Los retos del lenguaje claro y la ley de accesibilidad para la sociedad española
Del mismo modo que una idea de negocio no se convierte en negocio hasta que se desarrolla un plan, poner a la persona en el centro no ocurre por arte de magia. La ley de accesibilidad puede ser la herramienta para hacerlo realidad.
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Llueve, las gafas se me mojan, tengo los dedos ateridos por el frío, necesito un taxi, quiero usar mi móvil, pero solo admite funciones táctiles. En estos momentos me acuerdo de mi amiga Rocío, invidente de nacimiento. Echo de menos que las funcionalidades que necesitan unos pocos no estén al alcance de todos. Qué egoísta, ¿no?
En cuestiones de accesibilidad, el mayor reto es cambiar nuestro punto de vista. Este artículo no está dirigido a personas con algún grado de discapacidad ni a sus familiares. Ellos ya son bien conscientes de las cosas que se pueden mejorar. Han luchado y siguen luchando para que todos cuenten.
Otras personas se identifican con este movimiento porque han conocido iniciativas para mejorar la accesibilidad y tienen un gran sentido de la ética, la justicia o la equidad. Otras creen en la comunicación clara porque, por ejemplo, abogan por una mayor educación financiera. O porque creen que a pesar del alto nivel de alfabetización (100% desde 2021, según la UNESCO) el acceso, comprensión y uso de la información aún presenta muchos retos.
Incluso si pensamos que la accesibilidad es para los demás, que levante la mano quien no haya sufrido alguna de estas limitaciones:
- No escuchar bien un vídeo por estar en un entorno ruidoso.
- No pulsar el botón correcto por tener la mano dominante ocupada.
- No seleccionar la opción adecuada porque los botones están demasiado cerca.
- Estar demasiado cansado para leer un texto largo.
- No entender bien lo que hay que hacer por estar en una situación o lugar que nos produce estrés (por ejemplo, seguridad del aeropuerto).
- No leer bien debido al tamaño de letra o el contraste de los colores.
- Sitios web que cargan despacio.
- La funcionalidad de acercar no funciona bien o al alejar no regresa donde debería.
Solucionar estas y otras dificultades es el objetivo detrás de la Ley Europea de Accesibilidad. Regula la adecuación de productos y servicios para que se puedan usar en una amplia gama de situaciones. El nombre de esta ley nos podría llevar a pensar que no nos afecta si no tenemos ninguna discapacidad permanente, pero la realidad, como ilustraba antes, es que todos experimentaremos alguna discapacidad temporal en nuestra vida.
¿Qué ha cambiado ahora?
La Ley 11/2023 que traspone esa Directiva europea es de obligado cumplimiento desde el 28 de junio de 2025. Va más allá de las condiciones básicas establecidas para la accesibilidad de las personas con discapacidad en el Real Decreto 193/2023 y otros reglamentos relacionados. Esta ley se fija en el conjunto de la población, por eso nos beneficia a todos.
Por eso, para mí, el mayor reto para esta ley es que comprendamos que no es para unos pocos.
¿En qué se beneficia mi empresa con la ley de accesibilidad?
Ya hemos visto las posibles ventajas como usuarios y consumidores, pero ¿qué puede aportar a mi empresa?
Uno de los aspectos que incluye es que las interfaces y webs deben ser más sencillas. Si el concepto de lenguaje claro ya se había introducido en las leyes, este enfoque de la comunicación clara nos puede ayudar mucho en su diseño. La interacción con clientes y empleados cada vez es más digital y a menudo nos lanzamos a crear interfaces que no responden a lo que necesitan los usuarios.
En los últimos años han proliferado las publicaciones de gestión empresarial que hablan de «poner al cliente o al empleado en el centro». También lo denominamos mejorar «la experiencia de usuario (UX)». Muchas empresas y directivos tienen un deseo genuino de llegar a todos. Con un buen plan de accesibilidad lograremos reducir consultas y reclamaciones, lo cual ahorra tiempo. Al reducir las quejas y solucionar problemas cotidianos, tendremos unos clientes o usuarios que se ven atendidos y escuchados. Esta puede ser la mayor ventaja competitiva: mejorar la percepción de los clientes y empleados y con ello la fidelización e identificación con la marca.
¿Cómo puedo desarrollar ese plan?
Del mismo modo que una idea de negocio no se convierte en negocio hasta que se desarrolla un plan, poner a la persona en el centro no ocurre por arte de magia. La ley de accesibilidad puede ser la herramienta para hacerlo realidad. Y desarrollar un plan de accesibilidad con un enfoque de comunicación clara nos ayudará a hacerlo realidad.
Debemos empezar por tener la formación adecuada para podernos abstraer de nuestra propia experiencia y conocimiento. Dejar nuestros sesgos de lado. Pasar de pensar que siempre lo hemos hecho así a pensar qué información busca quien nos lee, si la entiende bien y si la utiliza bien. Integremos equipos multidisciplinares para abordar el diseño de la estructura de la información desde diferentes puntos de vista. Para poner de verdad a la persona en el centro debemos integrar al usuario en ese equipo, si no, no sabremos de verdad si está funcionando.
Recuerda que, con la abundancia de información, cada vez es más importante leer mejor, escribir mejor y comunicarnos mejor. La ley de accesibilidad puede ser la herramienta para que nuestra empresa destaque.
Arancha Caballero es fundadora y CEO de Nuadda Translations y presidenta de ANETI
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