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La mitología del toro

Apis, el Minotauro y el zodíaco

Ya en el antiguo Egipto se reverenciaba al toro como encarnación de uno de sus dioses. El culto a este animal ha formado parte de los mitos de muchas y muy diferentes civilizaciones.

Fotografía original

Grez-Wikicommons
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14
julio
2025

Fotografía original

Grez-Wikicommons

Hubo una época en la que, te recorrieses la carretera de España, que te recorrieses te acababas tropezando con la silueta de un toro. Se recortaba en la distancia, un símbolo rápidamente reconocible. Era algo tan prosaico como publicidad, la del brandy Veterano de la marca Osborne.

El diseñador Manolo Prieto creó el toro para la agencia Azor, que trabajaba para la compañía de bebidas, en 1956 y, a partir del año siguiente, se fueron colocando estas vallas publicitarias temáticas por toda la geografía española. Llegó a haber más de 200. Fueron la excepción a una ley de publicidad de finales del siglo pasado y todavía se conservan 92 vallas, según los datos de la propia compañía. Andalucía hasta busca protegerlas como patrimonio.

La historia de este anuncio viral de antes de los virales sirve para hablar de toros y, sobre todo, de lo que significan. Este animal ha formado parte de la iconografía colectiva desde hace mucho tiempo y se ha asentado como una pieza más de las mitologías, sean las comerciales de la publicidad o sean las culturales de bastantes y muy diversas regiones. Posiblemente, el papel fundamental que el toro tenía a la hora de garantizar el éxito ganadero impacto en que fuese reverenciado a nivel simbólico.

En Egipto, varios toros recibían culto, como el dios Apis o los toros Buchis y Mnevis

El toro fue un dios, como ocurría en la cultura sumeria o en la egipcia. Para los sumerios, Anu, o An, era el dios del cielo, uno de los más importantes dioses de su panteón (el más, en ocasiones), y se representaba con un toro celeste. En Egipto, el toro Apis era la encarnación del dios Ptah y era adorado en Saqqara, aunque no era el único toro que recibía culto. Los toros Buchis y Mnevis también eran venerados, porque se consideraba que eran encarnaciones de Osiris y de Ra. Los toros, que eran animales reales, eran escogidos con especial cuidado y recibían honores también tras su muerte, cuando eran momificados.

Estas culturas no eran las únicas que reverenciaban a los toros o los incluían en sus rituales religiosos. Igualmente, el toro también entró a formar parte de las diferentes mitologías. Ahí están en la tradición griega el Minotauro o el Toro de Creta.

El Minotauro vivía en el centro de un laberinto y era mitad hombre y mitad toro. Era un ser monstruoso, que debía ser alimentado cada año con siete hombres y siete mujeres que eran sacrificados por el pueblo para esquivar su ira. Teseo logró escapar a ese destino gracias a Ariadna, que le dio la idea con la que podría salir del laberinto tras matar al monstruo.

Por su parte, el Toro de Creta era, además del padre del Minotauro, una bestia que aterraba a Creta y que se convirtió en uno de los trabajos a los que se tuvo que enfrentar Hércules. Padre e hijo taurinos han protagonizado toda clase de obras de arte y han inspirado multitud de interpretaciones sobre sus existencias y lo que significan.

Los toros formaban, por tanto, parte de los cultos griegos y luego lo fueron también de los romanos. Los romanos también incorporaron a su panteón a Mitra, que llegaba desde Persia, se vinculaba a la luz y la justicia y se representaba matando a un toro.

Y, aunque todas estas cosas puedan parecer un tanto lejanas, lo cierto es que el simbolismo del toro se ha ido quedando, oculto entre cosas cotidianas tanto religiosas (se pueden encontrar usos simbólicos del toro en el cristianismo, por ejemplo) como no.

Ahí está, para demostrarlo, el símbolo de Tauro, uno de los signos del zodíaco. Los Tauro son cabezones, pacientes y estables, aunque lentos en cuestiones amorosas y creativos en cuestiones laborales, según señalan en esos clásicos resúmenes que identifican los rasgos que aparentemente comparten las personas del mismo signo. Es uno de los tres signos de tierra (los otros son Virgo y Capricornio) y a él pertenecen quienes han nacido entre el 20 de abril y el 20 de mayo.

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