ESG

El mar, el rumbo de las empresas en sus políticas ESG

Entre las prioridades del Pacto Verde Europeo se incluye la de garantizar la sostenibilidad del mar, así como de las actividades económicas que se desarrollan en el sector pesquero o turístico. La estrategia de biodiversidad de la UE establece que el 30% del mar debe estar protegido en el año 2023

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23
mayo
2024

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Los océanos del mundo ocupan tres cuartas partes de su superficie, contienen el 97% del agua de la Tierra, representan el 99% del espacio vital del plantea por volumen, producen el 50% del oxígeno y acogen una gran parte de la biodiversidad mundial. Son la fuente principal de recursos de todo tipo para la humanidad y esenciales para su desarrollo social y económico. Además, son la principal vía de transporte de mercancías, y el principal agente de lucha contra el cambio climático.

La otra cara de la moneda es que detrás de toda esa fortaleza se encuentra una gran fragilidad, a diferencia del medio terrestre. En los últimos años, la presión sobre los ecosistemas marinos ha provocado la pérdida de cerca del 50% de la biodiversidad, y cerca de 17.000 especies están hoy en peligro. Está previsto que esta presión sin precedentes aumente como consecuencia de la blue acceleration: el aumento exponencial de las actividades humanas sobre los océanos. Todo ello limita cada vez más la capacidad del océano de proveernos de los bienes y servicios que necesitamos para garantizar nuestro futuro.

Esta situación ha dado lugar al concepto de «economía azul» o «economía marina sostenible», un concepto aspiracional que todos los operadores de la industria marina deben buscar.

En los últimos años, la presión sobre los ecosistemas marinos ha provocado la pérdida de cerca del 50% de la biodiversidad

Esta necesidad ha ido generando un nuevo marco normativo, con un fuerte protagonismo de la Unión Europea como impulsora, que obliga a las empresas a tomar medidas para ser más sostenibles y tener un menor impacto en los océanos. Entre las prioridades del Pacto Verde Europeo se incluye la de garantizar la sostenibilidad del mar, así como de las actividades económicas que se desarrollan en el sector pesquero o turístico. La estrategia de biodiversidad de la UE establece que el 30% del mar debe estar protegido en el año 2030, y fija que una tercera parte de las áreas marinas protegidas en la actualidad deberán estar estrictamente protegidas en el futuro.

Por otro lado, la lucha contra el calentamiento global es una prioridad social, política y económica que se afronta desde la reducción de emisiones, pero que podría contar con la regeneración de la vida marina como una de sus principales armas. Según la ciencia, si se restableciera la vida marina destruida se podría absorber cerca del 40% del CO2 del planeta, lo que haría desaparecer el problema del cambio climático.

En los últimos años, la ciencia ha permitido el desarrollo de tecnología regenerativa. Con ella no solo se minimiza el impacto de la humanidad en el entorno, sino que se puede recuperar y reconstruir todo aquello que se ha destruido. Este escenario nos conduce a un nuevo marco de referencia en el que algunas industrias no solo disminuyen su impacto, sino que lo neutralizan completamente y pueden llegar a tener un impacto positivo. De hecho, el turismo o las infraestructuras son dos de las industrias que pueden jugar un papel trascendental, convirtiéndose en aliadas del océano, contribuyendo en la regeneración de la vida marina que se ha destruido y creando ecosistemas más sanos y resilientes, con mayor biodiversidad. Entornos que sin ser evidentemente lo que fueron, pueden llegar a experimentar una gran mejora sobre el estado que presentan ahora. Este concepto podría denominarse «seascaping».

Según la ciencia, si se restableciera la vida marina destruida se podría absorber cerca del 40% del CO2 del planeta

Es en el marco de esta tendencia donde aparece el concepto nature positive u ocean positive, que empiezan a impulsar algunas de las empresas líderes en el sector de las infraestructuras, y que desde los Consejos de Administración están ayudando a transformar su impacto en el medio natural, llevando a cabo un cambio de paradigma. Despliegan una serie de políticas ESG o de Responsabilidad Social Corporativa dentro de su estrategia de sostenibilidad que forman parte del core corporativo, ya que incorporando medidas en esta dirección consiguen a su vez mejorar su competitividad. Por ejemplo, la transformación de sus actividades en nature positive facilita el acceso de las empresas al capital, alineándose en la gestión por el ecosistema, de manera adaptativa y teniendo en cuenta el buen estado ambiental de los recursos utilizados. Los inversores exigen cada vez más que sus recursos se destinen a compañías responsables, que sean conscientes del impacto social y económico que puede conllevar otro camino.

En la misma línea, los consumidores exigen cada vez más resultados claros y transparentes en sostenibilidad, huyendo del greenwashing. En este contexto entra de nuevo en juego la aplicación de iniciativas regenerativas, que recuperen de forma clara, medible y contrastable la vida marina. Se trata de herramientas poderosísimas. Aquellas empresas que puedan mostrar de forma clara y transparente que están siendo aliadas de la naturaleza, verán cómo sus productos son mejor valorados y preferidos por los clientes.

Lo que hoy está desarrollando el sector, basado en la aplicación del conocimiento científico y traducido en tecnología, permite la recuperación de la vida en zonas degradadas. Una situación impensable hace unos años y que nos permite ser optimistas de cara al futuro, un futuro sostenible 360, social, económico y ambiental.


Ignasi Ferrer es fundador y CEO de Ocean Ecostructures y miembro del Consejo Asesor de Nactiva.

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