Naval Azul, un ventanal al mar
Con la economía azul como bandera, ha surgido Naval Azul, una iniciativa cuyo principal objetivo es reutilizar los antiguos terrenos de los astilleros de Gijón para levantar un área empresarial de referencia no solo en la ciudad, sino en todo el Arco Atlántico Europeo.
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Gijón es una ciudad que mira al mar. Más que eso, es una urbe sobre la que «el mar en oleadas, vierte en ti su infinita poesía», acertó a componer en su oda A Gijón (1919) la escritora y periodista Rosario de Acuña. Desde hace casi dos décadas, sin embargo, una parte de Gijón está privada de esa lírica marinera que la alza como la capital marítima de Asturias, cuando en 2009 cesó la actividad industrial de uno de sus principales astilleros.
Naval Gijón se fundó en 1984 y enseguida se convirtió en una de las empresas navales más relevantes de España, pero la evolución de la actividad industrial hizo que cada vez fuera más costoso construir o reparar barcos y buques, hasta que las grandes pérdidas económicas obligaron su cierre. «Desde el año 2009, Gijón no puede mirar al mar desde este barrio», afirma Carmen Moriyón, alcaldesa de la ciudad. Se tapió entonces un ventanal al mar y se abrió una «herida que hay que cerrar».
El espacio acogerá desde centros de investigación sobre biodiversidad hasta infraestructuras para la pesca o la construcción de barcos
Con este espíritu de recuperación ha surgido Naval Azul, la regeneración de Naval Gijón. Ubicado en el barrio de Natahoyo, al oeste de la ciudad, se trata de una iniciativa cuyo principal objetivo es reutilizar los antiguos terrenos del astillero para levantar un área empresarial de referencia en el sector de la economía azul, a la vez que se proporciona una nueva imagen a la fachada marítima de la zona y se recupera el espacio para la ciudadanía. No es solo eso, sino que Naval Azul va más allá y busca convertir Naval Gijón en uno de los motores para el desarrollo económico y social de la ciudad y posicionarla como un actor clave en el Arco Atlántico Europeo (compuesto por 29 regiones de los países que forman el frente atlántico de la Unión Europea: Portugal, España, Francia, Irlanda y Reino Unido).
Históricamente, Gijón ha sido una ciudad de referencia para el emprendimiento y la generación de riqueza y empleo, y este proyecto pretende recuperar tal posición a través de la economía azul. Esta es precisamente la clave del proyecto: promover una economía cuyos pilares son el mar y el océano y que será, además, uno de los ejes estratégicos sobre los que pivotarán las empresas y la creación de empleo que se establezcan en esta zona. Así, el 80% del espacio estará dedicado a actividades vinculadas con este sector económico: desde pesca y acuicultura sostenible, protección de especies, investigación de la biodiversidad marina, construcción de embarcaciones de pequeño tamaño o energías renovables hasta turismo, navegación y biotecnología marina.
El patrimonio marítimo de la ciudad está en su ADN; por eso, el atractivo costero es una de las insignias de Naval Azul, que tiene también un importante trasfondo social. Se proyecta desarrollar un paseo marítimo abierto, accesible, con grandes zonas verdes y un carril bici que combine la actividad empresarial con el ocio —tiendas, negocios hosteleros, instalaciones que alberguen propuestas culturales—, de manera que sea un lugar atractivo tanto para la ciudadanía como para los turistas.
Naval Azul se alza como una iniciativa emblemática encaminada no solo a cambiar el diseño urbano, sino a mejorar la vida de la gente por medio de la tecnología, la innovación, la sostenibilidad y la generación de unos puestos de trabajo de calidad que sirvan, especialmente, para atraer y retener el talento joven.
Comienza «una reconquista de la franja litoral del oeste de Gijón», apunta la alcaldesa Moriyón. Una iniciativa que, ante todo, busca volver a abrir este gran ventanal al Cantábrico transformado en el nuevo foco empresarial y social de la ciudad, que devolverá a los ciudadanos esa parte de la que tanto tiempo han estado privados para su uso y disfrute.
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