Cultura

Se estanca el Estado de bienestar… ¿Y el estado de Europa?

La natalidad disminuye, crecen el desempleo y los gastos en pensiones y sanidad, la dudosa gestión de las crisis económica y migratoria da gasolina a los populismos… ¿Es sostenible el proyecto de la UE?

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14
diciembre
2016

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La natalidad europea disminuye, la población envejece, crecen el desempleo y los gastos ligados a las pensiones y la sanidad, la dudosa gestión de las crisis económica y migratoria da gasolina a los populismos euroescépticos… La pregunta es inevitable: ¿es sostenible el proyecto de la UE?

Europa está en entredicho. No el continente como realidad geográfica, sino la unión de sus países bajo un mismo paraguas organizativo e identitario. El hecho comunitario atraviesa una etapa crítica, que el exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y el secretario de Estado para la Unión Europea Fernando Eguidazu, recogen en su libro Europa y el porvenir (Atalaya).

No es, en ningún caso, un tratado agorero, más bien al contrario: sus autores, aunque exponen los motivos por los que la Unión hace aguas, desdramatizan y, sobre todo, muestran el camino a seguir en el futuro. Parten de una situación de la que deriva todo lo demás: el estancamiento del Estado del bienestar, uno de los pilares de los Tratados de Roma en 1957 que alumbraron la Comunidad Económica Europea. «Es innegable todo lo que hemos avanzado en este tiempo», cuenta García-Margallo durante la presentación del libro, y pone un ejemplo clave: «El Obamacare, esto es, asistencia sanitaria gratuita a 20 millones de estadounidenses, es hoy, en la primera potencia mundial, un debate que aquí ni se plantea, porque hace mucho que lo hemos superado».

El exministro, con todo, expone una serie de gravedades que requieren medidas urgentes: «Es triste que hoy, muchos asuman que no van a cobrar su pensión, que van a vivir peor que sus padres, y que sus hijos lo tendrán todavía peor. La tasa media de fertilidad, en Europa, es de 1,2 hijos por pareja, más baja que nunca. Hoy, en todo el mundo, hay 800 millones de habitantes de más de 65 años; en 2030 serán 2.000 millones. A esto hay que añadir que el paro en Europa es estructural. Hay demasiada gente en edad de trabajar que no lo hace. Esto es por muchos motivos, aparte del desequilibrio de la oferta y la demanda, como la crisis financiera -que por cierto empezó en Estados Unidos-, la transición digital y las deslocalizaciones. Esto genera mucho miedo ante la globalización, que se concreta en dos temores: perder el trabajo o el nivel salarial, y perder la identidad cultural. El resultado: Brexit, referéndum de Holanda contra el acuerdo con Ucrania, la paralización de los tratados comerciales, el avance de los populismos radicales… Y fuera de nuestra fronteras, la elección de Trump, claro». Y concluye: «Entramos en una etapa de proteccionismo. Y de individualismo, como demuestra la pasividad del mundo occidental a lo que está pasando en Alepo. El miedo da alas a los populismos».

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Luis de Guindos, José Ignacio Torreblanca y José Manuel García-Margallo, durante la presentación del libro en la Fundación Rafel del Pino

Eguidazu da su punto de vista: «En Europa, hemos perdido la ilusión. Nació para evitar las guerras en el continente. Luego se adhirieron cada vez más países, por la prosperidad. Y desde luego hemos cumplido con creces. En este tiempo, hemos vivido un crecimiento impresionante del bienestar, abaratamiento de mercancías, tenemos una moneda única, el tratado Shengen, el programa Erasmus… Pero ahí hemos parado, y eso son ya logros pasados. Por eso los jóvenes no perciben cuál es el valor añadido de pertenencia comunitaria. Y con la crisis económica y  migratoria, ambas tan mal gestionadas, hay un agravio respecto a la actuación de Bruselas». Y vuelve al punto clave del libro: «La mejora del Estado de bienestar es la vía para mejorar la percepción de la Unión Europea».

Los autores proponen varias fórmulas en su libro. Por sus páginas discurren medidas como mutualizar las pensiones con un sistema europeo, unificar el mercado energético o promover políticas para que la natalidad aumente de forma natural. «Antes éramos el 20% de la población mundial; ahora somos la mitad», advierte Margallo, «la migración es ahora necesaria, pero no podemos considerarla la solución definitiva».

El ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, pone el colofón a la presentación del libro con una reflexión: «Hay un mensaje optimista. Ahora se cumplen 60 años del Tratado de Roma. Comparémoslos con los 60 años anteriores, y veremos un contraste brutal: dos guerras mundiales, nacionalismos, xenofobias, y conflictos entre países europeos de una gravedad que no hemos conocido desde la firma del tratado. El futuro pasa por una combinación del mercado libre y el Estado de bienestar. Unos pondrán más énfasis en uno o en otro, pero lo que está claro es que todo pasa por el crecimiento económico y la generación de empleo y riqueza. Y eso exige políticas».

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