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Energía

Fusión nuclear

La carrera por replicar la energía del sol

Son varios los proyectos en todo el mundo que apuestan por el desarrollo de esta nueva energía, que promete ser la fórmula para salvar al planeta.

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11
septiembre
2025

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La teoría es muy simple. La fusión nuclear es el proceso en el que dos núcleos ligeros se unen para crear uno solo, más estable y de mayor peso. Durante esta unión, el elemento resultante tiene una masa ligeramente inferior a la suma de los originales, y esa pequeña diferencia se libera como una enorme cantidad de energía. Así es como el sol genera energía.

En la práctica, sin embargo, replicar esto en la Tierra ha representado un desafío titánico para la comunidad científica. Para lograr este efecto se requieren temperaturas superiores a los 100 millones de grados Celsius y una intensa presión, que ayuda a los núcleos que por su carga positiva se repelen. Al alcanzar estas condiciones, el resultado es un plasma, una sustancia supercaliente que debe ser confinada y mantenida en una reacción prolongada para poder aprovechar la energía liberada.

Un solo vaso del combustible creado mediante este proceso tiene el potencial energético de un millón de galones de petróleo y podría generar, dependiendo del método, hasta nueve millones de kilovatios hora de electricidad, suficiente para abastecer una casa durante más de 800 años, según estiman los científicos consultados por el Financial Times. En un mundo donde la demanda de energía no deja de crecer y en medio de un contexto de descarbonización, la fusión se percibe como la respuesta idónea a esta ecuación. «Es complementaria a otras tecnologías bajas en carbono y no necesita competir con la solar o eólica», afirman los expertos del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) Energy Initiative. Actualmente, al menos 53 empresas en todo el mundo están desarrollando algún tipo de proyecto relacionado con esta nueva forma de producir energía.

Un solo vaso de este combustible tiene el potencial energético de un millón de galones de petróleo

De acuerdo con una encuesta realizada por la Fusion Industry Association (FIA), la financiación –uno de los mejores indicadores para prever la trayectoria de esta tecnología–, la inversión en estos proyectos ha rebasado los 9.700 millones de dólares (unos 8.300 millones de euros al tipo de cambio actual) en 2025. La cifra es cinco veces superior a la registrada en 2021, cuando la FIA realizó su primer estudio sobre el mercado. «El dato es una señal de la maduración de la confianza de los inversores», argumenta la organización. Aproximadamente, dos tercios de las compañías entrevistadas esperan tener una planta comercial viable y en funcionamiento en la próxima década. A pesar de que todavía no está en fase de producción, los grandes del mundo tecnológico ya están invirtiendo en esta energía.

Tal es el caso de Google (Alphabet), que recientemente ha firmado un acuerdo con Commonwealth Fusion Systems –una escisión del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)– para adquirir 200 megavatios de una planta de fusión en Virginia, EE. UU. El objetivo es que la red eléctrica de la big tech, y por ende sus centros de datos, se alimenten de esta energía a principios de la década de 2030. «La fusión tiene un enorme potencial como fuente de energía del futuro: es limpia, abundante e inherentemente segura, y puede construirse prácticamente en cualquier lugar», detalla la firma estadounidense en el comunicado de prensa donde anuncia su acuerdo. «Comercializarla es un reto inmenso y el éxito no está garantizado. Pero si funciona, podría cambiar el mundo al proporcionar un futuro energético más seguro y limpio», agrega. Hoy son más de 50 países los que están investigando sobre la fusión nuclear y la física del plasma, según la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés). En muchos experimentos se han logrado con éxito reacciones de fusión, aunque sin demostrar una ganancia de potencia neta durante periodos prolongados, explica el organismo internacional. Pero quizás pronto se logrará.

Hoy son más de 50 países los que están investigando sobre la fusión nuclear y la física del plasma

Al menos, es lo que se espera que ocurra con el proyecto ITER (siglas en inglés de Reactor Experimental Termonuclear Internacional), el más importante en fusión a nivel mundial. Está instalado en el sur de Francia (Cadarache) y utiliza la fusión por confinamiento magnético (empleando imanes gigantes). Su objetivo es demostrar una ganancia de potencia neta a escala y de forma sostenida, allanando el camino para futuras centrales eléctricas comerciales. En su desarrollo están involucrados una treintena de países (como EE. UU., Rusia, China, Japón y Corea del Sur), pero las naciones del Viejo Continente son responsables de más de la mitad de esta iniciativa. La idea es recrear una «pequeña estrella» en la Tierra.

La meta de lograr el primer plasma a finales de este año se pospuso a mediados de 2024, anunciándose que no ocurrirá hasta 2033. Este retraso se suma a la larga historia de promesas sobre la fusión –un fenómeno distinto a la fisión, donde los átomos se dividen y se producen residuos radiactivos significativos– que se vienen pregonando desde hace décadas. A pesar de ello, otros expertos trabajan fuertemente, cual Prometeo, en el intento de robar el secreto del fuego de los cielos.

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