores desde 2007, asegura que ahora mismo hay más de 1,5 millones de estudiantes, en todo el mundo, que practican meditación.
En más de 200 colegios españoles el ‘mindfulness’ se da como asignatura
En nuestro país también tiene cada vez más penetración, y el foco no está necesariamente en colegios de zonas deprimidas, como sucede en Estados Unidos. La Universidad de Málaga ya tiene su máster en mindfulness incluido en su departamento de Ciencias de la Salud, y en esa misma ciudad el colegio concertado La Asunción imparte meditación como materia obligatoria (en bachillerato se permiten dos horas semanales de asignaturas de libre configuración), que fue aprobada por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
A través de programas como Aulas Felices en Aragón, Treva en Cataluña o Escuelas Conscientes en la Comunidad Valenciana, y talleres que se han impartido en Madrid, ya existen más de 200 escuelas en España en las que la meditación se imparte como una asignatura más.
En nuestro país, por tanto, la meditación avanza y goza de cada vez más aceptación, un reflejo de lo que está ocurriendo en el resto del mundo. La revista Time ya ha dedicado una de sus sacramentales portadas al mindfulness. Es otra prueba de que esta práctica es un fenómeno real y, hoy por hoy, imparable.
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