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Nacho Sequeira

«Necesitamos espacios de diálogo entre gente senior y junior para entender que tenemos más cosas que nos unen que cosas que nos separan»

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Ana Urmeneta, Responsable de Sostenibilidad de Boehringer Ingelheim España, entrevista al Director General de la Fundación Exit, Nacho Sequeira. Exit trabaja para reducir el abandono educativo de jóvenes en situación de vulnerabilidad a través de diferentes proyectos que unen el mundo formativo y el empresarial. 


Todas las personas tienen talento. Sin embargo, las situaciones de vulnerabilidad social y de falta de medios de vida hace que en ocasiones este talento quede oculto. El futuro depende de la participación de las personas jóvenes en la sociedad y las empresas también deben contribuir al desarrollo de su potencial. Por eso, Boehringer Ingelheim participa en el Proyecto Coach de la Fundación Exit, una iniciativa que tiene como objetivo orientar y motivar a jóvenes en situación de vulnerabilidad social para evitar el abandono educativo temprano.

Con una dilatada trayectoria profesional en el sector privado y en el ámbito social, Nacho Sequeira, director de la Fundación Exit, conoce muy bien la importancia de crear redes entre empresas y centros formativos para fomentar la inserción laboral de la juventud desempleada.

Desde las empresas, ¿cómo podemos contribuir a la inserción laboral de las personas jóvenes y a crear oportunidades para ellas?

El rol de las empresas es clave porque estamos en un momento en el que el mercado laboral está cambiando muy rápido y creo que podéis aportar mucho valor, sobre todo, en dos grandes áreas: la orientación y la formación alineada con las necesidades del mundo de la empresa.

Te encuentras con la paradoja de que España, por ejemplo, es líder en paro juvenil, con un 28% y, en cambio, muchas empresas continuamente nos decís que no encontráis el talento que estáis buscando. Esa paradoja solo se vence logrando que las empresas se involucren en todo este proceso formativo para que, de verdad, la formación responda a necesidades que tenéis.

Desde la Fundación Exit, ¿cómo ayudáis a que las empresas podamos contribuir a mejorar esta situación?

Lo que hemos hecho es poner mucho foco en el área de orientación. Nos fuimos a buscar qué nos decía la evidencia internacional. Hay un informe de la OCDE muy interesante que analiza cuándo la orientación es efectiva. Se basa en un estudio con 67.000 adolescentes entre 14 y 16 años, a los que siguieron durante 10 a 15 años, que es algo poco habitual, y lo que analizaron es a quiénes les había ido mejor la vida.

Aquellas personas a las que les había ido mejor la vida tenían en común que, durante la etapa de los 14 a los 16 años, habían hecho de manera exhaustiva actividades centradas en tres áreas: autoconocimiento, exploración del mercado laboral y experimentación de profesiones. Y nosotros ahí ponemos un cuarto módulo, que es todo lo que tiene que ver con la toma de decisiones. Por eso, estamos centrando los esfuerzos en el área de orientación y, luego, en lo que llamamos formación escuela-empresa.

«Las personas jóvenes tienen muy claro que quieren conciliar el trabajo con otros aspectos de su vida que tienen mucho valor»

Cada vez más empresas están optando por el voluntariado corporativo vinculado con causas sociales. ¿En qué crees que beneficia a los empleados y a las compañías?

El voluntariado corporativo genera un win-win. Ayudas al colectivo al que quieres dirigir tu acción social y tenemos mucha evidencia, después de muchos años de proyectos de voluntariado corporativo, de que también impacta de forma positiva en las empresas. Pero no perdamos nunca el foco: un proyecto voluntario corporativo lo diseñas y lo empiezas a ejecutar pensando en un colectivo beneficiario.

Cada vez más empresas nos piden proyectos más puntuales, más divertidos, más ligeros. Y eso contrasta con lo que te piden los jóvenes, que son proyectos a más largo plazo donde se genere un vínculo. Por ejemplo, en el caso de jóvenes en situación de vulnerabilidad social, que tú generes un cierto vínculo, es lo que realmente va a ayudar a cambiar la vida de estos jóvenes. Por eso, mi llamada de atención es que no nos olvidemos de esos proyectos que tienen cierta duración y que generan un vínculo.

Esto me conecta mucho con el Proyecto Coach con el que colaboramos con Boehringer Ingelheim. Cuéntanos un poco sobre el proyecto y qué espera un joven de su coach.

