Educación
Viaje al centro de la alimentación
¿Sabías que el 70% de nuestra dieta se basa en alimentos procesados? ¿Y que la mala alimentación es responsable del 21% de las muertes evitables?
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Azúcares, grasas insalubres, sodio… El consumo excesivo de estos ingredientes pasa factura. Entre un 40 y un 55% de las dolencias cardiovasculares se atribuyen a la mala alimentación, así como un 45% de los casos de diabetes y entre un 30 y un 40% de casos de cáncer estomacal y de colon. Las tres enfermedades que más caro le salen, dicho sea de paso, a las arcas públicas: suponen casi el 20% del gasto sanitario anual. Es decir, 1 de cada 5 euros que gasta la sanidad pública se invierte en tratar de curar las enfermedades que genera, entre otros factores, la alimentación insana.
El 70% de nuestra dieta se basa en alimentos procesados
Son las conclusiones del estudio Viaje al centro de la alimentación que nos enferma, elaborado por VSF Justicia Alimentaria Global y enmarcado dentro de la campaña Dame Veneno, que pretende dar la voz de alarma sobre del deterioro de la salud y la calidad de vida que se ha producido en España por el actual sistema alimentario. Desde esta misma campaña, a su vez, se ha impulsado la creación de la ‘Alianza por una alimentación saludable’, en la que organizaciones de defensa de los consumidores, del mundo de la salud, agrarias, ecologistas y diversas AMPA y ONG, se unen para afrontar este problema y aportar soluciones. La Alianza denuncia que «las Administraciones públicas, en su gran mayoría, permanecen en un estado de parálisis. Las políticas públicas para garantizar una alimentación saludable y proteger nuestra salud son el gran ausente».
Según otro informe, el Global Burden of Disease (Carga mundial de morbilidad), publicado recientemente en The Lancet, una alimentación inadecuada es el factor de riesgo que más problemas causa en nuestra salud, responsable del 21% de las muertes evitables.
Lo cierto es que el 70% de nuestra dieta se basa en alimentos procesados. No se trata de procesos de manipulación tradicionales, sino de productos con ingredientes añadidos con el fin de alterar su sabor, aspecto y textura, o sus características de conservación, transporte, almacenado o precio. Las ventas de estos productos han aumentado un 43,7% en todo el mundo y en solo trece años (de 2000 a 2013).
La salud tiene precio
La mala alimentación es responsable del 21% de las muertes evitables
El informe de VSF lanza otro dato demoledor: el 44% de la población no puede adecuar su alimentación a las recomendaciones nutricionales debido a razones económicas. Un nivel económico más bajo está asociado a una peor salud, hasta el punto de que, en una misma ciudad, existen diferencias en la esperanza de vida de hasta ocho años, advierte la organización.
Los datos referentes a España indican una diferencia de 1,4 euros por persona y día entre una dieta sana y otra insana. Para una familia, esto puede suponer más de 100 euros por semana, una cifra que para las familias con pocos recursos puede determinar que sus opciones de compra no sean las más saludables.
¿De qué sirve sensibilizar sobre una dieta saludable si las personas no tienen suficientes ingresos para comprarlos? Es la pregunta que lanza la campaña Dame Veneno, que insiste en que «para reducir la desigualdad en materia de salud y los riesgos para la misma, la administración debería intervenir abaratando los alimentos básicos, encareciendo los productos insanos a través de impuestos y promocionando ayudas públicas a sistemas alimentarios locales y producciones agroecológicas». En concreto, la campaña exige:
- Medidas impositivas sobre los alimentos perjudiciales que permitan desincentivar su consumo, así como reducir los impuestos sobre las opciones alimentarias saludables.
- La regulación estricta de la publicidad de alimentos y bebidas malsanas dirigida a la infancia, transformando el actual código PAOS y el mecanismo de autorregulación en una normativa de obligado cumplimiento que prohíba las diferentes formas de publicidad de alimentos insanos dirigidas a la infancia.
- Prohibir el etiquetado de alimentos con menciones como «natural», «artesanal» y otros que consistan en fraude y lleven a la confusión del consumidor. Debe indicar de manera sencilla y clara las cantidades de los ingredientes implicados en las enfermedades vinculadas a su consumo excesivo.
- Garantizar que en los centros educativos existan opciones saludables de alimentación, y que exista un control efectivo de la publicidad y distribución de la alimentos insanos en todas sus formas dentro de los mismos, modificando el actual Documento de consenso sobre la alimentación en centros educativos.
- Fomentar el desarrollo de la agricultura y ganadería sostenible, orientada al derecho a una alimentación sana para el conjunto de la población, estableciendo para ello facilidades para la transformación y comercialización de este tipo de modelo de producción.
- Incorporar elementos en el ámbito educativo que actúen sobre el ambiente alimentario insano, actuaciones como introducir elementos de cocina y salud alimentaria en el ámbito curricular, comedores escolares de proximidad o los huertos escolares.
Conoce la campaña y firma por una alimentación saludable a través de este enlace.
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