Sociedad
¿Está acabando el ‘multitasking’ con nuestra concentración?
La multitarea se ha generalizado como el método de trabajo predominante, pero en muchos casos sus consecuencias no son positivas. Una de las más extendidas es, precisamente, la dispersión.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2022
Artículo
Recibir una llamada y contestar mientras enviamos dos correos, tomar un café mientras respondemos una consulta o comer al mismo tiempo que mantenemos la reunión del día. El ‘multitasking’ (o multitarea) se ha generalizado como como el método de trabajo predominante, pero parece que en muchos casos sus consecuencias no se perciben como positivas. Una de sus efectos más extendidos no es otro que la dispersión.
Realizar distintas actividades al mismo tiempo impide que nos concentremos profundamente en alguna de ellas. La consultora Devora Zack, autora de Singletasking: Get more done, explica que lo que las personas denominan multitarea es en realidad lo que la neurociencia llama cambio de tarea, lo que significa variar rápidamente de unas actividades a otras. «Este cambio no solo reduce la productividad en un 40%, sino que también reduce nuestros cerebros», afirma. Otros riesgos asociados a esta dinámica incluyen problemas de memoria, estrés crónico o una reducción de la eficiencia.
No obstante, algunas visiones y estudios más recientes no muestran tanta negatividad sino que aportan un enfoque distinto a la fijación cognitiva o, lo que es lo mismo, al reverso de esa distracción que promueve la actividad simultánea. Y es que este enfoque prolongado en una misma labor constituye una barrera para la creatividad.
El profesor Jackson Lu y su equipo de la Columbia Business School llevaron a cabo una prueba de laboratorio sobre la creatividad en la que las personas que participaban tenían que pensar en todos los usos que se les ocurrieran para un objeto cotidiano en un período de tiempo limitado. Completaron la tarea dos veces, buscando usos para un ladrillo y un palillo de dientes, con la diferencia de que a una parte del grupo se le pedía que lo hiciera prestando toda su atención a uno de los objetos y a otra parte se les requería que alternaran entre ambos. El resultado es que quienes empleaban la multitarea tuvieron mejores resultados. La pregunta que surge de esta conclusión es si realmente sus mejores destrezas se debieron a variar de un objeto a otro o a los pequeños tiempos de descanso.
La multitarea puede provocar problemas de memoria, estrés crónico o una reducción de la eficiencia
«La atención es un proceso cognitivo y comportamental que se basa en concentrarse selectivamente en un fragmento concreto de información, mientras ignoramos otra información perceptible», explica el neurocientífico José Ramón Alonso. «Sin embargo, pensar en las musarañas, en particular de forma intencional, es algo que fomenta la creatividad y genera un aumento de la conectividad cerebral entre las dos redes clave que controlan nuestra atención: el sistema ejecutivo y la red por defecto, dos circuitos neuronales que están en constante pugna el uno con el otro». Eso sí, Alonso se refiere a focalizar en «musarañas concretas», es decir, no en dejar la mente de paseo, sino en centrar los pensamientos en un tema determinado y mantenerlo dentro de ciertos límites.
Una vez que hemos llegado a este punto cabría preguntarse si las distracciones son un hecho natural del cerebro o si, por el contrario, se deben a condicionantes externos. Según la neurociencia, parece que ganaría la primera opción. Nuestro cerebro dirige su atención inconscientemente hacia todo lo que cambia o se mueve. Además, resulta imposible mantener la concentración al máximo durante un tiempo indefinido.
Diversificar la atención es inherente a nuestro desarrollo, pero no tiene nada que ver con realizar al mismo tiempo varias tareas de carga intelectual
Beatriz Arantes, investigadora y psicóloga de la consultoría de espacios de trabajo Steelcase indica que no podemos evitar distraernos en la oficina, ya que es algo arraigado en nuestra evolución como seres humanos. «Desde el punto de vista de la supervivencia, era importante atender al entorno, ya que podría haber algo que fuera una oportunidad o una amenaza», asegura. Es decir, diversificar la atención ha sido algo inherente a nuestro desarrollo, pero es evidente que para nuestro cerebro nada tiene que ver realizar al mismo tiempo varias labores de una carga intelectual elevada que interrumpir la redacción de un informe para tomar un café con el equipo de trabajo.
Una conversación distendida puede generar relajación y también aprendizaje, al igual que una visita por alguna red social. Lo más recomendable parece, por tanto, reservarse períodos de la jornada laboral para ejercitar esa concentración y dejarse llevar, en otros tramos, por esas distracciones que harán más llevadero el (en muchos casos) incesante y estresante trabajo. Productividad, sociabilidad y placer en un equilibrio óptimo para nuestras neuronas.
COMENTARIOS