Este proyecto lo iniciamos en 2008. No es casualidad, es el inicio de la crisis financiera. Aquí empezamos a hablar, sobre todo, con los departamentos de Recursos Humanos, de gestión de personas, de cómo podríamos diseñar un proyecto en el que trabajadores y trabajadoras de la empresa pudieran convertirse en estos coach del mundo laboral para que estos jóvenes pudieran ver vuestras empresas y descubrieran, de primera mano, con vuestra ayuda, cuál era la realidad y la perspectiva de futuro del mercado laboral. Así, a través de seis sesiones podemos tener ese viaje por el que el joven, por primera vez, entra en una empresa y lo hace acompañado de una persona que pasa a ser alguien que le inspira, le motiva y le orienta para que no abandone de forma prematura los estudios. Se basa mucho en la magia que se genera, en la conexión que se genera entre esas dos personas.

Las empresas estamos apostando por la innovación y se van creando posiciones nuevas que sabemos que vamos a necesitar en el futuro. ¿Cómo nos aseguramos de crear itinerarios que acompañan a los jóvenes para prepararse para estas posiciones?

La formación dual bien entendida quiere decir que la empresa se pone desde el principio codo con codo con el profesorado a diseñar el currículo formativo y pactan qué parte del contenido se impartirá en el aula y cuál dará la empresa. Y muchas veces, por el tipo de herramientas y de innovación tecnológica que solo tenéis las empresas, tiene mucho sentido que buena parte de esa formación ya la podáis impartir directamente en la empresa. Ahí está el secreto del éxito.

En Boehringer Ingelheim tenemos una visión holística de la salud. ¿Crees que hay relación entre la situación de vulnerabilidad y la salud de las personas?

Sin duda. Hay muchos estudios que demuestran que situaciones de vulnerabilidad acaban afectando en temas tan básicos como la alimentación, que termina generando a veces problemas de obesidad o de salud de diferente tipo. Y te diría que en los últimos años el temazo, y no te descubro nada que no sepas, es la salud mental, el bienestar emocional.

«Las empresas tienen que intentar dar más oportunidades a la gente joven para que pueda tener un acceso y una participación más activa en el mercado laboral»

Según un informe de las Naciones Unidas, una de cada dos personas discrimina a las personas mayores por su edad. Sin embargo, los jóvenes también manifiestan sentir que no tienen las mismas oportunidades y que son un colectivo muy discriminado. ¿Qué podemos hacer tanto las empresas como la sociedad para cambiar esta mirada?

Hay motivos reales que los jóvenes pueden exponer, como es la dificultad en el acceso al mercado laboral, a la vivienda… el coste de vida que se va elevando. En todo lo referente a lo que trabajamos más desde Exit, que es el acceso al mercado laboral, vemos un mercado muy polarizado con gente adulta que tiene, muchas veces, unas condiciones de estabilidad e, incluso, condiciones salariales más interesantes y, en cambio, jóvenes que tienen una precariedad en ese acceso al mundo laboral: las condiciones, las prácticas, todo el concepto de becarios que dificulta mucho ese acceso.

Creo que las empresas tienen que cambiar un poco esa lógica e intentar dar más oportunidades a la gente joven para que pueda tener un acceso y una participación más activa en el mercado laboral y en otros ámbitos.

En tu trabajo con jóvenes, ¿te dicen las razones que ven detrás de esto?

Ahora mismo hay una brecha generacional fuerte. Cuando hablamos con empresas se repite mucho el mensaje de que hay una generación de cristal, con unas expectativas desajustadas con lo que es la realidad, con una falta de esfuerzo o de cultura del esfuerzo. 

Y, en cambio, con los jóvenes, sobre todo, sale el tema de que para ellos y ellas el trabajo no tiene el mismo valor que ha tenido para generaciones previas. Tienen muy claro que quieren conciliar el tema laboral con otros aspectos de su vida que tienen mucho valor. Ahí sí que se está dando esa brecha generacional que dificulta el entendimiento entre las diferentes generaciones que conviven en una empresa.

¿Qué prácticas podemos desarrollar las empresas para asegurar este vínculo intergeneracional?

Hay que generar espacios de encuentro, espacios de diálogo. Hablábamos antes del Proyecto Coach. Al final, en este proyecto, lo único que hacemos es conectar a gente más senior con gente más junior y establecer canales de comunicación, lugares de encuentro donde se pueda producir ese diálogo. Yo creo que cualquier iniciativa que genere un diálogo lo más horizontal posible va por el buen camino. En uno de los vídeos que grabamos, preguntamos a voluntarios y jóvenes qué les había sorprendido más. Los jóvenes decían: «Oye, que son gente normal», pero, ojo, los voluntarios también decían «son gente normal». Ese gran descubrimiento, que es que somos normales, muestra que, de lo sencillo que es, es revolucionario: entender que tenemos muchas más cosas que nos unen que cosas que nos separan.

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