Desde protección frente a inundaciones hasta reguladores térmicos...
7 ejemplos de soluciones basadas en la naturaleza
La naturaleza ofrece respuestas eficaces y rentables para afrontar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
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La mentalidad industrial provocó una separación entre el hombre (especialmente en los núcleos urbanos) y la naturaleza. Todo progreso pasaba por dominar el territorio con la técnica y someterlo a las necesidades de abundancia de las sociedades modernas.
Sin embargo, cada vez más evidencia apunta a que la sostenibilidad requiere que la naturaleza vuelva a ser incorporada en la toma de decisiones, no solo como un elemento estético, sino como un componente activo capaz de regular el clima, purificar el agua, mantener la fertilidad del suelo y ofrecer recursos.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza asegura que las soluciones basadas en la naturaleza «no solo son herramientas útiles, sino imprescindibles para abordar la doble crisis mundial de pérdida de biodiversidad y cambio climático».
«Desde invertir en la restauración de tierras y costas degradadas hasta optimizar el rendimiento de las infraestructuras tradicionales, como presas y diques, ahora hay evidencia abrumadora que demuestra que la naturaleza desempeña un papel fundamental en la satisfacción de nuestras necesidades sociales», subraya la organización.
Fitorremediación contra la contaminación
Esta técnica utiliza la capacidad de algunas plantas para absorber y metabolizar contaminantes (como metales pesados o compuestos radioactivos) que están presentes en el suelo.
La fitorremediación permite reducir costes de otros procedimientos artificiales más caros y favorece la restauración del suelo de manera natural.
La fitorremediación favorece la restauración del suelo de manera natural
Infraestructuras verdes en las urbes
Repensar el urbanismo es una de las maneras más eficaces de afrontar los problemas de sostenibilidad, puesto que, según los datos del Banco Mundial, «aunque las ciudades ocupan solo el 2% de la superficie terrestre del planeta, consumen más del 66% de la energía del mundo y representan más del 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero».
Entre las posibilidades se encuentra la apuesta por techos y fachadas verdes, que mejoran el aislamiento y regulan las temperaturas interiores, optimizando así la eficiencia energética de los edificios.
Humedales para depuración de aguas
Los humedales usados para tratamiento de aguas «tienen el potencial de eliminar hasta el 60% de las cargas metálicas, atrapar y retener hasta el 90% de la escorrentía de sedimentos y eliminar hasta el 90% del nitrógeno. A diferencia de los sistemas de tratamiento de agua de hormigón, los humedales purifican el agua de una manera rentable y eficiente desde el punto de vista energético, lo que proporciona numerosos beneficios tanto para las personas como para la fauna silvestre».
Así lo asegura Wildfowl & Wetlands Trust, una ONG británica dedicada a la conservación de humedales y fauna asociada fundada en 1946 y que aboga por utilizar estos ecosistemas para la depuración.
Manglares como barrera natural
Entre las razones para cuidar y conservar los manglares –vegetación que puede sobrevivir tanto en agua dulce como salada–, el Banco Mundial destaca su rol como reservorios de biodiversidad y papel como muros naturales de las costas.
Datos de la organización The Nature Conservancy subrayan que, sin esta barrera vegetal, 18 millones más de personas sufrirían cada año los impactos de las inundaciones.
Ciudades esponja
El concepto de la ciudad esponja tiene como objetivo paliar el problema de la disponibilidad de agua en los núcleos urbanos y mejorar su gestión mediante el reaprovechamiento del agua de lluvia.
Para esto se utilizan, entre otros, sistemas de drenaje basados en la biorretención, aprovechando plantas para tratar las aguas pluviales, y jardines de lluvia destinados a recolectar agua para evitar que inunde las calles e instalaciones.
Turberas para almacenar carbono
Los datos recabados por la UICN aseguran que las soluciones basadas en la naturaleza podrían proporcionar alrededor del 30% de la mitigación rentable necesaria para 2030 a fin de estabilizar el calentamiento por debajo de los 2 °C.
Una de las más eficaces es la promoción de turberas, ecosistemas anegados que, aunque cubren solo el 3% de la superficie, almacenan el doble de carbono que todos los bosques del planeta.
A pesar de su relevancia, solo el 19% de todas las turberas se encuentran en zonas protegidas y los expertos abogan por iniciativas globales de protección de estos ecosistemas.
Agroforestería
Fuera de los núcleos urbanos, el mundo rural también está necesitado de soluciones basadas en la naturaleza para
En ese sentido, destaca la agroforestería como técnica que integra árboles con sistemas de cultivo y ganadería. La FAO asegura que «es una solución basada en la naturaleza que puede diversificar y sostener la producción para aumentar los beneficios sociales, económicos y medioambientales».
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