Advertisement
Educación

Desigualdad académica

El desafío de la excelencia en un mundo desigual

Disciplinas como la música, el deporte de élite o la investigación científica enfrentan barreras a la hora de desarrollar la excelencia: sin acceso a entrenadores, equipamiento o programas de formación, el talento se ve truncado.

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
25
febrero
2025

Imagina dedicar una hora diaria a tocar un instrumento musical o jugar al ajedrez. Según la «regla de las 10.000 horas», tardarías más de 25 años en alcanzar el nivel de experto. ¿Y si lo hicieras como un trabajo a tiempo completo? Quizás en cinco años podrías acumular esa cantidad de práctica.

En los años 90, el psicólogo Anders Ericsson descubrió que los mejores violinistas habían practicado unas 10.000 horas antes de los 20 años. Malcolm Gladwell popularizó esta idea en su libro Outliers, donde las 10.000 horas son el umbral mágico para convertirte en un fuera de serie. Pero la maestría en cualquier disciplina no depende solo del tiempo: es necesaria la práctica deliberada, un método estructurado basado en objetivos concretos, corrección de errores y retroalimentación constante.

Pero ¿qué ocurre cuando las condiciones no permiten una práctica rigurosa? ¿Qué pasa en contextos de bajos recursos, donde las oportunidades de formación son escasas y la educación especializada, inaccesible? En estos entornos, la práctica deliberada enfrenta dos problemas principales. Primero, la falta de profesionales experimentados dificulta que los estudiantes reciban la retroalimentación que necesitan para corregir errores y mejorar. Segundo, las oportunidades de entrenar de forma regular y con calidad son escasas.

Neurocirugía en contextos de bajos recursos

Piensa en la neurocirugía, una de las especialidades médicas más exigentes. En países con sistemas educativos y sanitarios avanzados, la futura neurocirujana debe dedicar entre 13 y 17 años a su formación, con acceso a mentores, laboratorios de simulación y cirugías supervisadas.

En cambio, en muchos países de renta baja, el acceso a formación de calidad es limitado. La falta de infraestructura, equipos modernos y especialistas que actúen como mentores dificulta la capacitación. Además, la carga asistencial es tan alta que muchas veces no hay tiempo ni recursos para entrenar adecuadamente a los residentes.

En África hay menos de 2.000 neurocirujanos para más de 1.300 millones de personas

La magnitud del problema es clara: en África hay menos de 2.000 neurocirujanos para más de 1.300 millones de personas, y nueve países aún no tienen ni un solo especialista en su territorio. Formarse en estas condiciones es un reto enorme.

Estrategias para cerrar la brecha

Ante estos desafíos, algunas iniciativas están transformando la realidad. Por ejemplo, el College of Surgeons of East, Central and Southern Africa (COSECSA), en colaboración con la Fundación NED, ha creado un modelo de formación que combina mentoría internacional, rotaciones en hospitales de referencia y cirugías supervisadas. Según el informe de la Cátedra VIU-NED sobre Educación, Neurocirugía e Impacto Social, este enfoque multifactorial está contribuyendo a la especialización neuroquirúrgica. Así, en dos décadas se han formado más de 75 neurocirujanos en África del Este, aumentando la disponibilidad de atención especializada en la región.

La teleformación permite acceder a clases y seminarios sin necesidad de viajar

Otra solución clave es la teleformación, que permite acceder a clases y seminarios sin necesidad de viajar. Además, la instalación y el uso de simuladores quirúrgicos reduce los riesgos asociados a la formación práctica. Las becas y programas de intercambio internacional también son fundamentales para que más profesionales puedan especializarse en entornos de alto nivel y luego aplicar sus conocimientos en sus países de origen.

Más allá de la neurocirugía: ¿es posible la excelencia sin recursos?

El reto de la práctica deliberada en contextos de bajos recursos no es exclusivo de la neurocirugía. Disciplinas como la música, el deporte de élite o la investigación científica enfrentan barreras similares: sin acceso a entrenadores, equipamiento o programas de formación, el desarrollo del talento se ve truncado.

Sin embargo, la historia demuestra que la excelencia puede surgir en cualquier contexto si existen suficientes oportunidades. Becas, mentorías y acceso a infraestructura educativa son claves para garantizar que la formación no dependa tanto del lugar de nacimiento y más del esfuerzo y la dedicación de cada persona. La práctica deliberada no es solo una cuestión de tiempo y esfuerzo, sino también una cuestión de justicia.

El reto es evidente. En un mundo ideal, la excelencia sería en gran parte resultado del esfuerzo individual en un entorno de oportunidades. En el mundo de hoy, debemos seguir trabajando para que esas oportunidades sean accesible para todos. Tal como dedicar una hora diaria a una pasión puede transformar una habilidad, hacer accesible esa posibilidad para todos es fundamental para convertir el potencial en impacto verdadero. Cada iniciativa que rompe las barreras en la formación allana el camino para que el talento impulse cambios concretos en las comunidades menos favorecidas.


María José García Rubio es codirectora de la Cátedra VIU-NED en Neurociencia global y cambio social, y Jose Piquer Martínez es director de la Fundación NED

ARTÍCULOS RELACIONADOS

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME