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Sociedad

‘Kidults’: ¿inmaduros o una nueva forma de entender la edad adulta?

Adultos Disney, adultos Potter… La nostalgia y los productos de la infancia son las asideras a las que se aferran tanto la generación millennial como la Z. ¿Muestra de inmadurez o signo de los tiempos que corren?

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W. Disney / U. Iwerks / W. R. Rodriguez
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06
marzo
2025

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W. Disney / U. Iwerks / W. R. Rodriguez

Cada año, Pinterest lanza sus Pinterest Predicts, las proyecciones de cómo cree que será ese período y cuáles serán las principales tendencias. La lista de 2025 es ecléctica, con un boom de la «estética de pescador» en moda o del rococó en decoración. Lo que se repite en un par de puntos es una especie de retorno a la infancia: en decoración importará la tendencia «niño interior» (pintar murales atrevidos o con colores distintos muebles y estancias) y en estética la «vida de muñeca» (con maquillaje de muñecas e inspiración extraída de Polly Pocket).

No son tendencias tan llamativas cuando se abre el foco y se analiza la vida adulta desde el prisma del siglo XXI. Para la generación millennial primero (los nacidos en los 80 y los primeros 90) y la Z (sus hermanos pequeños), la adultez tiene mucho que ver con las experiencias de infancia.

La consultora WSGN habla de la importancia que tendrán también en este 2025 los «forever young adults» (los adultos siempre jóvenes) y los kidults (un término que ha hecho fortuna fusionando las palabras en inglés para niño y adulto). «Alrededor del mundo, dura más el concepto de juventud. La adolescencia extendida, el retraso de la edad adulta y el boom de la población joven en algunas regiones cambiará cómo las marcas conectan y venden la cultura juvenil», aseguran. Este mercado creciente de lo juvenil tiene, en realidad, mucho más que ver con cómo se entiende la edad adulta en el Norte global que con el boom demográfico que ha hecho que haya más jóvenes en el Sur global. Como explica la consultora, en los países occidentales se sigue siendo joven bien entrados en los 30.

Esto lleva a que las pautas de consumo cambien. WSGN calcula que la etiqueta Tamagotchi acumula ya 558 millones de visionados en TikTok, y que los grupos para jugar a Dragones y Mazmorras viven un momento dorado. Este año, la cultura nostálgica crecerá entre los adultos. Lo cierto es que esto no es en absoluto nuevo: los millennials llevan entregándose a la nostalgia desde que abrieron una década atrás los primeros bares de cereales, en los que se refugiaban buscando las experiencias reconfortantes de sus infancias.

Para Hasbro, el 40% de los ingresos dependen del público de más de 18 años

Estos adultos-niños que coleccionan Funkos y consumen productos Disney se han convertido en un motor económico potente. Si las ventas de juguetes en España han subido un 25% ha sido gracias al público adulto, porque en realidad las ventas del mercado infantil caen en Europa. Son las personas adultas las que explican fenómenos como la película Barbie (que se llegó a pasar hasta en cines indie con subtítulos y atmósfera intelectual), los juegos más caros de Lego (850 euros por un set del Halcón Milenario) o posiblemente todo el universo Harry Potter (que ahora están pasando a sus hijos e hijas). Para Hasbro, por ejemplo, el 40% de sus ingresos dependen del público de más de 18 años, como recoge el Financial Times.

Pero ¿por qué estas personas adultas consumen productos y servicios que parecen pensados de entrada para la infancia? ¿No quieren crecer o es que como sociedad hemos cambiado y normalizado que te puedan interesar cosas mucho más variadas?

Desde fuera y especialmente desde las generaciones de más edad, se suele criticar este tipo de comportamientos. Se suele ver como una suerte de escapada: los kidults serían así personas adultas que simplemente se resisten a crecer, con síndrome de Peter Pan e infantiles.

La realidad es más bien otra. De entrada, todas estas personas adultas lo son en un contexto concreto. La Generación Millennial llegó a la edad adulta justo cuando estalló la crisis de 2008 y vio como todas las promesas que les habían hecho sobre cómo sería su futuro se esfumaban. Para la Generación Z, no hay otro mundo más que uno en permanente crisis. Eran escolares durante la Gran Recesión y entraron en la edad adulta en el momento en el que se encadenaban nuevas crisis. La nostalgia es, así, un paliativo, un refugio que da cierta paz.

Y, para continuar, no se trata de esconderse de la vida, sino más bien de buscar espacios para ganar bienestar. «Estás toda la semana trabajando y lo último que te apetece es salir de fiesta hasta las seis de la mañana y perder el día siguiente entero por la resaca», le explica a El País la psicóloga María Dolores Delblanch. Tampoco tienen el poder adquisitivo para hacer otras actividades de ocio más tradicionalmente vinculadas a la edad adulta, como hacer constantes escapadas de fin de semana. «Cuando estás emancipado, el fin de semana es el único momento que tienes para hacer las labores que no haces durante la semana, como poner la lavadora, limpiar la casa, ir a comprar. Así que la mejor opción termina siendo juntarse y jugar con los amigos», indica.

El ejemplo concreto de los «adultos Disney» es una muestra perfecta de todas estas contradicciones. Estos fans del universo Disney compran merchandising, viajan a sus parques temáticos y ven sus películas. Se les suele criticar por infantilizarse con este tipo de comportamientos, por no ser personas adultas y por dejarse arrastrar por una fantasía capitalista de hiperconsumo. Sin embargo, estas personas no dejan de ser adultas (un análisis de Newstatesman los perfila como con educación superior y con tendencias de izquierdas), que simplemente tienen en esto un hobby y unos intereses culturales.

Los seres humanos necesitan narrativas para entender el mundo que les rodea, y Disney puede crear una fantasía que los extrae del día a día y sus miserias

Según defiende un artículo en Los Angeles Times, los parques de Disney han sido diseñados para crear sensación de seguridad, algo que también necesitas en la edad adulta (y más en un contexto de estrés permanente). Como teorizan, los seres humanos necesitan narrativas para entender el mundo que les rodea, y Disney puede crear una fantasía que los extrae del día a día y sus miserias. Incluso, y como añade Newstatesman, cuando se critica a los adultos Disney se olvida que son un producto de su tiempo y de las dinámicas de consumo que llevan operando desde el siglo XX. Disney, como compañía, siempre ha buscado fidelizar de por vida a sus consumidores y aspira a ser una constante de consumo desde la cuna a, fríamente, la muerte. De hecho, nunca fue exactamente solo para niños y niñas: ya en los años 30 estaba vendiendo merchandising a las personas adultas.

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